Kanojo wa Kon, to Kawaiku Seki o Shite - Capítulo 1
Kanojo wa Kon, to Kawaiku Seki o Shite
[KanoKon]
Volumen 1-Capítulo 1:
Ella tiene una belleza sin igual.
Kouta suspiró profundamente y se detuvo frente a la sala de música, escuchó una suave y delicada melodía de un piano, provocando una gran satisfacción en su corazón.
A través de la puerta de cristal, no logró ver a ningún estudiante dentro de la sala. Las clases ya habían concluido, así que lo primero que pensó fue en la posibilidad de que esa chica estuviera dentro tocando el piano.
El corazón de Kouta comenzó a latir más rápido. Apretó su puño sobre su cortaba, un objeto del cual aún no se había acostumbrado del todo a usar. Se armó de valor, y procedió a tocar la puerta dos veces.
—Disculpe. — dijo kota mientras la puerta se deslizaba
El sonido de la puerta abriéndose se extendió por toda la sala de música, cuyo lugar se envolvió de un gran silencio después de que el piano dejase de sonar.
Dentro de dicha sala, los escritorios estaban perfectamente ordenados. Y la luz del sol de otoño iluminó tenuemente la sala.
Los ojos de Kouta se movieron con rapidez intentando ubicar a la chica en cuestión. Y como era su primera vez en dicho lugar, tampoco logró encontrar el piano.
—¡Bienvenido, Kouta-kun!
Dicha voz se produjo desde un costado de la sala. Instintivamente, los ojos de Kouta se posaron sobre dicha dirección, en un rincón de la sala, había un gran piano de cola. Un instrumento imponente de color negro brillante.
Dicha chica estaba sentada en el taburete. Curvó sus labios rosados y le sonrió.
—Minamoto… San.
—Puedes llamarme Chizuru, Kouta-kun. Todos me llaman así.
Chizuru cerró la tapa del teclado y se puso de pie. Su cabello negro, tenia un brillo sin igual que no envidiaba al del piano.
La longitud de su cabello sobrepasaba la chaqueta de su blazer y llegando hasta la falda.
Parecía ser más alta que Kouta. Aunque en realidad, Kouta solo medía 165 centímetros.
—Espero que no te haya tomado mucho trabajo llegar hasta aquí. — dijo Chizuru mientras rodeó la silla y se apoyó en el respaldo del piano.
—B—Bueno… La verdad es que me detuve a preguntar varias veces por el camino.
—Oh, ya veo… Lo siento, Kouta-kun. Seguramente te habrás sorprendido de que yo te llamase aquí repentinamente, ¿verdad? — respondió Chizuru mientras caminaba hacia él.
Kouta asintió en silencio en su interior. Sin duda alguna, él estaba muy sorprendido.
Después de todo, Kouta se había trasladado a esta escuela esta misma mañana. Es natural estar sorprendido cuando una hermosa chica te cita repentinamente a un determinado lugar luego de que las clases acabaran.
El cabello negro de Chizuru cambiaba de brillo con cada paso que daba. Su cabello exuberante no se limitaba solo a su espalda, sino que fluía también hacia el frente de su cuerpo. Un mechón de cabello caía sobre su delgado cuerpo y se asentaba sobre su prominente pecho.
Cada vez que caminaba, su pecho se balanceaba ligeramente y rebotaba con gracia.
Kouta tragó saliva, produciendo un sonido en su garganta. Instintivamente desvió su mirada, ya que no creía correcto observar detenidamente esa zona de las mujeres.
Pero rápidamente volvió a echar un vistazo furtivo, haciendo que sus mejillas se sonrojaron ligeramente.
Esto no significa que él tuviera pensamientos lascivos. La atención de Kouta estaba en el emblema colocado en el pecho del blazer. El color de fondo del emblema de Kaorifuu High School era de color carmesí, lo que indicaba que Chizuru era estudiante de segundo año.
Por otro lado, el emblema de Kouta era de color azul marino, indicando que era de primer año.
