Kurasu no Daikiraina Joshi to Kekkon Suru Koto ni Natta - 4-Capítulo 4
Capítulo 4: Un Vínculo
Era un paisaje impresionante. Las cortinas en la parte de atrás se balancearon de izquierda a derecha debido a la ventana abierta, mientras un hada blanca como la nieve se sentaba en la cama. La luz que entraba en la habitación iluminaba su cabello plateado, mientras sus translúcidas piernas desnudas dibujaban una curva. El hada estaba encima del joven, susurrando su dulce amor. Los besos iniciales de sus labios finalmente acabaron fundiéndose en un beso profundo.
El joven era en realidad el esposo de Akane y el hada su hermana menor, pero por un breve momento, Akane se olvidó por completo de eso. La forma en que se entrelazaron creó una especie de pintura, haciéndola sentir menos como una escena de la realidad y más como un sueño febril. Sin embargo, junto con un dolor sordo, este sentido de la realidad volvió rápidamente.
“¡¿Q-Qué estás haciendo ?!”
Incapaz de entender la situación que se desarrollaba frente a ella, Akane tuvo que dejar escapar una voz estupefacta cuando Saito se despertó lentamente.
“¿Hmm…? ¿Qué está pasando…?”
Con una expresión somnolienta, miró a Shisei encima de él. Sus labios acababan de alejarse, ya que la mano de ella todavía estaba en su mejilla.
“Sh-Shisei-san estaba… besándote…”
“¿Besar…?” Saito entrecerró un ojo y se pasó el dedo por el labio.
Shisei no parecía nerviosa ni apresurada en lo más mínimo, y se levantó tranquilamente de la cama. Sus pies descalzos tocaron el suelo, mientras una brisa hacía revolotear su bañador blanco.
“No hay por qué hacer tanto drama. El primer beso de mi hermano no fue con Himari, sino con Shise”.
“¡¿Qué?! ¡¿Qué significa eso, Saito?!” Akane se aferró agresivamente a eso.
“¡También es la primera vez que oigo hablar de eso! ¡¿Qué quieres decir?!” Saito agarró a Shisei por los hombros.
“Cuando teníamos cinco años, mi hermano se quedó a dormir y, por la noche, tenía un aspecto tan delicioso que Shisei le dio un beso. Ese fue el primero beso para los dos”. Declaro Shisei con calma.
“Porque tenía un aspecto delicioso… Pero ese tipo de cosas es lo que harían los amantes”.
“¿…?” Shisei inclinó la cabeza.
Saito se rascó la mejilla y suspiró.
“Bueno, eso fue cuando éramos niños, así que eso no cuenta”.
“…Sí, no cuenta.”
Una sombra apareció en el rostro de Shisei como si se sintiera sola o herida. Normalmente, Akane luchaba por leer las expresiones de Shisei, pero ahora podía darse cuenta. Ella quiere que cuente.
“¡Oye, Saito! ¡Eso es cruel! ¡Te mataré!”
“¡¿Por qué tienes que matarme?!”
“¡Porque esto es…!”
Akane estaba lista para irse, pero Shisei tiró de su manga, deteniéndola. Probablemente quería que Akane no dijera nada.
“¡De todos modos, tienes que arrepentirte con la muerte! ¡Córtate el vientre y acaba con todo!”
“¡¿Aunque ni siquiera sé lo que hice?!”
“¡Sólo que estes vivo es un crimen cuando eres tú!”
“¡Eso es demasiado cruel, ¿no crees?!”
Saito parecía totalmente desconcertado ante esto, pero Akane tampoco podía sincerarse. Y al mismo tiempo, Saito era un hombre muy pecador. Si no se hubieran conocido, Akane no se sentiría así. No tendría que pelear con su mejor amigo, y no pasaría todas esas noches sin dormir. Por eso era más que justo culparlo.
“No hay necesidad de enfurecerse por un primer beso. Cada vez que Shise se iba a dormir la siesta con mi Hermano o cuando se quedaba a dormir, Yo lo asaltaba mientras dormía”.
