Kanojo wa Kon, to Kawaiku Seki o Shite - Capítulo 2
Kanokon
Volumen 1-Capítulo 2:
Nadie nos permite estar solos.
En un vecindario residencial a tan solo cinco minutos a pie de la escuela se encontraba la residencia estudiantil.
En una de las habitaciones, Kouta permanecía acostado en su futon. La tenue luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas mientras él yacía inmóvil.
—No puedo seguir así… — murmuró Kouta.
Bajo sus ojos entreabiertos se vislumbraban unas ojeras evidentes. En cada rincón de la habitación de seis tatamis, se encontraban cajas de cartón. Desde su mudanza, Kouta había estado pensando constantemente sin siquiera desempacar.
Literalmente fue lo único que había hecho desde anoche.
Ayer sucedieron muchas cosas. Una serie de eventos se desarrollaron, eclipsando el gran acontecimiento de cambiar de escuela. Extrañas situaciones que podrían considerarse un sueño, una serie de sucesos misteriosos.
Kota dirigió su mirada hacia el escritorio junto a la cama. En el centro del escritorio, acompañado por una lámpara de escritorio y un diccionario, había un trozo de tela blanca doblado en una pequeña forma.
Aquel pedazo de seda le recordaba a Kouta que los eventos de ayer eran una realidad innegable. La imagen de la tela blanca danzando en el cielo nocturno abrasador… Era la ropa interior de Chizuru.
Kouta suspiró.
“Es algo vergonzoso, pero si tanto la quieres, ¡no tengo problemas en regalártela, Kouta-kun!” Fueron las palabras que acompañaron aquel regalo. Aunque lo había aceptado, no sabía qué hacer con ella.
El chico pensó en lavarla y devolvérsela. Pero tras recordar los eventos vividos ayer, no quitaba el hecho de que fue la misma mujer quien le regaló esa ropa interior.
Era una mujer delicada, con un hermoso cabello negro que le llegaba hasta la cintura. Pero en realidad, su verdadera identidad era la de una chica zorro que ha vivido durante cuatrocientos años. Ver aquella chica con orejas y colas de zorro dorado jamás desaparecerá de su mente.
Sin contar su completa desnudez.
Kouta se sentó sobre el futón y luego se inclinó hacia delante. También recordó los eventos que ocurrieron después: el descontrol, el poder de Chizuru y el suyo propio.
Kouta se puso de pie enderezando su postura y apretó su puño con fuerza.
—Ya sé lo que debo de hacer.
—¿Qué vas a hacer?
Una voz que se escuchó detrás de él hizo que diera un salto. Rodando por el futon para luego mirar hacia atrás.
La mujer vestida con el uniforme escolar le sonrió de manera refrescante. Su cabello negro brillaba al reflejarse en la luz que entraba por la ventana, llegando hasta su cintura.
—Ch—Chizuru-san…
—Buenos días, Kouta-kun.
—B—Buenos días… C—¿Cómo entraste aquí?
—Con esto. — respondió Chizuru mientras mostraba una llave con una sonrisa malvada. — No tuve otra opción que entrar a la fuerza, te estaba llamando y no respondías.
Al escuchar eso, Kouta miró a través de ella hacia la puerta de acero de la entrada. Y ahí notó que la puerta estaba abierta.
—Kouta-kun, ¿pudiste dormir bien anoche?
Preguntó Chizuru mientras observaba el rostro de Kōta y trazaba con su dedo las ojeras debajo de sus ojos.
—…Parece que no pudiste dormir mucho. Bueno, es comprensible. Sucedieron muchas cosas.
—S—Sí, bueno… Realmente, muchas cosas.
—Tal vez debería haber venido a casa contigo ayer y dormir contigo. Pero… si hubiera hecho eso, no tengo confianza en poder limitarlo solo a dormir…
—Ch—¡Chizuru-san!
—Era broma, era broma. Pero de todas formas… ¡toma! — dijo mientras empujaba un bolso amarillo hacia Kouta. — Aquí tienes, te preparé el desayuno.
—¿Eh? ¿Tú lo hiciste, Chizuru-san? — preguntó Kouta sorprendido, buscando confirmación.
—Bueno… Ayer te causé muchos problemas, así que supuse que debías estar muy cansado. Y esto es lo menos que puedo hacer por ti.
Chizuru abrió las patas de la pequeña mesa que estaba apoyada en la pared y sacó la lonchera de su bolsa, colocándola ordenadamente.
Kouta suspiró admirado mientras observaba a Chizuru. Sin embargo, ella notó que su mirada estaba ausente por momentos.
Así que Chizuru trató de animarlo guiñandole el ojo.
—Vamos, cámbiate rápido, ¿de acuerdo? O sino tendré que hacerlo yo…
—Ah… ¡Sí! — respondió Kōta, interrumpiendo su pensamiento.
Dándole la espalda a Chizuru, Kouta comenzó a desabrochar su pijama. Sin embargo, su mano se detuvo de repente. Miró hacia atrás con sorpresa y su rostro se puso rápidamente rojo.
—Oh vamos, no es justo, tú ya me has visto desnuda… — dijo en tono bromista mientras se sonrojaba.
Chizuru intentó convencer a Kouta de que no se avergonzara. Finalmente, el chico logró cambiarse su uniforme escolar sin incidentes y se sentó en la mesa con Chizuru.
En su interior había sándwiches y ensalada, y el aroma del café impregna en todo el aire.
Una cálida sensación se extendió en el pecho de Kouta. Se sentía feliz, pero también un poco avergonzado.
—Aquí, pruébalo. — dijo Chizuru ofreciéndole la comida en la boca.
—Gracias por la comida. — respondió Kouta con gratitud.
Mientras sentía la mirada sincera de Chizuru, Kouta tomó el sándwich con jamón y lo llevó a su boca.
Pero, un extraño sonido escapó de la boca de Kouta y su rostro se contorsionó de manera extraña… La comida no había sido preparada correctamente.
— — — — —
Bajo la refrescante luz de la mañana, muchos estudiantes intercambian saludos entre sí.
En general, el ambiente era alegre y se escuchaban conversaciones relajadas alrededor de Kouta y Chizuru. Sin embargo, estos dos no se sentían especialmente animados.
—Lo siento… arruiné el sazón… — dijo Chizuru especialmente deprimida.
—N—No, eso fue… Tenía un sabor único… Cuando pensé que era salado, resultó ser dulce. Fue algo diferente. — respondió Kouta tratando de consolarla.
—¿No solo el sazón, sino que la sal y el azúcar en sí estaban mal?
Kouta se cubrió la cara con la mano, intentando encontrar las palabras adecuadas.
—No, no, ¡no! Fue realmente un sabor fresco y excéntrico… Y el hecho de que pensara que era jamón pero resultó ser masa frita… ¡Realmente espero el almuerzo de hoy!
A pesar de que Kouta se estaba esforzando por animarla, el tono de su voz era muy apagado.
Kouta miró la bolsa de bento amarilla que colgaba de la mano de Chizuru. No solo contenía el desayuno, sino también el almuerzo. Todo hecho a mano por Chizuru.
—No tienes que esforzarte tanto, ¿sabes?
—No es eso. Te levantaste temprano y trabajaste duro por mí, ¿verdad? Y eso me hace especialmente feliz.
—Gracias, Kouta-kun. — respondió Chizuru con una gran sonrisa a la vez que se secaba la lágrima de la comisura de sus ojos.
—Por cierto, Chizuru-san, hay algo que quiero hablar contigo.
—¿Ah sí? ¿Y de qué se trata?
—Es sobre la sala de música. Ayer, nosotros dos la hicimos explotar y…
A pesar de que Kouta intentó explicar la situación de ayer, Chizuru lo interrumpió rápidamente presionando su dedo índice sobre los labios del chico.
—No puedes decir eso. — dijo Chizuru en un tono de voz bajo.
Rápidamente, movió su mirada, observando a su alrededor.
Kouta siguió los ojos de Chizuru y se percató de que los demás estudiantes estaban mirándolos. Los murmullos y las conversaciones en voz baja llenaban el aire, mientras Kouta reconocía algunas caras conocidas y comenzaba a entrar en pánico.
Son sus compañeros de clase. Aquellos que le preguntaron incansablemente acerca de su relación con Chizuru ayer… Sin duda, ahora deben estar satisfaciendo su curiosidad. Y esto solo provoca que Kouta quiera salir corriendo.
—¿Por qué todos estos chicos están tan interesados en nosotros? — pregunta Kouta, desconcertado por la atención que están recibiendo.
—Supongo que ser demasiado guapo hace que atraigas todas las miradas. Acostumbrate, es inevitable que la gente te note. — responde Chizuru con una risita suave.
—Es cierto que eres hermosa, pero… — Kouta frunce ligeramente los labios, intentando escuchar con atención.
A su alrededor, escucha fragmentos de conversaciones de los demás estudiantes, los comentarios eran una combinación entre asombro y desconcierto. A los estudiantes les contaba entender como es que alguien como Kouta esté con una diosa como ella.
Los ojos tanto de hombres como mujeres se posan fijamente en Kouta y Chizuru. El se siente incómodo bajo esas miradas, como si su cuerpo estuviera lleno de agujeros.
—¿Eh? ¿Qué está pasando? — murmuró Kouta, incapaz de comprender completamente la situación.
Chizuru, por otro lado, mantiene una expresión tranquila e incluso sonríe con alegría. Así que se acercó a Kouta y le susurró al oído, causando un alboroto entre los presentes.
—Las paredes tienen oídos y las puertas ojos… Por eso, las conversaciones importantes no pueden tener lugar aquí. Lo hablaremos con calma más tarde, ¿de acuerdo?
Kouta se sintió aliviado de que Chizuru haya notado la situación incómoda en la que se encuentran debido a las miradas curiosas de los demás.
—Pero, creo que sería mejor disculparnos lo antes posible por lo que hemos hecho.
Menciona Kouta, sintiendo la necesidad de abordar la situación.
—Lo hablaremos después.
Chizuru extiende nuevamente su dedo índice, llamando la atención de Kouta. Pero este se sorprende al ver la punta de sus dedos, y procedió a agarrarla con ambas manos, sin importar el revuelo a su alrededor.
—E… Esto… — Susurra Kouta al notar que el dedo de Chizuru está lleno de cortes.
Al examinarlo más de cerca, se da cuenta de que los otros dedos y la mano también tienen pequeñas heridas. Aunque ya están cicatrizando, todavía se ven las marcas.
—¿Qué te ha sucedido? ¿Te lastimaste por lo ocurrido ayer?
Chizuru se aleja y esconde la mano detrás de su espalda.
—No, no es eso. No es nada, en serio.
Kouta frunce el ceño, notando las heridas en la mano de Chizuru. Recordando cómo antes tenía unas manos suaves y hermosas.
—Pero ayer no tenías esas heridas… Tus manos eran suaves y hermosas.
Sin embargo, esas fueron una mala elección de palabras. Ya que provocó que más rumores se extendieron entre los presentes.
Kouta se llevó la mano a la boca por su descuido.
—Kouta-kun…
Chizuru agarró el brazo del chico y lo arrastró con fuerza, atrayendo también a los demás estudiantes a su alrededor. Caminan en fila.
—Así que a Kouta-kun le gusta llamar la atención. — dijo Chizuru susurrando al oído.
—No era mi intención… L—Lo siento mucho.
—Bueno, no me molesta en absoluto.
Chizuru se ríe alegremente.
Kouta siente tensión y rigidez mientras mantiene el brazo apretado contra su cuerpo.
—Pero… sobre el incidente en la sala de música… Deberíamos informar rápidamente a un profesor.
—Está bien, no te preocupes tanto por eso, solo fue algo pequeño.
—No puedo dejarlo así. Tenemos que hablar con honestidad y disculparnos por lo sucedido… No sé cuánto costará los daños, pero lo compensaré… Y si es posible, pagaré con mi futuro.
—¿Y qué ganas con ser honesto?
—¿Qué quieres decir…?
—¿Piensas decirle al profesor sobre mi verdadera identidad ¿Crees que te creerán? ¿Que una chica con apariencia de zorro se aferró a ti y creó una bola de fuego que explotó?
—P—Pero…
Kouta agarra la mano de Chizuru que está envuelta alrededor de su brazo. Al volver a sentir las heridas en su mano, el rostro se retorció con una expresión de angustia, al borde de las lágrimas.