—Oh, vaya…
Chiruzu se cruzó de brazos, haciendo que el emblema de su camisa se ocultara, y a su vez, haciendo aún más prominentes sus pechos a la vista.
—Así que Kouta-kun… Eres bastante pervertido, ¿cierto?
—¿Eh?
Kouta levantó la mirada, que aún estaban posados sobre el amplio pecho de la chica. Sus ojos hicieron conexión visual entre sí, provocando que Chizuru levantara ligeramente la comisura de sus ojos y al mismo tiempo, sus labios se curvaron formando una sonrisa.
De forma repentina, Chizuru tomó su cabeza y la presionó sobre sus pechos con ambas manos. Esto hizo que todo aliento escapara del cuerpo de Kouta, y al mismo tiempo su piel se tornara pálido.
—E—Esto es… Es un malentendido. No, no era mi intención, lo juro… Ciertamente, pensé que eres asombrosa… ¡No, no me refiero a eso! Bueno, um… De todos modos, ¡lo siento mucho!
Kouta bajó la cabeza con todas sus fuerzas, a la vez que Chizuru se riera tiernamente.
—Lo siento, lo siento. Quería bromear un poco tongio. Fufu, pero… Me alegra que Kouta-kun piense de esa manera. — respondió Chizuru mientras sonreía.
—A propósito, Kouta-kun… ¿Te gustan las cosas grandes? — dijo Chizuru mientras soltaba sus brazos.
Esto hizo que sus dos grandes balones se movieran de arriba hacia abajo.
Ante este hecho, Kouta bajó la mirada, y la fijó en el suelo junto a los pies de Chizuru y apretó sus puños. El chico estaba realmente sorprendido en cómo las chicas de la ciudad difieren mucho de las del campo.
—Ah, um, Minamoto-san…
—Error. ¿Qué fue lo que te dije hace un momento?
—¿Eh?
En el momento que Kouta levantó su cabeza, el dedo índice de la chica apuntaba directamente hacia su nariz, y luego movió su dedo de un lado al otro.
—Um, Chi… Zu… Ru… Chizuru-san…
—¡Exactamente!
Tras escuchar eso, los distintivos ojos y su nariz de la chica se fundieron en una gran sonrisa.
Sus cejas finas cubiertas por el flequillo, sus brillantes ojos rasgados, y sus labios lustrosos. Todo esto le transmitía a Kouta una gran sensación de alegría. Provocando que su corazón latiera rápidamente.
Kouta estaba conteniendo su respiración, no lograba comprender como una chica tan hermosa lo hubiese citado en un lugar así.
El chico llevó su mano sobre el lado izquierdo de su pecho, y luego metió su mano en uno de los bolsillos internos de su blazer, con el fin de buscar una carta que recibió de Chizuru durante el almuerzo.
— — — — — — — —
Para comprender como es que Kouta logró concretar una reunión de este tipo con Chizuru, debemos retroceder las horas hasta llegado al medio día de hoy…
En ese momento, Kouta se sentía algo incómodo por su primer día de clases, a pesar de que logró llevarse bien con sus nuevos compañeros, Ashina Akane, quien se sentaba a su lado, es la presidenta de la clase, y se encargaba de cuidar a Kouta, chico quien acababa de transferirse.
Kouta proviene de una escuela con tan pocos estudiantes que se podían contar con los dedos de una mano. Por esa razón llegaba a ponerme muy nervioso cuando estaba cerca de mucha gente, al menos desde su perspectiva. Aun así, llegó a responder con una sonrisa a comentarios despectivos debido a su crianza en una zona rural.
Ese fue el momento en que ella apareció.
Entró en el aula sin importarle el aroma de la comida que estaba impregnado por toda el aula. Los compañeros de clase de Kouta se mantuvieron en silencio, todo el alboroto de hace un momento desapareció. Estaban asombrados de que la magnífica Chizuru-san entrara a dicho lugar.