“¡¿Cada vez?!”
“¡Eso también es una novedad para mí!”.
Tanto Akane como Saito estaban totalmente desconcertados.
“No había razón para decirlo, así que Shise no lo hizo. Como resultado, Shise se había comido los labios de mi Hermano miles de veces”.
Shisei se lamió con calma sus labios rojos. Incluso ese gesto era extremadamente hermoso y absolutamente injusto.
“Eres consciente de que se supone que no se me debe comer, ¿verdad?”
“Un poco”.
“No es solo un poco. Por favor”. Saito se alejó un paso de Shisei.
“Error de Shise. Soy plenamente consciente”. Dijo y se aferró a él.
“Entonces… bueno, supongo que es suficiente”.
“¡¿En qué mundo sería eso suficiente?!”
Akane estaba totalmente desconcertada por la actitud indiferente de Saito. Ella sabía que él no era del tipo serio, pero esto definitivamente era demasiado.
“No es como que nos perjudique ahora…”.
“No es gran cosa”. Shisei asintió.
“Incluso si ese es el caso, ¡todavía no puedes hacer eso!”
“¿Por qué?”
“¡Porque… es lascivo!”
“¿Lo es…?” Saito miró a Shisei.
“No tiene significado lascivo. Es una simple expresión de amor familiar. Normal de donde vino el padre de Shise”. Shisei se puso de puntillas, empujando la cabeza hacia Saito.
“Oh, eh. Supongo que la diferencia de cultura explicaría eso”.
“¡No le des la razón, así como así!”. Akane apartó a Shisei de Saito, y salio corriendo fuera de la habitación.
Se llevó a Shisei con ella, mientras corrían por el pasillo. El sonido de las pesadas botas resonó en el suelo de linóleo. A pesar de que el hospital tenía una atmósfera melancólica y reservada, el cuerpo de Akane estaba increíblemente caliente. El paisaje que acababa de presenciar seguía grabado a fuego en sus retinas, sin abandonar su mente. Salieron del jardín, donde Akane por fin soltó la mano de Shisei. Shisei miró a Akane como una muñeca sin vida, mientras estaba rodeada de hermosas flores blancas.
“¿Por qué has traído a Shisei aquí? ¿Es la hora de comer?”
Ambas sabían que jugar con eso era inútil. Akane no sabía cómo sacar el tema, pero era consciente de que tenían que aclararlo ahora mismo. Con los dedos sudorosos y apretados, habló.
“Shisei-san, ¿te… gusta Saito…?”.
La expresión de Shisei cambió ligeramente.
“He estado con Saito desde que nací. He visto lo genial que puede llegar a ser, lo cutre que puede llegar a ser, lo lindo que puede llegar a ser… Lo sé todo. Si estuvieras en mi lugar, ¿serías capaz de evitar desarrollar sentimientos?”
“…”
Esa respuesta por sí sola era suficiente. Había algo raro en Shisei ahora mismo. Incluso la forma en que llamó a Saito estaba fuera de lugar. Actuaba mucho más madura que de costumbre, ya que no había ni un atisbo de su personalidad de hermana pequeña.
-Así que… ¿ésta es la verdadera cara de Shisei-san?
Si es así, ¿en qué consistía la actuación habitual de Shisei? ¿Qué hay de la Shisei que actuaba como una gata mimada alrededor de Saito, la Shisei que era querida como una mascota por sus compañeros de clase? Ahora mismo, su pequeño cuerpo emitía un contradictorio nivel de madurez y elegancia, mientras en sus ojos brillaba una luz clara y decidida.
“No se lo digas a Saito”. Shisei dio un paso más cerca, lo que casi asustó a Akane.
“¿Por qué…?”
“Porque no quiero destruir los lazos que hemos construido durante todos estos años”.
“Pero… él definitivamente te aprecia, Shisei-san”.
“Como su hermana pequeña. Nada más”.