—Es culpa mía… Hacer que sufras incluso con este tipo de heridas.
—Pero eso no es cierto…
—Sé que mientes para que yo no me sienta mal.
—Eso… Eso no es cierto. Esta es la verdadera razón. — dijo Chizuru mientras levantaba la bolsa amarilla.
—…¿El almuerzo?
—Sí, eso… V—Verás, Kouta-kun, probablemente ya te hayas dado cuenta, pero… No soy muy buena cocinando. Así que… cuando corto, cocino o salteo algo… Mis… Mis dedos resultaron lastimados…
Cuando la bolsa de comida bajó, el rostro de Chizuru apareció inclinado y avergonzado. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas.
—Así que eso fue lo que sucedió… No me lastimé por lo que sucedió ayer, es que, no sé cocinar…
Kouta al escuchar eso. Procedió a acariciar la mano de Chizuru. Inspirado por un sentimiento de ternura que surgía en su pecho.
Los ojos de Chizuru se abrieron de par en par, pero pronto los bajó y permitió que la tocaran.
De pronto, se escucharon aplausos alrededor de ambos.
Por alguna razón, los estudiantes elogiaban el acto de Kouta, y el chico se percató que había sido bastante audaz, y rápidamente soltó su mano.
—¡Lo siento!
—N—No… Está bien…
Chizuru sostuvo la mano acariciada contra su pecho.
Kouta se ruborizó profundamente y miró hacia abajo. Ambos caminaron en silencio por un rato, sin verse afectados por el ruido a su alrededor, ya que eso no les importaba.
En lo único que estaba presente en la mente del chico era en lo hermosa que era la chica que tenía frente a él.
—Por favor, mantén el secreto.
En ese momento recordó aquella escena en la que Chizuru se transformó en un zorro dorado frente a él. Y la sensación de cuando se fusionaron, sobre todo las llamas que ardían en su interior.
—Entendido. Mantendré eso en secreto.
—¡Kouta-kun…! — exclamó Chizuru agarrando la mano de Kōta y entrelazando sus dedos.
Sus miradas se encontraron, y a medida que ambos se contemplaban, los murmullos de los estudiantes se desvanecieron poco a poco en el fondo.
Kouta ya había aprendido a callar las voces y, por supuesto, Chizuru tampoco se preocupaba por ello.
Había fuerza en las manos entrelazadas.
—Kouta-kun… — susurró Chizuru.
—Chizuru-san…
Sin embargo, en ese momento, una voz áspera interrumpió desde un costado, haciendo que Kouta se separara rápidamente de Chizuru.
Miró hacia un lado y vio a una mujer de baja estatura con uniforme escolar ajustándose las gafas. Cuando sus ojos se posaron en Kouta, parpadeó varias veces.
—Tú… ¿no eres Oyamada-kun?
Kouta se quedó sorprendido observando a la persona en cuestión. Su flequillo peinado hacia un lado, su frente descubierta, las gafas brillantes y sus ojos penetrantes que miraban a través de los cristales.
—¿Ya me olvidaste? Soy Akane Asahina. Tu compañera de clase, me siento a tu lado.
—Oh cierto, buenos días. — respondió Kouta.
Por supuesto, Kouta recordaba a Akane. Era la presidenta del consejo estudiantil y había estado cuidando de él desde que se había transferido. Ella fue quien le advirtió cuando Chizuru le entregó la carta.
Akane miró de reojo a Chizuru y le recordó: “Te lo advertí”.
—Lo siento mucho… — Kouta se disculpó instintivamente.
Chizuru sonrió dulcemente, pero por alguna razón, Kouta sintió que ella estaba molesta.
Akane aclaró su garganta y volvió a hablar con seriedad. Tenía una expresión genuinamente preocupada en su rostro, y Kouta se sintió aliviado por su sinceridad.
—Oyamada-kun, pareces un poco pálido. ¿Hay algo que te preocupe? Puedes venir a mí con cualquier inquietud o problema. Como presidenta del consejo estudiantil, haré todo lo posible para ayudar. Ya sea preocupaciones sobre la vida escolar o problemas de relaciones.
Kouta se sintió como si estuviera siendo escudriñado, una mirada penetrante que parecía ver a través de él. Se sentía más como si estuviera siendo interrogado que recibiendo consejos. Sin duda, había muchas cosas que le preocupaban.
No obstante, volteó a mirar a la persona que causaba esas preocupaciones y se sobresaltó. Chizuru había aparecido de alguna manera justo delante de Akane.
La mirada de Chizuru recorrió lentamente a Akane, deteniéndose en su pecho. Chizuru trazó la suave curva con sus ojos y comenzó a reírse a carcajadas a la vez que ella balanceó su generoso busto.
La expresión de Akane se volvió tensa y apretó los dientes.
—¿Qué es tan gracioso? — preguntó Akane, levantándose un poco para compensar su falta de estatura.
La galería circundante de espectadores murmuraba ante la tensión que se generaba entre las dos.
Akane no estaba dispuesta a retroceder, eso estaba claro. Pero el problema era la ira de Chizuru.
El chico recordó la violencia implacable de Chizuru hacia su hermano menor. Así que tenía que detener esto rápidamente.
Sin embargo, Kouta sentía algo aún más aterrador que enfrentarse a un zorro gigantesco mientras observaba a las dos mujeres chocar.
Pero, Kouta se sorprendió mucho al ver que Chizuru estaba inclinándose profundamente ante Akane en vez de responder negativamente como él había creído.
—Gracias por siempre cuidar del idiota de mi hermano menor. — dijo Chizuru, expresando su gratitud.
—Bueno, no hay de qué. Minamoto-kun es nuestro compañero de clase después de todo. Como representante de clase, es mi responsabilidad guiar a los alumnos problemáticos.
A pesar de que todo estaba en calma, Kouta aun creyó que lo peor estaba por comenzar.
Chizuru rió entre dientes y ladeó ligeramente la cabeza.
—Oh, ya veo. Como representante de clase… Eso explica muchas cosas…
—¿Qué quieres decir con eso? — preguntó Akane, confundida por el comentario de Chizuru.
Kouta, sintiendo la tensión entre ambas mujeres, se encogió de hombros y saltó a la conversación.
—Um, disculpa… ¿Eso significa que Tayura-kun y yo también somos compañeros de clase?
—¿Por qué estás diciendo algo obvio? Ayer, cuando Chizuru te entregó una carta, todos estábamos hablando sobre Minamoto-san, ¿no lo recuerdas? — respondió Akane.
—Oh… Cierto.
Kouta se sintió tan avergonzado que respondió al azar y pasó la mayor parte del tiempo mirando hacia abajo. No recordaba nada.
—Ah… Por cierto, Tayura-kun no estuvo en el aula ayer. Ha estado faltando intencionalmente a clases. En serio, deberíamos castigar adecuadamente.
Luego de decir eso, Akane se acomodó los lentes y volteó a mirar a Kouta.
—Aunque debes tener más cuidado, Oyamada-kun. Las cosas se han vuelto peligrosas últimamente.
—Oh, ¿qué quieres decir con eso? — preguntó Kouta con curiosidad.
Chizuru repentinamente sacó pecho y lo balanceó, haciendo que Akane frunciera el ceño.
—No lo digo por tu hermano. Me refiero a lo que sucedió ayer en la sala de música, supongo que ustedes ya se habrán enterado.
—…¿La sala de música?
La mejilla de Kouta se contrajo y rápidamente la cubrió con la mano.
—¿Qué ocurre? — preguntó Akane con una mirada de desconcierto.
—H—Hay… Hay un bi… Un bicho.
—¿Un bicho? ¿En otoño…? Bueno, no importa…
—Hubo un incendio ayer. — mencionó Kouta.
—¿Un incendio?
—Sí, ¿no viste las noticias esta mañana? Parece que fue causado por un cortocircuito.
—Ah, un cortocircuito, pero pensé que había sido una explosión — dijo Akane frunciendo el ceño.
—Oh, no, no vi las noticias, no tuve tiempo para eso durante mi desayuno con Chizu…
Sin embargo, se detuvo de repente al sentir la mirada penetrante de Chizuru, que parecía clavarse en él. Akane ajustó sus gafas, preparándose para lo que vendría.
—Oyamada-kun… Tú…
—No tienes nada de qué preocuparte, Akane, déjame todo esto a mi, cómo de costumbre, tú encargarte de lidiar con el problemático de Tayura.
—No esta vez, es obvio que también hay un claro problema aquí. — dijo Akane ajustándose las gafas — Chizuru-san, ¿estás usando a Oyamada-kun para alguna de tus trampas o manipulaciones al igual que lo haces con tu hermano?
Esas palabras resonaron profundamente en la mente de Kouta, ¿qué querrá decir Akane con eso?
—¿Qué tratas de decir con ‘manipulaciones’? — preguntó Kouta.
El chico intentó buscar una respuesta a través de la reacción de Chizuru, y esta al notar su mirada, abrió los ojos de par en par por un instante ,pero rápidamente lo disimuló con una sonrisa.
—Oh… ¿Así que quieres saber qué tipo de relación tengo con Kouta? Fufu, parece que Akane-chan también está interesada en ese tipo de cosas a su edad. — respondió Chizuru de forma enigmática.
—¿K-Kouta? ¿Akane-chan? ¿Ese tipo de cosas? ¿A su edad?” — Akane mostró una mirada atónita, sin comprender del todo la situación.
—Ufufu…
Chizuru dejó escapar una risa sutil, dejando a todos con más preguntas que respuestas.
Ante la mirada penetrante de Akane, Chizuru tomó la cabeza de Kouta y la apoyó en su pecho. Kouta abrió la boca sorprendido, reflejando la misma expresión que tenía Akane en su rostro.
Los otros estudiantes también mostraban la misma expresión perpleja.
El alboroto se desató como si hubiera aparecido un OVNI. Los estudiantes comenzaron a tomar fotos con sus teléfonos móviles, sin importarle todas las cámaras que tenía apuntando hacia ella. Chizuru proclamó en voz alta.
—Así es. Kouta-kun y yo tenemos una re-la-ci-ón.
—¡¿Qué…?! Oyamada-kun, tú… ¡¿Cómo es que pasó?! ¡Acabas de transferirte aquí! — exclamó Akane incrédula.
—E—Eso… Eso no es cierto. ¡Aún no es así!,
Kouta intentó defenderse mientras la mitad de su rostro era presionada contra los grandes pechos de Chizuru, y reconoció que su explicación no era muy convincente.
Akane retrocedió dos o tres pasos, claramente impactada.
—Si todavía no lo es, ¿entonces cuándo lo será? ¡Repugnante! Kouta, tú, ¡eres repugnante!
—A—Ah, no es así… balbuceó Kouta en respuesta.
De repente, Akane cambió su expresión facial. Agarró su cabeza con ambas manos y sacudió su rostro de un lado a otro.
—Ya sé lo que te ocurre, estás confundido porque acabas de llegar aquí, ahora lo entiendo… Está siendo engañado, seguramente lo están engañando por esta manipuladora.
Gracias a eso, comenzaron a surgir rumores desfavorables para Kouta.
P—¿Por qué está sucediendo esto…? Kouta frunció el ceño mientras enterraba la mitad de su rostro en el pecho de Chizuru.
—Como compañera de clase de Kouta y como presidenta de clase, ¡te exijo que te separes de Kouta de inmediato! Las relaciones impuras entre personas de diferentes sexos son… ¡Una violación del reglamento escolar! — exclamó Akane mientras señalaba con el dedo.
—No es impura en absoluto. Nuestro amor es… extremadamente puro. — afirmó Chizuru abrazando fuertemente a Kouta.
—¡No se trata de eso! Oyamada-kun ¿hasta cuándo seguirás permitiendo esto? — exclamó Akane.
—¡No lo metas en esto! ¡Kouta-kun está feliz conmigo! — replicó Chizuru.
Kouta estaba siendo amenazado por la mirada feroz de la chica de lentes y a su vez abrazado por una chica con un gran busto.
La nariz de Kouta se puso rígida, pero no era sangre nasal, eran lágrimas calientes amenazando con derramarse. Así que decidió zafarse de esa suave principio para salvar su vida.
—Debemos ir rápido a la escuela… ¡O llegaremos tarde! — exclamó Kouta mientras corría.