Los murmullos no se hicieron esperar, y una de las personas que frunció el ceño ante el repentino hecho fue Ashina Akane. Kouta estaba por preguntarle a Akane quien era tal hermosa y fantástica chica.
Pero quedó completamente cautivado, sus ojos fueron atraídos intensamente por Chizuru, quien recorrió silenciosamente el aula desde el estrado. No pasó mucho tiempo hasta que sus miradas se encontraron.
A primera vista, uno podría pensar que Chizuru es una chica seria y del cual es muy difícil entablar una conversación con ella. Pero todas esas dudas se despejaron en cuanto ella habló.
—¡Te encontré…!
Tenía unos ojos color avellana, enmarcados por largas pestañas. Sus delgadas cejas y sus labios de color rosa trazaron una curva deslumbrante, y una sonrisa radiante se formó en su rostro.
Kouta quedó enamorado de su hermosa sonrisa. Y probablemente todos en el salón experimentaron el mismo sentimiento de emoción. O eso fue lo que pensó Kouta.
Pero incluso Akane dejó escapar un suspiro lleno de emoción. Y lo que pasó después es un recuerdo difuso tras todo lo ocurrido. Pero, lo que aún permanece vivo son los murmullos de toda la clase cuando Chizuru se acercó a Kouta y le entregó una carta.
Después de eso, la actitud de los compañeros de clase de Kouta cambió por completo. Mucha gente quería hablar con él. Tanto hombres como mujeres lo bombardearon con preguntas y con expresiones de curiosidad en sus rostros.
Kouta se sentía tan avergonzado que apenas si logró levantar su cabeza. Él no era capaz de responder a dichas preguntas ya que, ni siquiera él era consciente de la clase de relación que tenía con una chica del cual acababa de conocer.
—Oyamada-kun, te lo ruego, ten mucho cuidado con esa chica. ¿Has entendido? — dijo Akane mientras observaba a Kouta con una mirada penetrante.
El chico sintió mucha presión tras esas palabras, así que sintió repetidamente. Aunque hay algo que él no lograba comprender… ¿A qué se refería la presidenta de la clase con tener cuidado?
Puede que él no lo demostrara, pero estaba profundamente temeroso por la clase de persona a la que él estaba a punto de enfrentar.
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—Oye, Kouta-kun…
Chizuru inclinó la cabeza con una expresión inocente y sin rastro de malicia.
—Ah… L—Lo siento…
Kouta sintió una oleada de culpa por haberla evadido inconscientemente. Así que sacó una carta de su bolsillo, que resultaba ser el mismo objeto que Chizuru le había entregado en el aula.
—Esta carta… Dice que viniera aquí luego de clases. ¿Por qué me citaste aquí?
El chico estaba anonadado de haber recibido una carta como esa, no sólo por el hecho de que una chica hermosa le hiciera tal petición, sino porque la forma en la que estaba escrita la carta era impresionante.
Tenía una caligrafía exquisita, y junto al mensaje, estaba la marca de sus labios y de ella emanaba un delicioso aroma a melocotón.
Cada vez que veía esos hermosos labios, Kouta se sentía inexplicablemente nervioso.
Chizuru miró por la ventana, como si intentara evitar la pregunta. Naturalmente, el chico imitó el mismo acto y posó su mirada en la ventana.
Más allá del cristal, se extendía el hermoso cielo azul, con una vista del paisaje urbano a lo lejos. Como la sala de música estaba en el segundo piso, no podían ver el patio de la escuela, pero los vítores de otros estudiantes transmitían el animado ambiente de las actividades del club.
Kouta volvió su mirada al perfil de Chizuru, y le hizo otra pregunta.
—¿Nos hemos visto en algún lugar antes?
Chizuru de repente se volvió hacia él.
—Oye, Kouta-kun, escuché que eres un estudiante transferido. ¿Dónde vivías antes de venir aquí? — preguntó con una sonrisa radiante en su rostro — Era un lugar donde había montañas, ríos, plantas y varias criaturas vivientes. ¿Estoy en lo correcto?