“…”
Esas palabras, que albergaban un profundo dolor en su interior, hicieron que el pecho de Akane se apretara. Akane era igual. Saito la trataba como a un miembro de la familia, pero eso era todo. Akane comprendía el dolor de no ser amada como miembro del sexo opuesto.
“La habilidad de cálculo que recibí al heredar la sangre de la Familia Houjou supera con creces la media. Usando eso, realicé las simulaciones… millones de veces. Simulé el mundo que tenía en mente. Cómo podría hacer mío a Saito. Qué elecciones y acciones tendría que tomar para que Saito desarrollara sentimientos por mí. Sin embargo… era imposible”. Shisei se apoyó contra la pared, luciendo como una persona mayor que se estaba quedando sin vitalidad.
Palabras débiles pero apáticas salieron de su boca, mientras sus dedos alcanzaban el cielo, encontrándose con aire vacío.
“Seguí simulando este mundo. Desde el nacimiento… hasta la muerte. Pero nunca pude ver un mundo donde Saito y yo fuéramos amantes. Así que el siguiente mejor escenario… era vivir juntos como hermanos. Estar… en este mundo. Es por eso que ‘Shise está bien como la hermana menor de mi hermano’”.
Sólo que esa parte tenía una entonación diferente, casi como si se deslizara hacia una personalidad diferente. O tal vez era como un canto para decirse a sí misma. Pero ante esta lógica, Akane seguía sin poder tragársela.
“Cálculos… Pero nunca se sabe en la realidad, ¿verdad?”.
“Por supuesto. Todo lo que sucede en este mundo, sucede exactamente como Shise lo imaginó. Y sin embargo, mi hermano es el único que no se mueve como Shise quiere”.
“¡No deberías rendirte antes de intentarlo! Sigo perdiendo contra él durante los exámenes, ¡y aun así no flaqueo! ¡Siempre creo que puedo ganar! No hay absolutos”.
Shisei escuchó en silencio y acercó su rostro al de Akane.
“Entonces, ¿qué? ¿Te parecería bien que Shise te robare a mi hermano?”.
“Eso es…”
Akane no se veía ganando. Incluso Himari era más que una oponente formidable, pero Shisei estaba muy lejos de su alcance. Sobre todo, porque Shisei sabía todo sobre él. Pero, aun así, Akane no quería ver a Shisei triste. Esta linda chica siempre la ayudaba a reconciliarse con Saito, y lo ayudaba cuando nadie más lo hacía. Quería que Shisei fuera feliz… aunque eso le costara a Akane su propia felicidad.
-Puedo… soportarlo.
A quien le gusto primero a Saito fue Shise, también. Akane estaba acostumbrada a ponerse en segundo lugar. Y este matrimonio no necesitaba ningún sentimiento romántico, para empezar. Al principio, era sólo un medio para alcanzar su sueño.
“Realmente eres amable, Akane. Pero no puedes renunciar fácilmente a las cosas que quieres”.
Shisei se giró mientras su cabello plateado revoloteaba.
“¡¿Y estás de acuerdo con esto, Shisei-san?!”
Llamó a su espalda, sintiendo que esta podría ser su última oportunidad. Akane no quería que se convirtiera en un sacrificio sólo para que ella misma pudiera ser feliz. Eso no se lo podía perdonar.
“Por supuesto”.
Shisei se dio la vuelta una ultima vez, sonriendo como una diosa amorosa.
Llegó el coche que iba a recoger a la gente del hospital. Saito se cambió la bata del hospital por su ropa informal, sentándose dentro de la limusina. Como su ropa del viaje a la cueva estaba hecha jirones y ensangrentada, un sirviente le había traído previamente un traje nuevo. Y con Saito sentado en el centro, tenía a Akane y Shisei a su izquierda y derecha.
“…”
“…”
Ninguna de las dos se atrevió a mirar al otra y se limitaron a permanecer en silencio. El aire en el coche era increíblemente rígido e incómodo. Algo no encajaba en aquellas dos desde que salieron del hospital.