La ruta hacia la escuela estaba llena de estudiantes en su camino, pero Kouta no disminuyó la velocidad. De vez en cuando, casi chocaba con alguien, pero lograba abrirse paso. Después de todo era bueno en ese tipo de cosas. Solía jugar en las montañas llenas de árboles cuando vivía en el campo.
Sin embargo, no había seres tan aterradores en las montañas. No se trataba de Chizuru ni de Akane. Bueno, ambos eran aterradores en cierto sentido, pero lo que perseguía a Kouta ahora era diferente.
Eran las miradas de la gente. Todos parecían reírse de él. Y él no hacía más que sentir mucha vergüenza.
¿Es porque la gente lo vio con Chizuru? ¿Es por los rumores extraños que se difundieron sobre él? ¿Es porque Akane se involucró?
Kouta lucha por recuperar el aliento. Aun así, sus pies no se detienen. Está avergonzado por tener que huir.
Mirando hacia adelante, Kouta se dice a sí mismo que debe ir a la escuela y pensar un momento en solitario. Quiere entender por qué ha cambiado su vida tanto de esa manera y a quién o qué culpar.
Mientras esquivaba a la multitud, finalmente llegó a la puerta de la escuela. Pero entonces, sus pies se detienen. El sudor gotea de su frente mientras Kouta se queda parado frente a la puerta de la escuela, respirando agitadamente. Hay un hombre parado entre los pilares de la puerta de piedra.
El hombre viste un traje negro, y con el pelo peinado hacia atras con un color negro. Parecía alguien joven a pesar de tener más de treinta años.
Sostiene una espada de bambú en la mano, con la punta apuntando hacia el suelo. Sus ojos son afilados, con pupilas pequeñas. Los llamados “tres ojos blancos” capturan a Kouta, impidiendo que sus pies se muevan.
Mientras los demás estudiantes pasan despreocupadamente ingresando al recinto escolar por el lado del hombre.
—¡Finalmente te alcancé! — exclama la voz de Akane desde atrás.
Ella se pone al lado de Kouta, jadeando pero mirándolo fijamente a través de sus lentes.
Oyamada-kun, aún no hemos terminado de hablar… — dice Akane, frunciendo el ceño con sospecha.
Siguiendo la mirada de Kouta, se dió cuenta que el hombre al que observaba era el hombre con traje.
—Yatsuka-sensei. ¿Pasa algo con él? — pregunta Akane.
—¿Yatsuka-sensei…?
—Sí, es EL profesor de orientación estudiantil. Pero es extraño que esté aquí, hoy no es el día de la inspección de uniformes. — responde Akane, inclinando la cabeza hacia Kouta. — ¿Qué pasa, Oyamada-kun? A menos que tengas algo que ocultar, el profesor de orientación estudiantil no debería importarte. A diferencia de Chizuru-san… Oh, ¿dónde está Chizuru-san?
Escapando finalmente de la mirada de Yatsuka, Kouta mira a su alrededor en busca del hermoso cabello negro de Chizuru, pero no hubo suerte.
—¡Esa chica escapa con gran facilidad…!
Akane frunció el ceño con expresión descontenta a la vez que arreglaba sus anteojos.
—De todos modos, vamos, Oyamada-kun. Tengo muchas cosas que preguntarte.
Desafortunadamente, Kouta tiene muchas cosas que ocultar, pero como no tiene forma de zafarse de ella, ambos se dirigieron hacia la puerta de la escuela, tratando de evitar el contacto visual con Yatsuka.
Pero cuando han avanzado unos pasos, alguien lo llama, y Kouta salta sorprendido.
—Oyamada… ¿Piensas seguir así sin más?
Yatsuka se refirió a él sin voltearse lo más mínimo, manteniendo la mirada fuera del recinto escolar.
Kouta se quedó paralizado, pensando si ese hombre sabía algo de lo ocurrido.
—Oyamada.
—¡S-Sí!
En cuanto Yatsuka se dirigió a él, algo largo y delgado sale volando desde el hombro de Kouta. Y no era nada más y nada menos que el Shinai, apuntandolo fijamente.
—¿No hay nada que debas decirme? — preguntó Yatsuka sin pestañear.
Sus ojos parecían traspasar todo sobre Kouta. Eran similares a la mirada de Akane, pero aún más penetrantes y fríos. Kouta tragó saliva antes de responder.
—B—Bueno, um…
—¿Dormiste bien anoche? — interrumpió Yatsuka.
El corazón de Kouta latía con fuerza. Temía que sus latidos fueran audibles, pero solo se intensificaban.
—¿Te hiciste pis en la cama? — continuó Yatsuka.
—¿Eh?
Respondió Kouta atónito, lo cual provocó una sonrisa maliciosa en los delgados labios de Yatsuka.
—Jugar con fuego y terminar mojando la cama… No sabía que los chicos de tu edad hacian eso.
El maestro continuó presionando el shinai contra la frente de Kouta.
—Entonces, ¿cuál es la verdad, Oyamada?
Después de todo, él maestro ya era consciente sobre el incidente de la sala de música.
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y apretó los dientes con gran fuerza, tratando de contenerse y recordando la historia de Chizuru anteriormente.
—Oyamada… No hay nada más desafiante que ver a una persona guardar silencio cuando se le está haciendo una pregunta.
El ambiente se volvió tenso, y los estudiantes no podían evitar observar la extraña situación que se desarrollaba frente a ello, tanto así, que los saludos hacia Yatsuka pasaron a un segundo plano.
Yatsukaa miró a su alrededor mientras presionaba el shinai y exclamó: “¿Qué están mirando…? ¡Lárguense de aquí!”
Ante tal reprimenda, los estudiantes asustados empezaron a alejarse con rapidez. Yatsuka soltó un suspiro nasal de desdén y retiró el shinai, dejándolo descansar sobre su hombro.
Kouta, al perder repentinamente a su oponente, cayó hacia adelante, tambaleándose y agitando frenéticamente las manos para mantener el equilibrio.
—Tienes un gran espíritu, Oyamada, puedo reconocer eso… No tengo nada en contra de alguien como tú. ¿Qué te parece si vamos a la oficina de orientación de estudiantes para que pueda escuchar detenidamente los detalles sobre lo ocurrido ayer?
Obviamente esto puso aún más nervioso al chico. Pero estaba dispuesto a continuar hasta el fin. Así que se iba a mantener fuerte ante lo que venga.
—Ya qué… Vamos. — respondió Kouta con determinación.
—Jajaja, así me gusta, vamos.
Riendo, Yatsuka se dio la vuelta y Kouta lo siguió con paso firme, tratando de aparentar enfado al levantar los hombros.
—Oh, buenos días, profesor Yatsuka.
Una voz delicada y tranquila se escuchó desde atrás. Esto hizo que Yatsuka enderezará su cuerpo y que los hombros de Kouta se relajaran.
—…¿Qué sucede, Sahara-sensei? — preguntó Yatsuka con una expresión amarga en su rostro, como si hubiera mordido algo amargo.
Kouta también se volteó y vio a una mujer sonriente detrás de ellos. A través de los lentes redondos de sus gafas, nos miraba con amabilidad. Aunque llevaba gafas, eran completamente diferentes a las de Akane
—Oh, Oyamada-kun, ¿Me reconoces? — preguntó la mujer sonriente, vestida con un traje de color vino tinto, mientras inclinaba la cabeza.
Con su exuberante cabello negro, llevaba dos gruesas trenzas que caían hasta el pecho. Uno de los mechones que llegaba hasta el pecho se balanceaba.
—Oh… Sí, claro. Es la profesora Suhara, ¿verdad?
La profesora Sunahara tenía una apariencia juvenil y era difícil decir quién era mayor entre ella y Chizuru. Era profesora de ciencias sociales y también tutora de Kouta.
Cuando Kouta se había mudado recientemente y estaba nervioso, ella lo había alentado diciendo: “Está bien, no vas a morir”, mientras le daba palmaditas en el hombro.
—Correcto. ¿Y qué haces aquí? Si no te apresuras, llegarás tarde a clases, vamos, apresúrate.
—Um…
En vez de decir algo, Kouta dejó que sus ojos guiarán la razón por la cual él no podía realizar dicha orden, y miró con mucha preocupación a Yatsuka.
Y por alguna razón, este parecía inquieto, y apretaba los labios con una expresión incómoda.
—Oh, oh, oh~ ¿Profesor Yatsuka…?
—¿Qué pasa? — respondió Yatsuka sin mirarla.
La sonrisa de Suhara se volvió aún más profunda.
—¿Tiene algún asunto con mis alumnos?
—Sí, es sobre el incidente en la sala de música ayer… — respondió Yatsuka mientras torcía la boca.
—Debió haber sido un accidente. Un incendio causado por un cortocircuito. ¿No es así? ¿O hay alguna otra causa?
La sonrisa de Suhara permanecía impoluta, como si nada le molestara.
Kouta se limitó a observar a ambos profesores alternativamente. Por alguna razón, el profesor Yatsuka parecía pequeño y la profesora Suhara parecía grande, aunque en realidad era exactamente lo contrario.
Suhara movió rápidamente las manos, indicándole a Kouta que se apresurara. Yatsuka, mirando en la dirección equivocada, no se dio cuenta de los gestos de Suhara.
Kouta inclinó la cabeza, e intentó irse con mucho cuidado.
—Un segundo, Oyamada. Aún no hemos terminado de hablar…
Yatsuka se quitó el shinai de su hombro y comenzó a agitarlo.
—Pero tu conversación conmigo tampoco ha terminado, ¿verdad? — respondió Sahura.
Ambos profesores se miraron fijamente, aunque uno de ellos estaba distraído. Kouta los observó de reojo mientras se dirigía hacia el edificio que se alzaba frente a él.
Finalmente, Kouta logró llegar a la entrada del aula, pero algo captó su atención y se detuvo de forma abrupta.
Observó el edificio a su izquierda durante un largo rato. Originalmente, se suponía que era el edificio donde se encontraba la sala de música. Pero la parte de arriba del segundo piso estaba ahora envuelta en una lona azul.
Con el murmullo de los estudiantes a sus espaldas, Kouta se acercó a su antigua sala de música. Mientras miraba a través del cristal de las ventanas de la escuela a su derecha y el patio separado por árboles a su izquierda.
Kouta estaba lleno de dudas y confusiones. Se preguntaba si había sido él quien causó el incendio en la sala de música.
Después de caminar una buena distancia, finalmente llegó justo debajo de la lona azul y se encontró con el edificio negro y carbonizado. Bajó la cabeza y suspiró profundamente.
Recordó las palabras de Akane sobre un incendio que ocurrió ayer. Pero algo no encajaba. Si hubiera sido un incendio, habría rastros de agua y barro, además de la intervención de los bomberos. Sin embargo, la tierra estaba seca y no había signos de un incendio extinguido.
Mirando hacia abajo, notó algo pequeño enterrado en el suelo. Era arena. Kouta lo tocó y sintió su textura rugosa.
Así que se agachó y frunció el ceño, reflexionando sobre la situación.
Mientras tanto, por encima de su cabeza, la lona azul ondeaba con el viento, revelando los pilares quemados que se inclinaban y crujían lentamente. Kouta estaba demasiado absorto en sus pensamientos para darse cuenta de ello.
Dirigió su mirada hacia el primer piso y notó que la pared exterior no estaba chamuscada ni mojada. Las ventanas estaban intactas y en buen estado. Todo parecía extraño y fuera de lugar.
Kouta frunció el ceño una vez más. No podía entender lo que estaba sucediendo en esa escuela, con todas las criaturas sobrenaturales y cazadores de monstruos.
Cruzó los brazos y se retorció el cuello, tratando de encontrar respuestas. Pero por más que lo pensara, todo parecía escaparse de su comprensión.
—Por más que lo piense, no puedo entenderlo.
Murmuró Kouta, sintiéndose cada vez más intrigado y desconcertado por los misterios que rodeaban a su escuela.
Pero algo ocurrió de forma repentina que logró captar su atención. Su cuerpo se sobresaltó tras ver un objeto extraño que cayó frente a sus pies.
Miró hacia arriba solo para encontrarse con una abrumadora masa negra cayendo directamente hacia él. Instintivamente, cubrió su cabeza y cerró sus ojos con fuerza preparándose para lo peor.
El suelo tembló y su cuerpo se elevó, sintiendo una combinación de vibraciones y miedo.