“¿Ustedes… tuvieron una pelea o algo así?”
Incapaz de soportar el silencio por más tiempo, Saito habló.
“No nos peleamos”.
“No lo hicimos”.
Contestaron al mismo tiempo, seguido de más silencio. Una vez más, Saito se quedó confundido. Esposa y hermana… ambas son familia, y Saito quería que se llevaran bien. Pero, pensó que callarse sería mejor para no causar más peleas. Tras unos minutos de incómodo silencio, llegaron de nuevo a la villa de la familia Houjou. Saito y los demás entraron, mientras Tenryuu se acercaba a saludarlos.
“Así que finalmente haz vuelto. ¿Son conscientes de que son los sucesores de la familia Houjou? Si les ocurriera algo, nuestro linaje moriría”.
“El examen físico no mostró problemas, así que déjalo pasar. Y si hay problemas, puedes clonarme”. Saito se encogió de hombros.
Para el grupo Houjou, eso debería ser fácil de conseguir. La familia continuará incluso sin él como sucesor.
“Sólo he venido a tomar mis pertenencias, así que nos iremos pronto”.
“Quédate aquí hasta que recuperes la salud”. Tenryuu intentó detenerlo.
“Estoy bien. Sólo tropecé, eso es todo”.
“Pero nada bueno saldrá de que te excedas. te quedas Esa es una orden”.
“Una orden…”
¿Por qué estaba tan desesperado por detener a Saito de esta manera? Akane dijo que Tenryuu no era una persona malvada, pero seguramente no se preocuparía tanto por su nieto. Y como Saito estaba completamente desconcertado, sus padres aparecieron desde la parte más profunda de la villa. Su madre abrió los brazos de par en par, corriendo hacia Saito.
“¡Saito!”
“¡¿Así que estabas bien?! ¡Estábamos tan preocupados por ti!”
El padre de Saito puso sus brazos sobre su hombro.
“… ¿Qué?” Saito dudaba de sus oídos.
¿Preocupados? ¿De quién? ¿Por quién? Por mucha fiebre que tuviera Saito, sus padres se iban al cine o de compras… ¿y ahora estaban preocupados? Cuando rompió un vaso de cristal y empezó a sangrar agresivamente, sus padres le ignoraron. Así que Saito se curó él mismo la herida, sólo para que su tía le regañara. Y fue entonces cuando aprendió que la gente debe ir al hospital cuando está gravemente herida.
“… ¿Qué clase de broma es ésta?” Saito entrecerró los ojos y miró fijamente a sus padres.
“No es una broma. Estábamos realmente preocupados. ¿Qué haríamos si nuestro precioso hijo falleciera tan pronto? Por eso hemos venido corriendo ahora mismo”.
“¿Pero podrías haberme visitado en el hospital?”
“¡No queríamos interferir en el examen físico ni en el tratamiento! Así que decidimos esperar aquí a que volvieras”. El padre de Saito formó un puño delante de su pecho mientras miraba hacia abajo de forma exagerada.
-Qué mentira tan descarada.
Y aunque Saito lo sabía, permaneció en silencio. Incluso hablar más que esto era una pérdida de tiempo. No sabía qué estaban tramando exactamente con esto, pero sabía que era inútil hablarles en este momento. Prefería irse a casa y leer más libros. Sin embargo, su padre no le dejó ir.
“Ahora, volvamos a nuestra casa”.
“¿Nuestra casa…?” Saito sentía que algo no iba bien.
La sensación de la mano de su padre era totalmente repugnante. Más aun teniendo en cuenta que nunca había sido abrazado por su propio padre. Mientras tanto, su madre creó una sonrisa falsa.
“Reflexionamos sobre nuestras acciones. Y nos dimos cuenta de que te dimos demasiada libertad. Por eso te caíste por ese acantilado, ¿verdad?”
No se cayó, simplemente tropezó y rodó hacia abajo, pero ni siquiera se acuerdan de eso. Obviamente, porque no les interesa. No podría importarles menos Saito. Y entonces, su padre también creó una sonrisa falsa.
“Es por eso que hemos decidido que es hora de volver a casa. Además, no tiene sentido que dos estudiantes de preparatoria tengan que vivir juntos y casarse”.
“E-Espera, ¡¿de dónde ha salido eso?!”. Akane se puso pálida.
“Vamos, Saito. Vámonos”. Su padre tiró de su brazo.
“Vivamos juntos como una familia normal. Prepararé algo de tu comida favorita. Incluso puedes comer ramen instantáneo”. Las uñas de su madre se clavaron en su brazo.
“No… yo…”
Saito se sorprendió de que casi sacudió la cabeza. Se dio cuenta de que no quería ir a casa con sus padres. Quería seguir viviendo con Akane. A pesar de que no era más que problemas al principio. A pesar de que siempre quiso tener más tiempo para sí mismo. Ahora mismo, apreciaba la comida de Akane. Y disfrutaba pasar tiempo con ella después de la cena. Todavía peleaban mucho debido a la diferencia de valores, y a menudo era agotador estar viviendo bajo el mismo techo con ella… pero aun así, él quería estar con ella.
Y cuando se dio cuenta, se quedó perplejo. ¿Cómo había cambiado tanto? No entendía sus propios sentimientos. A pesar de que debería ser capaz de entender todos los fenómenos de este mundo. Al mismo tiempo, sus padres debieron haber tomado su silencio como una afirmación, o tal vez ni siquiera les importó, ya que sólo trataron de arrastrarlo afuera. Pero por supuesto, a Akane no le gustaba que trataran a Saito como si fuera un objeto. Quería detenerlos… ¿Pero tenía el derecho de hacerlo? ¿Realmente podía entrometerse en los asuntos de otra familia? Si ella causaba problemas más allá del punto de no retorno, seguramente se arrepentiría. Y Akane no sabía lo que Saito realmente deseaba. Pero Tenryuu miró a sus padres.
“¿Por qué estás tratando de hacer esto? Fui yo quien ordenó este matrimonio, y Saito aceptó el contrato. No permitiré que te lo lleves a rastras”.
Pero el padre de Saito fulminó a Tenryuu con la mirada.
“No necesito tu permiso. Tengo la patria potestad sobre Saito, y podemos decidir cómo vivirá su vida a partir de ahora”.
“La edad actual de consentimiento son los 18 años. Dado que la patria potestad solo dura hasta entonces, Saito puede elegir libremente qué contrato firmar”.
“¿Qué…?”
El padre de Saito se congelo.
“¿Ni siquiera eras consciente de eso? Vaya, sí que careces de talento en todos los aspectos”, resopló Tenryuu con desprecio.
“¡No carezco de talento!”
Se le salió una vena de la cara.
“Sí, claro que sí. No heredaste el talento de la familia Houjou. Eso no se puede evitar. Sin embargo, lo usaste como excusa y nunca intentaste mejorar. La gente normal de este mundo se arrastra por el suelo para conseguir la más mínima mejora, y sin embargo tú sólo confías en la influencia financiera de la familia”.
“¡Pero de todas formas tenienes demasiado dinero, así que no tiene sentido que trabaje! Las inversiones al azar me ayudaran a pasar la vida”.
La declaración del padre de Saito hizo que Akane sintiera que iba a vomitar. Como eran sus padres, no debería sentir tanto asco hacia ellos, pero tuvo que apartar la mirada. Aunque se parecía a Saito, no podía ser más diferente. Entonces, Tenryuu declaró con calma.
“El dinero existe para crear nuevo valor en la sociedad. No existe para dejar que la gente que ha nacido en la riqueza sea parásita y viva en la indolencia”.
El padre de Saito comenzó a gritar mientras escupía por todas partes.
“¡Cállate! ¡Si quieres ser un bastardo en esto, entonces nosotros también tenemos una idea!”