Cuando finalmente se atrevió a abrir los ojos, Kouta se dio cuenta de que aún estaba vivo. El objeto largo y grueso que había caído se había partido justo en el medio, y él estaba justo en el espacio entre los dos fragmentos. Observando el corte transversal del poste, pudo apreciar la fuerza del incendio de ayer y cómo había erosionado el hormigón.
Se preguntó si el impacto de la caída había causado ese daño.
Kouta revisó su cuerpo en busca de heridas, extendiendo los brazos, flexionando las piernas y girando el cuello. Parecía ileso, excepto por el temblor persistente en su interior.
En ese momento, escuchó pasos acercándose y se volvió tembloroso hacia la fuente del sonido. Allí se encontraba un hombre un poco más alto que Kouta, con una expresión desagradable.
El hombre tenía cejas casi inexistentes y los ojos muy abiertos, y su cabello castaño estaba erizado como espinas. Kouta notó cierta similitud en su impresión con la de un matón.
—¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó el hombre de manera brusca.
Kouta se sintió intimidado por la mirada del hombre y tartamudeó en respuesta.
—Y—Yo… Yo estaba… investigando lo que sucedió aquí.
En ese momento, Kouta no tuvo tiempo para mentir, ya que estaba absorto observando el área alrededor del cuello del hombre, que no llevaba corbata. Y la insignia en su blazer era del mismo color escarlata… Dejando en claro que era de segundo año.
—Ya veo. Está bien que quieras resolver un misterio por ti mismo, pero debes conocer tus límites, o eso es lo que creo. Morir aplastado por algo como esto sería… Muy vergonzoso.
El misterioso chico se quedó observando tal objeto con una expresión desagradable mientras le respondía a Kouta. Esto hizo que el chico se sintiera mucho más confuso. Solo se generaban más dudas en su mente en vez de respuestas.
Kouta miró el poste de concreto al que el hombre estaba fijando la mirada. Tenía un corte muy limpio. En ese momento, se dio cuenta de que era un corte demasiado perfecto. No era una fractura natural.
Si no es natural… Entonces…
—Tal vez, tú…
Kouta intentó hacerle una pregunta al senpai misterioso. Pero sus inseguridades le impiden dar ese paso extra.
—¿Hmm? Por cierto, es la primera vez que te veo. ¿Eres nuevo aquí? — preguntó el hombre, arrugando la nariz.
De pronto, aparecieron arrugas en su nariz recta.
—¡Tú…! ¡Hueles a zorro, igual que esa mujer! — exclamó el hombre mientras saltaba y gruñía como una bestia, mostrando sus dientes.
Kouta se puso nervioso y agitó las manos. Solo conocía a una persona que encajaba con las palabras “zorro” y “mujer”.
Kouta estaba desconcertado por las palabras del hombre y su afirmación de que olía como la mujer a la que había mencionado anteriormente.
—¿Qué significa que huelo como ella? — preguntó Kouta, confundido.
—¿Eres el hermano de esa mujer? ¿Otro más que se ha unido al grupo?
Un viento comenzó a soplar desde detrás de Kouta, dirigiéndose hacia el hombre. El polvo se levantaba en el suelo y se acumulaba alrededor de él. El aire parecía estar en movimiento a su alrededor.
—No… Te equivocas…
Kouta observaba el rostro del hombre, quien tenía las cejas fruncidas y arrugas severas. Sus ojos brillaban claramente de color plateado.
Kouta recordó haber experimentado un cambio similar en los ojos de alguien en dos ocasiones, y ambas fueron recientemente, incluso ayer.
El viento seguía aumentando de intensidad cuando una voz de niña resonó sobre el sonido cortante.
—Kiriyama-kun, detente.
El viento cesó de inmediato, y la ropa del hombre llamado Kiriyama, que ondeaba majestuosamente, se tranquilizó. Sin embargo, su cabello puntiagudo no se movió.
Una niña de baja estatura con el pelo corto se acercó corriendo. Agarró el dobladillo de la chaqueta de Kiriyama y tiró de ella.
—Mio, creí haberte dicho que no interfieras.
Kiriyama frunciendo las casi inexistentes cejas hacia la niña mientras la miraba desde arriba.
La niña, de complexión pequeña, apariencia delicada y elegante, parecía tener ojos grandes y ligeramente caídos.
—No solo es el olor de Chizuru-san. — susurró la chica.
Kiriyama frunció el ceño y arrugó la frente al escuchar las palabras de la niña. De repente, se acercó a Kouta y olfateó más cerca de su rostro. Kouta se apartó, pero Kiriyama se acercó aún más con su nariz.
Luego, Kiriyama se apartó bruscamente y abrió los ojos aún más.
—…Es cierto. Hueles como un humano. ¿Eres mitad humano y mitad zorro? ¿Eres como Mio?
Kiriyama procedió a interrogar a Kouta mientras que Mio tiraba de su codo, tratando de llamar su atención.
Luego arrastró a Kouta con fuerza, mientras este último se tambaleaba sorprendido. El hombre parecía estar enojado y tenía una expresión malhumorada en su rostro.
“Ven aquí”, dijo Kiriyama con voz autoritaria, sin apartar la mirada de las personas que bloqueaban su camino. Al instante, la multitud se abrió ante su mirada amenazante.
Kouta, confundido y un poco asustado por la situación, fue arrastrado por Kiriyama a través de la multitud. Mio seguía detrás de ellos, agarrando la chaqueta de Kiriyama.
Mientras avanzaban, Kouta notó que algunos de los estudiantes los miraban con curiosidad y preocupación, pero nadie parecía intervenir o ayudar.
Finalmente, Kiriyama lo llevó a un lugar apartado, lejos de las miradas indiscretas de los espectadores.
—¿Quién eres? ¿Y por qué hueles como ella? — preguntó Kiriyama, fijando sus ojos plateados en Kouta.
Kouta, todavía desconcertado por la situación, trató de responder lo mejor que pudo.
—Soy Kouta… Kouta Oyamada. No estoy seguro de quién es ‘ella’ a quien te refieres.
Mio, que había estado observando en silencio, intervino.
—Chizuru-san… Kiriyama-kun se refiere a ella.
Kouta explicó rápidamente que era un estudiante nuevo y que había sido transferido a esa escuela recientemente. No tenía idea de quién era Chizuru ni de por qué su presencia parecía afectar a Kiriyama.
Mio miró a Kouta con curiosidad.
—No pareces saber nada sobre todo esto, ¿verdad? Parece que hay muchas cosas que necesitamos discutir.
Kouta asintió, sintiéndose cada vez más intrigado y confundido por la extraña situación en la que se encontraba. No sabía cómo ni por qué estaba involucrado con Kiriyama y Chizuru, pero estaba claro que había más en juego de lo que podía entender en ese momento.
Kiriyama y Kouta caminaban el uno al otro, con Mio siguiéndolos un poco más atrás, alejándose de la multitud silenciosa. Caminaron en dirección opuesta a la entrada de la escuela.
Kouta, con el agarre en su cuello, solo podía encorvarse y seguir a Kiriyama.
—Umm, ¿a dónde vamos? Ya es hora de clase. — preguntó Kouta.
—Iremos a ver a Kumada-san. — respondió Kiryama sin disminuir el paso.
—K—¿Kumada-san…? Perdón, ¿quién es ese?
—Nuestro jefe, el líder, el cerebro aquí. Los recién llegados deben saludarlo primero, es una regla sagrada.
—…¿Jefe?
Caminaron alrededor del edificio escolar y entraron por detrás, pisando las hierbas silvestres que crecían aquí y allá.
Kouta observó al hombre que lo guiaba. Kiriyama no se volteó en absoluto, por lo que solo podía ver la parte posterior puntiaguda de su peinado. Aunque no eran muy diferentes en tamaño, el hombre era fuerte.
—Um, disculpa que les diga, pero… ¿Ustedes también son… Yokai’s?
En el momento que Kouta hizo esta pregunta. Mio se estremeció y bajó su cabeza, a la vez que sus mejillas se tornaron rojas.
Esto le pareció extraño al chico, haciendo que se distrajera un momento y chocara contra algo.
No se percató que Kiriyama se había detenido, así que fue con su espalda contra el que impactó. La sensación para él fue bastante dura.
—Lo siento, dije algo extraño.
—La palabra ‘yokai’ suena muy humana. No me gusta.
—Yo… Um, no soy una Yokai del todo… — respondió Mio con una sonrisa incómoda. — Soy mitad humana… Y una rana, hehe…
Tal vez su suave piel blanca, sus ojos caídos y sus regordetas mejillas juveniles podrían recordar a una rana.
Pero en el momento en que Kiriyama escuchó eso, se rió por lo gracioso que sonaba.
—Yo soy de todo tipo de cosas, tal y como un bicho raro, fufufu. — dijo con orgullo mientras sacudía los hombros y retomó su paso, arrastrando a Kouta con fuerza.
A regañadientes, Kouta lo siguió mientras se tambaleaba.
Además de Kiriyama, había otros yokai. Solo pensar en eso hacía que su cabeza se volviera confusa.
Cuando levantó la cabeza, ya estaban detrás del edificio escolar. No había nadie a la vista. Aunque podían ver los pasillos a través de las ventanas del edificio, pero por suerte, nadie estaba presente en el lugar.
La sombra creada por el edificio los hacía sentir húmedos y oscuros. Junto a la cerca que rodeaba la escuela, Kouta sintió una extraña opresión, a pesar de que la cerca del patio y esta no deberían tener ninguna diferencia en su función o material.
—Jefe. — dijo Kiriyama.
Los pasos de Kouta se volvieron pesados, pero no cambió la velocidad porque estaba siendo arrastrado.
Kiryama dijo que era su jefe. es decir, ¿él comanda a todos los yokai? Kouta sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo. ¿En qué demonios consistía esta escuela…?
Kouta giró la cabeza y miró hacia arriba. En medio de la oscuridad, el edificio escolar se erguía inusualmente alto.
— — — — — —
Con una expresión de malhumor, Tayura entró en el aula. Entrecerró los ojos, frunció las cejas hasta que casi se fusionaron con los ojos.
Incluso con una expresión tan severa, los estudiantes de alrededor no se contuvieron.
—Oh, hola, Tayura. Escuché sobre tu hermana y el estudiante transferido.
—Cállate.
—Oye, Minamoto, ¿ya te enteraste sobre lo que pasó con tu hermana y Asahina-san esta mañana?
—No me molestes.
—Huh, lo que sucedió sobre la sala de música fue—…
—¡Ah! ¡No hables de la sala de música! ¡Me trae recuerdos desagradables!
Tayura cubrió sus oídos y sacudió enérgicamente la cabeza, apartando a sus compañeros de clase que seguían intentando hablarle. Y se alejó de todos ellos sin pensarlo dos veces.
Procedió a colocar bruscamente su bolso en el asiento al lado de la ventana.
Inevitablemente, hizo contacto visual con la mujer que estaba sentada diagonalmente detrás. La mujer que tenía unos característicos anteojos y que todos reconocían.
—He estado esperándote, Minamoto-kun. — dijo Akane.
—¿Qué es lo que quiere, Presidenta? Si vas a regañarme sobre lo de ayer, no me salté las clases porque sí. Mi abuelo está gravemente enfermo y—…
—Tayura-kun…
—¿Sí?
—¡Deberías supervisar adecuadamente a tu hermana mayor! ¿Entiendes? ¡Nuestro inocente compañero de clase que acaba de transferirse aquí ha caído víctima de las garras venenosas de Chizuru-san!
—Oh… ¿Así que de eso de lo que se trata?
El rostro de Tayura expresaba mucho cansancio y se reclinó en la silla.
—¿Tuviste una pelea con Chizuru, verdad? Ya he escuchado suficiente al respecto. Los atrapaste jugueteando temprano en la mañana y les diste una lección, ¿cierto?
—Así es. Tener relaciones inapropiadas con el sexo opuesto va en contra de las normas escolares.
—¿Sabes qué rumores están circulando ahora?
—…¿Rumores? — preguntó Akane con mucha intriga.
—Sí, se dice que mi hermana y tú se están peleando por él. Aunque otros rumores dicen que el verdadero interés romántico es Sahara Iku.
La mirada afilada de Akane se amplió.
—¡¿Qué?! Seguro, Oyamada-kun tiene una cara linda y todo eso… ¡Pero por qué tengo que competir con Chizuru! ¡Y encima con Sahara-sensei también!
Tayura suspiró mientras apoyaba la mejilla en su mano.
—Es lindo, ese chico.
—…¿Qué rayos estás diciendo?
—Nada, olvidalo… Maldición, debí haber resuelto todo ese problema ayer.
El ceño de Akane se frunció ligeramente.
—¿Ayer? ¿Qué pasó ayer?
—No es nada, no es nada. Pero en serio, ¿dónde se metió? ¡Todavía me cuesta creer que ese idiota sea mi compañero de clases!
—Hmmm… Aunque te hayas saltado las clases, pareces saber mucho.
—No sé qué está pasando, ¡¿pero qué hiciste para que mi hermana y tú se hayan convertido en el tema de interes de toda la escuela?!
—¡Solo estaba dando instrucciones como corresponde!
—Ya veo.
Tayura encogió los hombros en un gesto desinteresado.
Akane, que había estado apretando los dientes, soltó un profundo suspiro. Relajó los hombros y ajustó la posición de sus gafas, que brillaron con luz.
—Oyamada-kun debería estar recibiendo instrucciones de Yatsuka-sensei en este momento. ¿Por qué no te unes a ellos, Minamoto-kun? Puedes aprender durante unos dos años, incluyendo lo que viene.
—…¿Yatsuka? Vi a ese maestro violento cuando llegué al portón de la escuela, pero no lo vi junto a él.
Akane parpadeó ante la respuesta de Tayura.
—Yatsuka-sensei estaba frente a la escuela con Sahara-sensei igual que siempre, pero no vi a ese pillo con él.
—No sé que es lo que ocurre con Oyamada-kun… Tal vez está indeciso porque acaba de transferirse.
—No me importa lo que le ocurra a ese campesino. Pero aun así…
Tayura miró a su alrededor.
El aula estaba inusualmente bulliciosa. El nivel de ruido claramente era alto.
—¿Pasa algo?
—Nada de lo que debas preocuparte.
Akane, quien estaba interesada en lo que Tayura en lo que ocultaba, decidió presionar un poco.
—Ayer hubo un incendio en la sala de música, ¿verdad? Aparentemente, una columna de concreto cayó sobre los restos del incendio. Desafortunadamente, había personas debajo…
—¿Se derrumbó?
—No, no es eso, idiota. Afortunadamente, la columna se rompió en el aire. Pero había alguien entre todo ese caos, y lograron escapar sanos y salvos.
—Oh, ya veo. — respondió Tayura distraídamente.
—¿Tienes alguna idea de quien haya podido ser?
—No…
Ante el inesperado interrogatorio, Tayura se quedó pensativo por como es que Akane sabía tanto de la situación de ayer, y comenzaba a dudar si había alguien más presente anoche, o como es que descubrieron la verdad.
—Oye, Minamoto-kun. ¿Qué está pasando?
Tayura levantó la cara.
—Oh, nada… Es otro asunto. Bueno, pase lo que pase con él, no es asunto mío.
—¿Él? ¿Estás hablando de Oyamada-kun?
Tayura curvó los labios con una sonrisa.
—¿Por qué estás tan obsesionada con ese chico? ¿Qué tiene de especial?
— — — — — — —
El puño de Kiriyama golpeó la puerta con fuerza, haciendo temblar todo el aula. Kouta y Mio se sobresaltaron ante el impacto.
La puerta se abrió lentamente, revelando a un hombre alto con una mirada fría y penetrante. Era el jefe de los Yokai, Kumada.
—¿Quiénes son ustedes? — preguntó Kumada con voz grave.
Kouta tartamudeó, sin saber qué decir. Antes de que pudiera responder, Mio intervino.
—Somos estudiantes de esta escuela. Nos enviaron aquí para hablar contigo — respondió Mio con una expresión desafiante.
Kumada miró a Mio con indiferencia y luego desvió la mirada hacia Kota.
—¿Y tú? ¿Qué quieres?
Kota se sintió abrumado por la presencia intimidante de Kumada, pero logró juntar el valor para hablar.
—Yo… Yo solo quería saber más sobre este mundo y los Yokai. Quiero entender lo que está sucediendo.
Kumada lo miró fijamente durante un momento y luego soltó una risa fría.
—Entonces, quieres ser fuerte, ¿no? Eso es lo que todos quieren. Pero ser fuerte en este mundo no es fácil. Hay muchos peligros y enemigos que enfrentar. ¿Crees que estás preparado para eso?
Kouta vaciló por un momento, pero luego asintió con determinación.
—Sí, estoy dispuesto a enfrentar los desafíos. Quiero proteger a las personas que me importan y hacer lo correcto.
Kumada observó a Kota en silencio, evaluando sus palabras y su determinación. Luego, finalmente habló.
—Muy bien, te daré una oportunidad. Pero recuerda, el camino que has elegido no será fácil. Debes estar dispuesto a sacrificar mucho y enfrentar tus propios miedos. ¿Estás seguro de que estás listo para eso?
Kota respiró hondo y respondió con determinación.
—Sí, estoy listo.
Kumada asintió y abrió la puerta por completo, invitando a Kota y a los demás a entrar.
—Entonces, acompáñenme. Les mostraré el verdadero mundo de los Yokai y les enseñaré lo que se necesita para sobrevivir aquí.
Kota, Mio y Kiriyama intercambiaron miradas y luego siguieron a Kumada hacia el interior del aula, preparados para enfrentar los desafíos que les esperaban.
Kouta se sentía cada vez más confundido. No entendía lo que estaba sucediendo ni quién era ese hombre frente a ellos.
—Disculpe. ¿Quién es usted y qué está pasando aquí?
El hombre giró lentamente la silla para enfrentar a Kouta. Era un hombre mayor, con el cabello corto y una barba descuidada. Sus ojos tenían una mirada cansada pero penetrante.
—Me llamo Kumada Ryuusei. Soy el presidente del Club de Ocultismo de la escuela. Y esta habitación es nuestro cuartel general.
Kouta y Mio intercambiaron miradas sorprendidas. No podían creer que el hombre frente a ellos fuera el presidente del Club de Ocultismo.
—¿El Club de Ocultismo? — preguntó Mio, perpleja — ¿Qué tiene que ver eso con los Yokai y este mundo extraño?
Kumada sonrió irónicamente.
—Parece que ustedes también están confundidos. Pero les diré algo interesante. Este mundo en el que se encuentran, con todos los Yokai y las reglas especiales, es en realidad un juego. Un juego que creamos aquí en el Club de Ocultismo.
—¿Un juego? — preguntó Kota, incrédulo — ¿Y nosotros somos jugadores?
—Así es. Ustedes fueron seleccionados para participar en este juego. Cada uno de ustedes tiene un papel que desempeñar, y su objetivo es completar las misiones asignadas y sobrevivir en este mundo. El premio es la posibilidad de cambiar su destino y obtener lo que más desean.
Kouta sintió que su cabeza estaba a punto de estallar. Nada de esto tenía sentido, pero algo en su interior le decía que debía escuchar lo que Kumada tenía que decir.
—Entonces, ¿qué debemos hacer? — preguntó Kota, decidido a enfrentar lo desconocido.
Kumada sonrió de manera enigmática.
—Para comenzar, deben aceptar su destino y abrazar su papel en este juego. Les enseñaré cómo navegar en este mundo de los Yokai y cómo sobrevivir. Pero recuerden, el camino que eligieron no será fácil. Deberán enfrentar desafíos, superar obstáculos y tomar decisiones difíciles. ¿Están preparados para eso?
Kouta miró a Mio y Kiriyama, quienes asintieron con determinación. A pesar de la confusión y el miedo, estaban dispuestos a enfrentar lo que viniera.
—Sí, estamos listos. — respondió Kouta con determinación — Enséñenos lo que debemos hacer.
Kumada asintió satisfecho y se puso de pie.
—Entonces, comencemos nuestra primera lección en este juego. Les mostraré el camino hacia la supervivencia en este mundo de lo oculto.
Kouta se encontraba en estado de asombro y confusión. No podía entender por qué el líder de los Yokai se mostraba tan amigable y accesible. Su apariencia imponente y la cicatriz en su ojo parecían contradecir su actitud afable.
—¿Por qué estás tan sorprendido? — preguntó Kumatani con una sonrisa — No todos los yokai son malvados o quieren hacerte daño. Al igual que los humanos, hay todo tipo de personalidades entre nosotros.
Kouta asintió, tratando de asimilar esa idea. Aunque había experimentado encuentros peligrosos con Yokais antes, estaba empezando a darse cuenta de que no todos eran enemigos.
—Entiendo. Pero, ¿por qué aceptaste ayudarme con tanta facilidad?
Kumada se recostó en su silla y cruzó los brazos, pensativo.
—Porque tienes algo especial. Una conexión con este mundo y sus reglas. Hay algo dentro de ti que te hace diferente, y estoy dispuesto a descubrirlo.
Kouta frunció el ceño, sin estar seguro de qué pensar. Sentía curiosidad por lo que Kumada estaba insinuando, pero también estaba preocupado por las implicaciones.
—¿A qué te refieres con ‘algo dentro de mí’?
Kumada sonrió misteriosamente y se inclinó hacia adelante, acercándose a Kouta.
—Has sido elegido, Kouta Oyamada. Eres uno de los elegidos para participar en este juego del Club de Ocultismo. Tienes un papel importante que desempeñar aquí, y tu destino está entrelazado con el de los Yokai.
Kouta quedó atónito. No podía creer lo que estaba escuchando. Un juego, un destino entrelazado, todo parecía demasiado surrealista.
—¿Un juego? ¿Qué tipo de juego? ¿Y qué es lo que tengo que hacer?
Kumada se enderezó en su silla y miró fijamente a Kouta.
—Eso lo descubrirás tú mismo durante este camino. Pero te doy mi palabra de que quedarás satisfecho cuando lo hayas completado. ¿Estás seguro que quieres hacerlo, Kouta Oyamada?
Kouta miró a Kumada sintiendo una mezcla de emociones. Miedo, incertidumbre y una chispa de determinación se encendieron en su interior.
—Sí. Estoy dispuesto a aceptar el desafío. Quiero descubrir la verdad y cambiar mi destino.
Kumatani asintió con aprobación.
—Bienvenido al Club de Ocultismo, Kouta Oyamada. A partir de ahora, te guiaré y te enseñaré cómo sobrevivir en este juego. Prepárate para una experiencia que desafiará tus límites y pondrá a prueba tu valentía.
Kouta respiró hondo, sabiendo que estaba a punto de embarcarse en una aventura que cambiaría su vida por completo. Con Kumada a su lado, estaba decidido a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Kouta se dio cuenta de que había algo más en la personalidad de Kumada Ryuusei que iba más allá de su apariencia imponente como líder de los Yokai. A pesar de su tamaño y el rol que posee. Parecía tener un lado más ligero y juguetón, como si disfrutara de las cosas simples y divertidas.
Sin duda alguna, Kouta pensó que era fascinante. Un líder poderoso pero también capaz de apreciar la diversión y apelar a los sentimientos humanos.
Kumada, todavía sonriendo, se acercó a Kota.
—¿Algo te sorprende, Oyamada? — preguntó amablemente.
Kouta asintió, con una sonrisa tímida.
—Sí, estoy sorprendido de ver cómo alguien tan fuerte y respetado como tú puede tener un lado tan juguetón. Me hace darme cuenta de que las apariencias pueden ser engañosas y de que todos tienen diferentes facetas en su personalidad.
Kumada rió suavemente y asintiendo con aprobación.
—Es cierto, Oyamada. No te dejes llevar por las apariencias. Todos llevamos un lado diferente dentro de nosotros, y la diversidad es lo que hace que el mundo sea interesante.
Kiriyama, quien todavía tenía una expresión puntiaguda, soltó un suspiro exasperado.
—¡Basta de charlas filosóficas! ¿Cuál es el plan ahora, Kumada? ¿Cómo vamos a ayudar a Oyamada en este juego?
Kumatani se volvió hacia Kiriyama, con una expresión traviesa en sus ojos.
—Por supuesto, tenemos que entrenar a Oyamada. Necesitará habilidades y conocimientos para enfrentar los desafíos que se avecinan. Pero no te preocupes, estaremos aquí para guiarte en cada paso del camino.