“¿Oh? ¿Y qué podría esperar conseguir una mente tan tonta como la tuya?”. Tenryuu se cruzó de brazos y miró al padre de Saito.
El hombre mostró una sonrisa retorcida, mientras se reía de sí mismo.
“Vamos a filtrar a los medios de comunicación la relación que tienen tu nieto y esa mujer. El sucesor del Grupo Houjou vive con una mujer cualquiera, a pesar de estar en la escuela preparatoria… Y los medios de comunicación se tragarán una historia tan obscena, ¿verdad?”.
“Bastardo…” A Tenryuu le dio un espasmo en la mejilla.
“La imagen pública del Grupo Houjou se desplomará. La preciada empresa que quieres que herede tu nieto será un desastre. ¿Y? ¿Qué le parece eso?”
“¿Acaso entiendes lo que sucederá si haces eso?”
“¡Nada en absoluto! Me echaste del grupo. ¡No obtengo nada de ti, así que no tengo que escuchar tus órdenes!”
“¿No recibes nada…? ¿Has olvidado toda la deuda que me creas por seguir dejando esa vida tuya que no vale nada?”.
“¿Eh? ¡Pagaré esa deuda, así que deja de llorar!” Rugió y sacó un fajo de dinero del bolsillo de su pecho, arrojándolo al aire.
El dinero se esparció, llenando el aire como pétalos de flores en primavera. Incluso llovió sobre la cabeza de Saito.
“¡Este es el dinero para comprar a tu nieto! Esto es todo lo que tengo sobre mí en este momento, pero traeré el resto eventualmente. ¿Estás satisfecho ahora?”
Akane sintió una punzada de dolor recorrerle el pecho. ¿Cómo podía decir algo así delante de su hijo? ¿Y por qué Saito estaba tan tranquilo a pesar de ser tratado como un objeto? No, esto debía ser sólo superficial. Sus ojos estaban muertos, y toda emoción se perdió de su cara. Puede que él mismo no fuera capaz de darse cuenta, pero el dolor era suficiente para partir en dos el corazón de Akane. Podía oír sus gritos de dolor. Y verlo sufrir… la hizo sufrir a ella también. Ver sufrir a la persona que ama… era insoportable.
“Ahora, ven con nosotros. Nos convertiremos en una familia feliz. Así, todo se resolverá”, el padre de Saito agarró su muñeca, tratando de tirar de él.
Saito parecía haberse dado por vencido, ya que se limitó a sonreír débilmente. En el momento en que Akane vio eso, una cantidad de rabia sin precedentes comenzó a acumularse en su interior. Era una ira que nunca había sentido antes, subiendo a la superficie como el magma durante una erupción volcánica, mientras ella se movía por puro instinto.
Y entonces, un estridente sonido recorrió la habitación. Antes de que se diera cuenta, Akane abofeteó al padre de Saito en la cara, mientras derramaba grandes gotas de lágrimas.
“¡No te dejaré tener a Saito!” Ella declaró.
“¡Maldito mocosa! ¡¿Quieres una paliza?!”
El padre de Saito trató de agarrar a Akane, sólo para ser detenido por los sirvientes que se habían reunido alrededor. Sin embargo, Akane no dio ni un paso atrás y miró fijamente al padre de Saito.
“¡No tienes derecho a estar con Saito! Alguien capaz de herir así a su hijo no es apto para ser padre”.
Entonces, la madre de Saito gritó.
“¡Nosotros somos los lastimados! Fuimos exiliados del Grupo Houjou, ¡tratados como equipaje inútil por el patriarca! ¡¿Acaso entiendes cómo nos sentíamos cuando mimaba a Saito mientras nos miraba con asco?!”
“¡Ese problema es entre su abuelo y tú! Saito no tiene la culpa de esto!”
“¡Nunca debí haber dado a luz a Saito! Porque entonces, ¡no tendríamos que sufrir este tipo de maltrato!”
“¡Así es! ¡Todo es culpa de Saito! Pensé que acabaría muriendo si lo dejábamos solo, pero sigue arrastrándose como un insecto. ¡Qué mocoso tan podrido es!”