Kouta se sintió aliviado al escuchar esas palabras. Sabía que no estaría solo en esta extraña y emocionante aventura.
—Gracias, Kumada-san. — dijo Kota con gratitud — Aprecio tu ayuda y estaré listo para aprender y enfrentar lo que sea necesario.
Con su determinación renovada, Kouta se preparó para sumergirse en el mundo de los seres sobrenaturales, confiando en su nueva alianza con Kumada y el Club de Ocultismo.
— — — — — —
—Oh, ya veo. Entonces eres Kiriyama porque cortas árboles, eh…
—Insensato, ¿quien te ha dado permiso para referirte a mi con tanta libertad.
—Lo siento, disculpa…
—Hmm, pero es correcto. Como corto muchos árboles, me llamo Kiriyama. Jejeje, es un buen nombre, ¿verdad? Jejeje, suena genial. — dijo Kiriyama con una sonrisa burlona.
Mientras asentía con la cabeza, Kouta se preguntaba si había alguna razón detrás de nombres como Chizuru y Tayura…
—Um… entonces, ¿qué hay de Mio-san?
La espalda de Mio se enderezó y su rostro se puso rápidamente rojo como un tomate. Se escondió detrás de la espalda de Kiriyama, quien miró por encima del hombro y murmuró:
—Kouta, eres un pervertido.
—¡¿Perdón?! ¿Por qué dices eso? — exclamó Kouta sorprendido.
La risa de Kumada se volvió más fuerte tras ver la interacción de ambos chicos. Lo encontraba bastante comida.
—Es muy gratificante ver como todos se llevan bien. Jajajaja. — dijo Kumada mientras dejaba de reír de repente.
Luego, con una expresión seria, se acercó más a Kota y continuó.
—Veras, Kouta, no sé que te habrá dicho Kiriyama. Pero aunque me llamen jefe, no soy tan importante. El club de ocultismo es una asociación de ‘seres no humanos’ y nuestra premisa es ayudarnos mutuamente, como un grupo unido. Y yo solo soy el coordinador. Eso es todo.
—¿Ayudarse mutuamente? — preguntó Kota intrigado.
—Sí, somos bastante peculiares desde el principio. Animales y cosas por el estilo… Por lo tanto, no somos muy inteligentes y desconocemos las normas sociales humanas. Excepto Mio, por supuesto.
Kumada se encargó de ponerme en contexto sobre la situación mientras que Mio tímidamente mostraba su rostro desde detrás de Kiriyama y se retorcía. Kiriyama, por su parte, se rió entre dientes y parecía extrañamente orgulloso.
—Hablando sin rodeos, somos unos idiotas. — afirmó Kiriyama.
—¿Idiotas? — repitió Kota confundido.
—Así es. Nosotros, los idiotas, debemos ayudarnos mutuamente para navegar por este mundo humano complejo y extraño. En otras palabras… Nos enseñamos mutuamente para los exámenes, aprendemos modales en la mesa… Como no comer con las manos… Aprendemos a limpiar… No lamernos con la lengua…
—Y también matamos cosas ocultas.
—¡¿Matar…?! — exclamó Kouta con sus mejillas temblando ligeramente.
Kumada reprendió a Kiriyama con sus manos enfundadas en guantes.
—Hey, Kiriyama. No asustes al chico.
—Pero es la verdad. No puedo perdonar a esas cosas ocultas. No deberíamos revelar nuestra identidad a los humanos, está mal. Sin embargo, hay personas que no tienen problema en hacerlo. Como Tayura y su molesta hermana.
En cuanto Kiriyama mencionó a la peculiar pareja. Las mejillas de Kouta volvieron a temblar.
—Chizuru, Tayura… Esos tipos son unos idiotas. Son más idiotas que nosotros. Peor aún, prefieren llevarse bien con los humanos en vez de nosotros. ¡Estoy seguro que algún día revelaran su identidad y nos pondrán en riesgo a todos! — exclamó Kiriyama con indignación.
—B—Bueno, no podemos hacer nada al respecto… Chizuru-san es atractiva, por eso no deja tranquilo a los hombres. — murmuró Mio a través de Kiriyama,
Tras ese comentario, Kouta no le quedó de otra que asentir con la cabeza.
—Eso no es cierto en absoluto. En ese caso, Mio, eres más atractiva que ella.
Mio se ruborizó nuevamente y se ocultó detrás de Kiriyama en cuanto escuchó tal halago.
—No puedo perdonar cómo nos menosprecian a nosotros y a Kumada-san. Ser llamados idiotas por idiotas. Es muy irritante ser menospreciado por esos idiotas. ¡No puedo permitirlo, los mataré!
Exclamó Kiriyama con determinación. Lo que hizo que Kamuda se riera fuertemente.
—Bueno, es bueno que estés lleno de energía… Pero ten cuidado de no ser derrotado nuevamente por tus hermanos menores, los zorros.
—¡No seré derrotado en absoluto! ¡Eso fue un empate! — afirmó Kiriyama, quien respiraba pesadamente.
—Bueno, dejando eso de lado… ¿Qué opinas, Oyamada? ¿Te gustaría unirte? Quiero decir, ¿te gustaría unirte al Club y llevarnos bien? No es una obligación. Como dijo Kiriyama antes… Y como ya sabes, ni tú ni los hermanos Minamoto están en él. Parece que les gusta vivir en libertad.
—¿Hm? Oyamada, ¿conoces a esos idiotas de los hermanos Minamoto? — preguntó Kiriyama inclinando la cabeza.
—Huh… Con respecto a eso…
—Entiendo que tengas razones para no querer unirte a nosotros. Sin embargo…
El ojo derecho de Kumada se abrió de par en par, revelando una pupila interior plateada que brillaba intensamente.
—Si usas tus poderes de transformación para hacer cosas por tu cuenta en esta escuela… No solo te convertirás en un enemigo para muchas otras criaturas, incluyendonos Debes estar preparado para eso.
—Yo… No puedo unirme como miembro. — dijo Kotaro, venciendo su miedo y tomando una decisión.
El ojo derecho de Kumada se curvó en una sonrisa.
—¿Te preocupa la cuota de membresía, las cuotas anuales? Entonces, despreocúpate. La entrada es totalmente gratis. — bromeó Kumada.
—N—No, no es eso.
—Entonces… hmm, tal vez te preocupa los beneficios de ser miembro. Bueno, si te unes, podemos ofrecerte té y aperitivos. Nosotros, que somos diferentes a las personas comunes, podemos tener conversaciones que no se pueden tener con los humanos. También tenemos planes para ver los cerezos en flor en primavera, ir a la playa en verano, disfrutar del follaje otoñal en otoño y visitar aguas termales en invierno… Bueno, eso depende de esto. Si los precios de las acciones suben, claro.
Aguas termales… Kotaro reafirmó apresuradamente su guardia, que había comenzado a bajar.
—No, no es… Posible. — dijo Kotaro con determinación.
—¿Por qué no? — preguntó Kumada.
—Porque yo… No soy un Yokai…
Como era inevitable, el silencio reinó por un momento. Sin duda era una sorpresa para las personas presentes.
—Oye, ¿qué acabas de decir? — preguntó Kiriyama.
—Yo… Soy solo un humano.
Kotaro se volteó y gritó. Tanto Kiriyama como Mio, que estaban observando desde detrás de él, quedaron con la boca abierta.
Cuando Kotaro miró tímidamente a Kumada, notó que este parecía extrañamente entretenido y sonriente.
De repente, sonó el timbre.
Ding, dong, clang, clang…
Era el timbre que anunciaba el inicio de la clase.
Justo después de que el timbre dejara de sonar, Kiriyama frunció el ceño.
—¿Nos engañaste? ¿Engañaste a Mio y a mí? — preguntó Kiriyama con incredulidad.
—N–No fue mi intención…
Kotaro miró a Mio, que estaba detrás de Kiriyama, y vio lágrimas brotando de sus ojos una tras otra.
—Por primera vez… pensé que había encontrado a alguien como yo, mitad humano… Pero todo fue una mentira… Una mentira. Da miedo… Los humanos dan miedo después de todo.
Mio sollozó mientras aferraba a Kiriyama.
La culpa invadió el corazón de Kotaro, llenándolo de angustia.
—L—Lo siento… Por ser humano…
A pesar de las palabras que salieron de su boca, el chico no entendía por qué se estaba disculpando por algo como eso, quizás la culpa de ver llorar a aquella chica lo hizo sentir de esa manera.
—Oyamada, retrocede dos pasos. — ordenó Kumada.
Kotaro se preguntó qué significaba eso, pero obedeció y dio dos pasos hacia atrás. Al levantar la cabeza, vio cómo el puño de Kiriyama pasaba justo por encima del lugar donde estaba su cabeza momentos antes.
Los mechones de cabello cortados cayeron al suelo, bailando en el aire.
—¿Cómo te atreves a hacer llorar a Mio? ¡Hasta yo estoy a punto de llorar! — exclamó Kiriyama, indignado.
Kiriyama también tenía los ojos llorosos a la vez que sus colmillos se reflejaban en su rostro de ira.
—Ahora da tres pasos más atrás. — ordenó Kumada.
Kotaro siguió rápidamente las instrucciones y retrocedió. Los ataques de Kiriyama con su mano y su pie pasaban zumbando frente a él, y mechones de su pelo volvía a caer al suelo.
—Ahora gira a la izquierda… Ahora a la derecha. Agáchate. Levántate. Arrástrate. Bien, avanza marcha atrás. Muy bien, lo estás haciendo bastante bien… — indicó Kumada.
—¡No intentes esquivarme! ¡Mentiroso! ¡Monstruo cobarde!
Kotaro se doblaba la espalda, se retorcía y rodaba por el suelo para esquivar los ataques de Kiriyama, que venían como un vendaval.
—Ahora ve hacia la derecha… Bien, Oyamada. ¿No te sientes listo para mostrar tu verdadero poder?
—V—¿Verdadero poder? — balbuceó Kotaro.
—No eres solo un humano común, ¿verdad?
—No lo sé. Pero hasta donde recuerdo, es lo que soy.
Permaneciendo en el suelo, Kotaro jadeaba con fuerza. Finalmente, había sido acorralado. El aliento de Kiriyama que se acercaba era abrumador.
—¿Acaso el simple hecho de ser humano puede emitir un olor tan similar al nuestro? Bueno, es cierto que no eres mitad Yokai como nosotros. Pero no eres solo un humano. Si realmente eres solo un humano, ¿por qué hueles tan fuertemente a esa fragancia que poseen los Minamoto? Ese olor tan distintivo… Eso es lo que me hace dudar.
—Tú… ¿Tú también eres parte del grupo de los idiotas especiales? — exclamó Kiriyama.
La respiración de Kiriyama se volvió aún más agitada.
Kumada curvó la comisura de su boca con una sonrisa burlona.
—Jeje… Oyamada, ¿ya has tenido un encuentro con esa chica?
—¿En-Encuentro…?
Kotaro quedó con expresión en blanco ante la obviedad de la pregunta. Mio, por su parte, se puso roja y bajó la cabeza.
—Oh, ya veo. Por supuesto, considerando tu personalidad… Debe ser lo contrario. Chizuru fue quien te encontró a ti, ¿cierto? — dijo Kumada.
—¡No es así! ¡Todavía no hemos llegado a ese punto!
—Si aún no, entonces, ¿eventualmente? Hmm, hmm. — murmuró Kumada acariciándose la barba.
—No, no es así.
—¡Ugh! ¡No me importa esa charla pervertida! — exclamó Kiriyama —Lo importante es esto, Oyamada el pervertido, el zorro pervertido masculino. ¡Eso te convierte en nuestro enemigo!
—No soy un pervertido…
El ambiente se había vuelto tenso. En medio de una ráfaga de viento, Kotaro recordó cómo Kiriyama había partido una columna de hormigón en dos con un solo movimiento.
Era consciente de que él podría acabar igual si no tenía cuidado.
La imagen de un joven pequeño, dividido limpiamente de la cabeza a la entrepierna, se dibujó en su mente.
Kotaro abrió la boca, pero no salió ningún sonido, aunque intentó gritar, debido a que Kiriyama ya estaba realizando su movimiento, y un pequeño tornado se arremolinaba a su alrededor.
Los escritorios y sillas se movían, arrastrándose por el suelo. Kumada permanecía imperturbable, mientras que Mio se escondía detrás de su imponente espalda.
—K-Kumada-san, si esto sigue así, ese chico va a…
—Lo sé. Aunque me cuesta creer que sea solo un humano… Eso es bastante aburrido.
Mio levantó la vista y Kumada se puso de pie. Sin embargo, un ligero sonido descriptible se generó más allá de la ventana.
Dos figuras saltaron hacia dentro rompiendo el cristal.
La cortina fue derribada mientras una mujer de cabello negro largo y una falda corta ondeaba en el aire, y un hombre con una expresión apática cerraba la boca.
Ambos sujetaban mangueras contra incendios en sus manos, probablemente soltaron las mangueras que estaban conectadas en la azotea, y sin pensarlo dos veces, atravesaron los cristales rotos y aterrizaron en el suelo.
—¿Qué se supone que están haciendo ustedes dos? — exclamó Kiriyama.
Cuyo rostro recibió el impacto de la suela del zapato de la mujer, enviándolo volando mientras soltaba un grito de sorpresa.
Dicha mujer se acercó rápidamente a Kouta, quien le enterró su generoso pecho en el rostro a la vez que le transmitía dicho calor.
—Ch—Chizuru…
—¡Ah, Kouta-kun, estás a salvo! — exclamó Chizuru mientras se lanzaba hacia Kotaro.
—¿Estás bien? ¿No te duele nada? ¿No estás herido? Estos tipos son unas totales bestias, ¿cierto?
Kotaro luchaba por respirar mientras agitaba sus manos en señal de protesta.
—…Veo que siguen sin sentir respeto por lo ajeno ¿eh? — dijo Kumada con una sonrisa amarga antes de alejarse.
Caminó pesadamente hasta llegar a un casillero y sacó una escoba y una pala de su interior.
—Oye, Chizuru, vamonos rápido de aquí. Si sus compañeros regresan, esto será problemático.
Ante las palabras de Tayura, Chizuru apartó la mirada de Komuda, quien comenzó a recoger los trozos de cristal esparcidos por el suelo.
—Kotaro-kun, ¿puedes levantarte?
—…No… No creo…
El chico había sido completamente derribado por el peso de los grandes pechos de Chizuru. Aunque intentó resistirse en lo más mínimo de evitar el mayor tacto posible con ella, no le quedó de otra que apoyarse en ella.
—¡Oigan ustedes tres, esperen! — exclamó Kiriyama — ¡Nadie se irá hasta que reciban su merecido!
—…Oye, eso suena como una línea de villano. El papel clásico de los que siempre pierden. Bueno, aunque te queda perfecto.
Kiriyama temblaba nerviosamente.
—No soy el tipo que siempre pierde, ¡soy el tipo que gana!
—Oye, Tayura, ¿por qué no te encargas de él? Después de todo, entre idiotas se entienden.
—Qué molesta eres, mujer… Eres una piedra en mi zapato. — replicó Tayura.
—Gi-gi-gi… ¡Malditos Tres Idiotas Especiales! ¡Acabaré con todos ustedes!
Invadido por la furia, Kiriyima amenazó a los tres chicos quienes estaban a punto de irse. Pero dicho intercambio de palabras no hizo más que provocar una reacción jocosa en Chizuru.
—¿Y si te crees capaz de hacerlo?
Tras decir eso, Chizuru sostuvo las mejillas de Kouta entre sus manos, y lo acercó a su rostro.
—¡Oye espera! ¡¿No me digas que vas a repetir lo de la sala de música?!
—…¿La sala de música?
Kumada se detuvo abruptamente mientras recogía los pedazos de cristales en el suelo, y centró su atención en la pareja que tenía frente a él.
En ese preciso momento, Kouta y Chizuru se estaban besando apasionadamente. Sus labios se unieron en un beso apasionado, tal y como si una mujer estuviera devorando a un hombre.
Kumada asintió impresionado, mientras Mio se cubría la cara con las manos, pero miraba a través de los huecos entre sus dedos.
Los ojos vacíos de Kiriyama recuperaron un brillo plateado.
—Ustedes dos…. ¡Están yendo demasiado lejos! — exclamó mientras saltaba hacia ellos.
Y en un abrir y cerrar de ojos Chizuru desapareció, haciendo que Kiriyama cayera al suelo, con los ojos abiertos de par en par.
Por un instante, intentó golpear a Kotaro con una palmada en el cuello, pero Kotaro respondió con una sonrisa malévola.
Esquivó fácilmente los dedos de Kiriyama y giró rápidamente. Su patada trasera voló directamente hacia Kiriyama, pasando junto a su costado y golpeando su sien de manera impresionante haciendo que saliera volando por la sala.
De su cabeza y cintura sobresalen orejas y cola de zorro negras, además de unos bigotes de gato en su rostro.
—Sigues siendo el típico perdedor. — respondió Kouta guiñando el ojo.
Su voz estaba mezclada entre la de Chizuru y la de él.
Luego de unos segundos, la expresión severa desapareció del rostro de Kouta.
—¡Ah! ¡Lo siento mucho! ¿Estás bien, Kiriyama-san? — dijo Kouta disculpandose frenéticamente.
Kiriyama, quien estaba en el suelo, tenía los ojos en blanco y temblaba ligeramente. Mio corrió para proteger a Kiriyama y se inclinó sobre él, mirando a Kotaro con los ojos entrecerrados.
—No solo eres mentiroso… Sino que también eres violento… — dijo Mio con disgusto.
Kotaro se agarró el pecho. Sentía una culpa abrumadora.
Un sonido agudo cortó el aire. La escoba y el recogedor cayeron de las manos de Kumada. Y el sonido provenía de los trozos de vidrio rotos dentro del recogedor.
—Ya veo, ya veo. Entonces, el olor que percibí proviene de ti. — comentó Kumada mientras observaba el uniforme de Chizuru.
Luego volteó a mirar Kouta.
—Ahora todo tiene sentido, chico.
Un brillo plateado brillaba en su ojo derecho y una sonrisa se formó en su gran boca.
Kouta se quedó rígido de miedo. No solo su rostro, sino también sus extremidades se negaban a moverse. Sentía que la mirada del imponente hombre frente a él podía aplastarlo, quien era tan sólido como una roca.
La tensión se disipó de la expresión tensa de Kouta. Curvó ligeramente los labios, e incluso sus orejas y cola de zorro, que antes estaban erizadas con pelo negro, recuperaron su flexibilidad.
—Si ese es el caso… ¿Qué vas a hacer, Kumada-san?
—En ese caso…
Kumada resopló, exhalando bruscamente por la nariz. Los botones de su camisa saltaron todos a la vez, dejando al descubierto sus músculos voluminosos y su poblado vello en el pecho. Apretó los dientes y soltó un resoplido.
—¡Yo seré tu oponente!
Kota, en su forma de zorro negro, levantó las cejas y mantuvo su mirada firme mientras pensaba en como habían llegado hasta esta situación.
—¡Oyamada nos has engañado! ¡Engañaste tanto a Kiriyama como a Mio haciéndote pasar por un Yokai! ¡Eso es imperdonable!
—Eso… Eso no es cierto…
—Escuchemos lo que tiene que decir, Kouta-kun. — intervino Mio, tratando de mantener la calma.
La situación estaba tan tensa que cualquier movimiento en falso o cualquier palabra mal interpretada podría desencadenar un batalla furiosa entre ambos bandos.
Sin embargo, antes de que siquiera esa situación se volviese realidad…
—¿Qué están haciendo ustedes dos? — preguntó un hombre con voz firme, sosteniendo la espada de bambú en su mano.
La mirada de Kota se desvió hacia el suelo mientras trataba de ocultar sus orejas de zorro y mantener su cola bajo control. Sentía una mezcla de miedo y vergüenza por ser descubierto en su forma de yokai.
—La clase ya ha comenzado. — continuó el hombre.
No obstante, sus ojos se movieron de Kouta a Kumada, evaluando la situación con atención.
Kumada, aún sosteniendo los dedos en alto, se detuvo en su risa burlona y adoptó una postura más seria. Parecía reconocer la autoridad del hombre y ajustó su camisa blanca desabrochada.
El aula quedó en silencio, con todos los presentes conteniendo la respiración, esperando la reacción del hombre con la de bambu.
—Kouta, Chizuru, ¿podrían explicarme qué está sucediendo aquí? — preguntó el hombre en tono sereno pero exigente.
Kouta tragó saliva y miró a Chizuru en busca de ayuda, mientras Chizuru extendía su mano hacia Kumada, tratando de apaciguar la situación.
—¡No permitiré que nadie se interponga en mi amor con Kouta-kun! — declaró Chizuru, mostrando su determinación.
Mio y Kiriyama, que habían estado observando atónitos la escena, se sorprendieron por las palabras de Chizuru y esperaron el desenlace de la situación.
El hombre observó la escena con detenimiento y luego suspiró.
—Entiendo que hay asuntos personales involucrados aquí.
El profesor respondió en un tono suave.
—No obstante, no podemos permitir que los problemas personales afecten el ambiente de aprendizaje en la escuela. Están en medio de un recinto escolar y deben respetar las normas.
Kouta y Kumada asintieron con seriedad, reconociendo la autoridad y aceptando su error.
—Recuerden, la convivencia pacífica y el respeto mutuo son fundamentales. Ahora, por favor, sea lo que sea que estén haciendo, acabenlo ahora.
Kouta, aliviado por la resolución pacífica, soltó un suspiro y se dispuso a volver a su lugar junto a Chizuru y Tayura.
Aunque la confrontación parecía haberse evitado por el momento, el ambiente en el aula seguía tenso. Los ojos de Kumada y Kouta se encontraron una vez más, prometiendo un enfrentamiento inevitable en algún momento futuro.
— — — — — — —
Luego de que la situación se calmara, Kouta se encargó de contar todo lo sucedido hasta ahora, como es que llegó a conocer a los Yokai, porque tiene ese característico olor, y como es que conoció a los hermanos Minamoto.
—Entiendo… Así que estás poseído por un zorro hembra, Oyamada.
El estómago de Kota se tensó al escuchar el nombre “zorro hembra”.
Al instante, un cabello dorado y piel blanca emergieron de él. Chizuru apareció de repente, desnuda.
Ante tal escena, Mio soltó un grito por el pánico al ver a Chizuru desprenderse del cuerpo de Kouta.
—T—¡Tonta! ¡¿Qué crees que haces?!
—Ch—Chizuru-san…
Kouta se tapó la nariz con una mano, mientras la sangre goteaba por los espacios entre sus dedos. Y con la otra mano, le entregó su chaqueta a Chizuru.
Chizuru recibió la chaqueta y, en lugar de ponérsela, la enterró en su rostro.
—El olor de Kouta-kun…
Su cola se movía violentamente y hacía ruidos extraños de éxtasis.
—Deja de actuar como una maniática y vístete — dijo Tayura mientras le lanzaba su ropa.
El rostro de Tayura estaba lleno de ira al ver como su hermana mayor perdía la compostura.
Acto seguido, Chizuru comenzó a colocarse apresuradamente la ropa. Kouta apartó la mirada cuando presenció cómo ella pasaba una de sus piernas por su ropa interior.
—Lo siento si te asusté desde un principio, Oyamada. Pero tenemos ciertas reglas que seguir para mantener la identidad de los Yokai a salvo. Chizuru ya me había hablado de ti con anterioridad, así que tenía que asegurarme de que pudieras guardar el secreto.
El chico quedó completamente atónito, incapaz de procesar la información que acababa de recibir.
La confusión se reflejaba en sus ojos mientras buscaba respuestas en el rostro de Chizuru.
Chizuru bajó la cabeza, su cabello dorado ocultando parcialmente su expresión. Parecía apenada y avergonzada.
—Lo siento, Kouta-kun. Quería protegerte y mantener nuestra verdadera identidad en secreto, aunque eso no justifica mentirte.
Kouta sentía como si el mundo se hubiera vuelto del revés. La confianza que había construido con Chizuru y los demás se tambaleaba.
—Lamento toda la función y el haberte hecho sentir incómodo, Kouta. Todo eso fue una invención de Chizuru para proteger nuestra existencia como yokai. Ella quería saber si serías alguien en quien se puede confiar.
Kouta se tomó un momento para asimilar la información. Las emociones encontradas se agolpaban en su interior: incredulidad, decepción y un sentido de traición.