“!!…¡¡”
Las manos de Akane se cerraron en puños, mientras sus dedos mordían su carne. Nunca había despreciado tanto a otro ser humano. Comparado con esto, la frustración que sentía cuando la acosaban ahora parecía una broma. Y cuanto más fuerte se volvía su odio, más sentía que se perdería a sí misma. Ella tiró de Saito en sus brazos, abrazándolo fuertemente, mientras gritaba.
“¡Si eso es todo lo que te importa, entonces seré yo quien haga feliz a Saito! Es mío. ¡Y no dejaré que nadie más lo tenga!”
El silencio llenó la villa. Todos los espectadores miraron a Akane en estado de shock, con los ojos muy abiertos. Akane jadeó por aire, mientras miraba a los padres de Saito con ojos llorosos. De alguna manera se dio cuenta de que había dicho algo muy escandaloso en este momento, pero simplemente llegó al límite. No podía permitir que alguien como ellos, que herían voluntariamente a Saito, existieran en este mundo.
“O-oye… ¿Desde cuándo soy tuyo…?” Las orejas de Saito se pusieron de un rojo brillante.
“¡¿Q-Qué pasa con eso?! ¡¿Tienes algún problema con eso?!” Pero Akane estaba cien veces más avergonzada.
“Yo realmente no…”
“¡¿Qué no?!”
“¡No, sí que lo tengo! Lo hago, pero…”
“Pero… ¿qué?”
Había algo extraño en este ambiente. Todo el cuerpo de Akane ardía hasta la punta de los dedos, como si fuera a arder en cualquier momento. Shisei caminó hacia Akane, sonriendo suavemente.
“Gracias… Akane. Tal como pensó Shise , eres la mejor compañera para mi Hermano”.
“¿Qué…?”
¿Qué quería decir exactamente con eso? Sin embargo, Shisei no dio más detalles y se limitó a mirar a los padres de Saito. Si las miradas mataran, ahora mismo estarían convertidos en carne picada.
“Ni siquiera quieres que vuelva mi Hermano, ¿por qué estás tan desesperado ahora? ¿Alguien te dio dinero?”
““!!””
Los dos se congelaron. Se miraron el uno al otro y luego salieron en pánico de la entrada. Por el camino, el hombre recogió frenéticamente el dinero que antes había tirado. Tenía un aspecto patético, nada que pudiera esperarse de la Familia Houjou. Falta de talento o no, simplemente estaba podrido hasta la médula.
“Shise se encargará del resto. Porque la felicidad de mi Hermano es la felicidad de Shise”. Dio la espalda a los demás y salió de la villa.
Con Shisei a bordo, la limusina blanca recorrió la calle. Por extraño que parezca, Rui conducía hoy de forma segura. Excepto que tomaba muchos giros innecesarios como si quisiera ganar tiempo. La expresión de Rui parecía sombría incluso desde el asiento trasero, mientras Shisei lo llamaba.
“Rui… ¿lo sabías?”
“…Sí”. Rui admitió a regañadientes.
“¿Por qué no se lo dijiste a Shise?”
“Debería saberlo mejor que nadie, mi señora”.
“…Sí”.
“Lo siento de verdad”.
“No mereces ninguna culpa. Y ella tampoco”.
La culpable de todo esto era la propia Shisei, porque aún deseaba a Saito. Incluso si lo deseara o no, el mundo giraba en torno a Shisei. Las personas que la querían harían cualquier cosa para hacerla feliz. Así que, para evitar la ruina total, Shisei tuvo que mantener bajo llave sus propios deseos. No podía desear nada. Aunque fuera algo que pudiera conseguir fácilmente si así lo deseaba.