Finalmente, Kouta tomó una respiración profunda y miró fijamente a Chizuru. A pesar de todo, todavía había un atisbo de esperanza en sus ojos.
—Chizuru, entiendo que querías protegernos, pero la confianza es fundamental en una relación. Necesitamos ser sinceros el uno con el otro. Si quieres que sigamos juntos, necesitamos hablar con honestidad y resolver esta situación.
Chizuru levantó la cabeza, encontrando la mirada decidida de Kouta. Una lágrima solitaria escapó de sus ojos.
—Tienes razón, Kouta-kun. Me equivoqué al mentirte, y lamento profundamente haber causado esta situación. Te prometo que seré honesta contigo a partir de ahora.
Kouta sintió un destello de esperanza y, aunque las heridas de la traición aún estaban frescas, decidió darle a Chizuru una oportunidad. Ambos sabían que reconstruir la confianza llevaría tiempo, pero estaban dispuestos a luchar por su relación.
Mientras tanto, el resto del grupo permanecía en silencio, observando la escena con expresiones preocupadas. La revelación había cambiado la dinámica del grupo, pero también había creado una oportunidad para un nuevo comienzo basado en la sinceridad y el entendimiento mutuo.
Juntos, decidieron enfrentar las consecuencias de las mentiras y trabajar en la reconstrucción de la confianza, sabiendo que el camino no sería fácil pero dispuestos a esforzarse por una relación más fuerte y honesta.
Kouta miró su mano manchada de sangre nasal con sorpresa y vergüenza. Sabía que su nariz sangraba debido a la tensión y el estrés que sentía en ese momento. La imagen de Chizuru sosteniendo su mano ensangrentada solo intensificó sus sentimientos de confusión y preocupación.
—Entonces… ¿Ustedes son Yokais intentando adaptarse a este mundo? — preguntó Kota con una voz temblorosa.
Yatsuka asintió solemnemente.
—Sí, nosotros, los yokai y otros seres estamos viendo aquí, hemos sido considerados como aquellos que no se adaptan a la sociedad humana. Esta escuela es un lugar donde intentamos corregir nuestros comportamientos y aprender a vivir en armonía con los humanos.
Chizuru apretó la mano de Kouta con fuerza, buscando consuelo y conexión en medio de la revelación. Sus ojos reflejaban la tristeza y el arrepentimiento por haber ocultado la verdad.
—Kouta-kun, lamento mucho haberte arrastrado a todo esto. No quería que te involucraras en nuestros problemas, pero… Ahora ya no hay vuelta atrás. Te pido que nos comprendas y que nos des una oportunidad de demostrarte que podemos cambiar.
Kouta miró a Chizuru y sintió un torrente de emociones. A pesar de la confusión y la incertidumbre, todavía había algo en Chizuru que lo atraía y lo impulsaba a seguir adelante.
—Chizuru… Aunque esto es mucho para procesar, quiero creerte. Quiero creer que todos pueden cambiar y encontrar un lugar en este mundo. Pero necesito tiempo para asimilar todo esto y decidir qué hacer a partir de ahora.
Chizuru asintió con tristeza.
—Entiendo, Kouta-kun. Tomate el tiempo que necesites. Estaré aquí para ti, sin importar lo que decidas.
En ese momento, el grupo de yokai y monstruos que los rodeaba guardó silencio, esperando la reacción de Kouta.
La confianza había sido dañada, pero también había una chispa de esperanza en el aire.
Kouta se tomó un momento para respirar profundamente y buscar claridad en su mente. No tenía todas las respuestas, pero sabía que su conexión con Chizuru y su deseo de encontrar la verdad eran lo suficientemente fuertes como para seguir adelante.
—Quiero conocer más sobre este mundo de los yokai y los monstruos. Quiero entender sus luchas y desafíos, y también quiero encontrar mi propio lugar en todo esto. Si me permiten quedarme y aprender, estoy dispuesto a darle una oportunidad a esta nueva realidad.
La mirada de Chizuru se iluminó con una mezcla de gratitud y determinación. El resto del grupo expresó su alivio y aceptación, acogiéndolo en su círculo.
A partir de ese momento, Kota comenzó un viaje de descubrimiento y transformación. Aunque había muchas incógnitas por delante y desafíos por enfrentar, estaba decidido a explorar el mundo de los yokai, rehabilitarse a sí mismo y encontrar su lugar junto a Chizuru y el resto de sus compañeros. Juntos, se enfrentarían a las adversidades y trabajarían hacia un futuro en el que humanos y yokai pudieran coexistir en armonía.
—Aun así, no olviden que soy su supervisor, además de ser un profesor, me encargo de verificar que todo funcione bajo las normas adecuadas.
—Su… ¿Supervisor?
—Exacto. Así como existen leyes humanas, también hay leyes para los yokai. Hay prisiones destinadas a ellos. Aquellos que violan la ley son capturados y juzgados. La gravedad del crimen determina el castigo. Estos chicos han sido capturados… Pero sus actos realizados en el pasado no son lo suficiente como para ser enviados a prisión. Por lo tanto, es apropiado mantenerlos bajo vigilancia y ver si pueden ser rehabilitados.
—Pero… ¿Por qué en una escuela?
—Educación. Es todo lo que ellos necesitan, no un castigo… Su nivel cognitivo y ético es similar al de estudiantes de secundaria. Entonces, ¿por qué no hacer que sean estudiantes de secundaria? Pueden interactuar con humanos en la vida real, estudiar y aprender las reglas básicas de la sociedad humana.
—P—Pero…
—¿Temes que sea peligroso? No te preocupes, esa es la razón por la cual yo estoy aquí.
Yatsuka apuntó su espada de bambú hacia Chizuru. Aunque Chizuru aún sostenía la mano de Kotaro, no reaccionó.
—Si hacen algo mal, no los perdonaré. No soy el único supervisor en la escuela. Aquellos monstruos que se comporten de manera inaceptable recibirán el castigo que se merecen. Incluso podrían ser enviados a prisión.
Kotaro dejó escapar un suspiro, mientras Yatsuka lo observaba en silencio.
—Así que, Kouta, quiero que seas honesto conmigo y me digas, quien fue el que provocó la explosión de la sala de música. — dijo Yatsuka moviendo el shinai de Chizuru hacia Kouta.
Kota abrió la boca y bajó la cabeza profundamente.
—Lo siento mucho. Fue mi culpa.
—Hubiera preferido que me lo dijeras honestamente desde el principio… Además, aún estás mintiendo.
—Y—Yo no estoy mintiendo. — respondió Kouta, nervioso.
—No debes ser el único responsable. Cuéntalo todo.
Manteniendo la cabeza baja, Kota apretó los ojos con fuerza. Mordió sus labios y, suavemente, apretó la mano de Chizuru, que aún estaba entrelazada. Finalmente, se levantó, enderezó la espalda y miró a Yatsuka.
—No… Yo fui el único. — dijo Kota.
Chizuru, que estaba inclinada hacia abajo, levantó la cabeza repentinamente al escuchar la declaración de Kouta.
—No te burles, Oyamada-kun. ¿Crees que un humano puede hacer todo eso por sí solo?
—Entonces, eso significa que no soy humano —respondió Kouta con seriedad.
Mientras observaba detenidamente, Yatsuka miró a un hombre grande parado a lo lejos.
—¿Hay algo que te gustaría añadir, Kumada?
—Yatsuka-sensei, no hay ninguna regla que impida que dos Yokai peleen entre sí, ¿verdad?
—Estás preguntando algo que ya sabes. Siempre te enfrentas a personas que parecen fuertes por tu cuenta.
—En ese caso… Oyamada.¡Te desafío a un duelo! — dijo Kumada golpeando el suelo con fuerza.
—¿Eh? — exclamó Kouta y los hermanos al unísono.
Yatsuka movió ligeramente el shinai hacia un lado.
—¿Qué estás haciendo, Kumada? Oyamada es un humano normal…
—No puede ser un humano. ¿Cómo podría un humano destruir la sala de música por sí solo? Como alguien que lidera a los yokai de la escuela, él es una potencial amenaza que no puedo ignorar.
—¡Deja de bromear! Kouta-kun es solo un humano — intercedió Chizuru, intentando proteger a Kouta.
—Oh, ¿de verdad? Si es solo un humano… ¿Quién fue el que hizo explotar la sala de música? Preguntó Kumada con una risa maliciosa mientras lanzaba una mirada a Yatsuka.
—Tú… ¡Tú solo quieres pelear con Kouta-kun! ¡Eres malvado y egoísta! ¡Y aun así pretendes seguir siendo el líder de los Yokai! — exclamó Chizuru, agarrando el hombro de Kouta. — Está bien, Kouta-kun, no tienes nada de qué preocuparte, ya me defendiste, ahora di la verdad.
—Pero, Yatsuka dijo que podrías ir a la cárcel…
—No te preocupes por eso. — respondió Chizuru con una sonrisa en su rostro.
Volvió su mirada hacia Yatsuka, y enderezó su cuerpo.
—Yatsuka-sensei, la verdad sobre lo que pasó ay—…
Pero antes de que Chizuru pudiera terminar sus palabras, Kouta la detuvo cubriendo colocando sus dedos sobre sus labios.
Chizuru sorprendida, se giró hacia él con una expresión de incertidumbre.
—Lo haré, aceptaré tu desafío. — respondió Kouta mirando fijamente a cierta figura en la habitación.
Kumada soltó una risa burlona. Como si estuviese satisfecho al escuchar esa declaración.
—¡Kouta-kun no! ¿Qué estás haciendo?
—Chizuru, déjame tomar esta decisión, todo estará bien.
Kouta intentó calmarla, ahora siendo él dedicándole una tierna sonrisa. La chica con orejas de zorro y cabello dorado no lograba comprender la situación, y debido a la impotencia que sentía en esos momentos, ya que, inevitablemente sentía que todo esto era su culpa, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.
—Yo, realmente… No lo entiendo… ¿Qué tipo de persona eres? — Chizuru preguntó mientras se abrazaba al dulce chico. — Pero ya que quieres hacer esto, no te pienso dejar solo. ¡Yo también iré contigo! Kouta-kun y yo somos uno solo.
—Por supuesto, estamos juntos en esto, jajaja.
Mientras Kouta y Chizuru se tomaban de las manos y se reían juntos, uno de los presentes interrumpió.
—Espera… Yo también… ¡Yo también lo haré! — balbuceó Kiriyama mientras se levantaba tambaleándose.
—¡Eso fue solo un descuido! ¡No seré derrotado otra vez! — exclamó Kiriyama.
—No seas terco, Kiriyama…. Necesito ver cuánto poder puede desplegar una persona poseída por un zorro… Será fascinante tener una pelea contra esos dos chicos. — dijo Kumada con una sonrisa burlona en su rostro. — No me caes bien, Oyamada. ¡Y te derrotaré por eso!
—Eso no tiene sentido, ¡es un mero capricho de tu parte! — exclamó Kouta.
—Oyamada, ¿estás seguro de que quieres proceder con esto? — preguntó Yatsuka preocupado.
Kouta asintió, y Chizuru también asintió junto a él.
—Ya sea que estés hechizado, engañado o poseído, da igual. Esto es una locura… Oye, Kumada, eres consciente de lo que estás a punto de hacer, ¿verdad? ¿Estás seguro de esto?
—Por supuesto. — respondió Kumada con determinación.
—Maldición, todos ustedes son unos tontos. — comentó Yatsuka rascándose la nuca — aunque, supongo que es necesario averiguar qué tan fuerte es un humano siendo un Yokai. Así que lo permitiré.
Todo lo que había empezado bien, terminó saliendo completamente mal. Kouta no esperaba que este tipo de acontecimientos surgieran.
Su primer contacto con Kumada había sido agradable, incluso llegó a ver como una especie de hermano mayor, un guía del quién podía aferrarse.
Pero ahora, tendrá que enfrentarse a un duelo contra él, todo con el fin de proteger a una chica zorro que comenzaba a tener sentimientos por ella.
Tras ese incidente, Kouta y los demás continuaron con sus clases sin problema alguno, aunque aquel inminente duelo se ha apoderado por completo de su mente, impidiendo de que se concentre en las clases.
Y ya sea cuestión del destino o no, esto apenas comienza para él.
Comentarios para el capítulo "Capítulo 2"
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