La limusina se detuvo frente a la empresa de software propiedad del Grupo Houjou. En medio de la jungla de concreto se alzaba el rascacielos. Normalmente, había que escanear tu identificación para entrar, pero eso no le importaba a Shisei. Sólo tuvo que acercarse al edificio y los guardias abrieron frenéticamente la puerta. Entró en el ascensor limitado al presidente de la empresa y subió al piso más alto. Al entrar en el despacho, su madre Reiko la recibió con los brazos abiertos.
“¡Qué rara ocasión para que vengas a visitarme! ¿Qué te ocurre? ¿Te sientes sola? ¿Echas de menos a tu mamá?” Frotó su mejilla contra la de Shisei mientras sonreía.
Pero no era la sonrisa que mostraría a su familia. Era una sonrisa de negocios cuando hablaba con otros colegas o rivales.
“Deberías saber por qué Shise vino aquí”.
“¡Nooope! No lo sé”. Reiko se apartó, aun sonriendo.
Pero la mirada de Shisei no vaciló, mientras la señalaba.
“Fuiste tú quien les pagó a los padres de mi Hermano para que se lo llevaran de vuelta, ¿verdad?”.
“……”
Reiko no mostró ninguna reacción… lo que actuó como la respuesta misma.
“La mayor prueba es que estuviste hablando con los padres de mi Hermano el otro día, a pesar de que ni siquiera se llevan bien”.
Reiko resopló una vez.
“Eso es porque me estaban pidiendo consejo. Querían que les ayudara a robar algo del almacén”.
“Pero no hay forma de que les darías la hora. Sonreirías y luego los apartarías. La razón por la que no lo hiciste es porque tenías otra cosa de qué hablar”. Shisei se acercó más a Reiko. “La otra prueba es sencilla. El único que tiene influencia y dinero para ir en contra del abuelo eres tú. Los padres de mi Hermano son dos cobardes, así que necesitarían un respaldo considerable para ir en contra del Abuelo. Y tú también podrías protegerlos si el plan fracasara”.
Incluso después de la rebelión en torno a la patria potestad de Saito provocada por Reiko, ella no fue desterrada del Grupo Houjou. Gracias a su talento innato, unido a la sangre Houjou, era una de las favoritas de Tenryuu. Se peleaban a menudo, pero Tenryuu nunca cruzó la línea y la exilió.
“Les diste a los padres de mi Hermano el dinero para pagar su deuda y les prometiste una gran suma de dinero en caso de que todo saliera bien. Les aseguraste una ruta fuera del país si causaban seriamente la rabia del Abuelo. Intentaste sobornarles para que recuperaran a Saito con dinero, ¿no es así?”
“…Te equivocas”.
Reiko desvió la mirada.
Madre, por favor a shise no le gusta. Siguió mirando a Reiko.
Su madre suspiró y volvió a sentarse en el sillón de cuero. Dirigió su mirada fuera de la ventana, contemplando el mundo bajo ella.
“…Sólo quería que fueras feliz”.
“Shise lo sabe”.
“He sabido de tus sentimientos por Saito-kun desde que ambos eran niños pequeos. Por eso intenté obtener la patria potestad para él y que viviera con nosotros. Lo hice todo por ti. No podía permitir que esa débil mujer sin columna vertebral te robara tu felicidad”.
“No tienes que ir tan lejos”.
“¡No, sí tengo!” Reiko agarró el hombro de Shisei mientras se levantaba. “¡Si es por tu felicidad, haré lo que sea necesario! Eres así de valiosa. ¡Más guapa que nadie, más lista y amable…! ¡Eres mi amada…!”
“Pero está bien”. Shisei tomo de la mano a Reiko y negó con la cabeza.
“¿Qué…?”
“Shise ya es feliz. Querida por mi hermano como su hermana pequeña más importante, querida por mi madre hasta tal punto… Todo el mundo trabaja duro por Shise. Cuidando de ella”.
“Shisei…” Los labios de Reiko temblaron.
La mujer temida por todos sólo por perder contra Tenryuu ahora lloraba únicamente por el bien de su única hija soltera.
“El amor no lo es todo… ¿y qué mayor felicidad puede haber?”. Shisei sonrió suavemente.
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