Kouta parpadeó ante los comentarios de Chizuru. No sólo estaba sorprendido por el repentino cambio de actitud de la chica. Sino sobre el hecho de que la chica hubiese acertado tanto en su comentario.
El chico pasó la mayoría de su tiempo en el campo junto con su abuelo rodeado por las montañas.
—Es cierto… ¿Cómo lo adivinaste?
—Por tu aroma, creo.
Pasaron unos diez segundos hasta que Touka logró comprender lo que su compañera intentó decir.
—…¿El aroma?
—Sí, el aroma de la naturaleza es tan abrumador en tí que prácticamente enma de ti, Kouta-kun.
Por alguna razón, Chizuru se ruborizó y se abrazó a sí misma, exhalando un aliento sugerente. Sin embargo, Kouta no notó ese cambio. Había un extraño sentimiento que se acumulaba en su pecho.
—¿Eso significa… Que doy la impresión de ser un campesino?
Lo que estaba experimentando Kouta era un sentimiento combinado con ira y la frialdad de un gran temor. Esto provocó que su cuerpo inconscientemente empezara a temblar.
A su vez, apretó fuertemente sus labios junto con su puño. No hubo crujido de ningún sentido, simplemente un perceptible sonido desagradable.
—No, no, te equivocas. No es lo que yo intentaba decir. — respondió Chizuru con una voz llena de tristeza.
Las ardientes emociones de Kouta se enfriaron al instante tras escuchar la voz melancólica de Chizuru.
Kouta se sentía completamente confundido. Desde esta mañana no le había molestado recibir los comentarios molestos de sus compañeros sobre el hecho de venir de un pueblo. Todo se lo había estado tomando con humor hasta ahora.
Así que le parecía extraño que ese comentario de Chizuru le hubiese afectado demasiado. Así que la expresión de su rostro se relajó gradualmente, y la tensión de su puño desapareció.
Kouta ahora se sentía mal por haber lastimado a Chizuru. Ella había estado permaneciendo en silencio desde hace un rato. Fue ahí cuando él notó que ella respiraba agitadamente.
Ese no era un estado normal, debido a que una persona enojada o triste no respiraría de esa manera. Así que, Kouta levantó apresuradamente la cabeza y se dirigió a ella.
—Chizuru, yo…
Pero antes de que pudiera decir algo más. Sus palabras se le atragantaron. Esto porque se percató de que el rostro de Chizuru estaba completamente rojo. Y esto no era debido a la luz del sol, porque el atardecer aún no había comenzado.
El rubor se extendía desde su cuello hasta su rostro, sus ojos estaban húmedos, su pequeña nariz se había hinchado y sus labios estaban ligeramente entreabiertos a la vez que dejaba escapar un aliento cálido.
—Kouta-kun, yo… No puedo soportarlo más. — dijo Chizuru mirándolo fijamente.
La cabeza de Kouta fue sujetada con fuerza desde ambos lados, y acto seguido fue impactado violentamente por las dos grandes colinas de Chizuru.
El rostro del chico estaba siendo completamente envuelto por la suavidad de la chica que tenía frente a él. Sin duda resultó ser un lugar muy cálido y suave. Además de que un dulce aroma le hacía cosquillas en su nariz. Y que también éste ocultaba una calidez sin igual.
—Ah… ¿Por qué razón te adoro tanto, Kouta-kun? — susurró Chizuru mientras envolvía su brazo alrededor de la parte posterior de la cabeza del chico. — El olor a tierra, hierba, flores y del bosque es fuerte en ti…
—Ch-Chizuru-san, espera un momento…
A pesar de los intentos de Kouta en detener a su nueva y amable amiga para que este no fuese asfixiado, fueron inútiles, ya que su voz no llegó a alcanzar sus oídos.
—El olor del río, el olor de los seres vivos, la brisa suave, el agua que derrite la nieve en primavera.. Ah, no puedo más…
—Yo creo que soy el que no podrá más…
Era completamente inutil, porque más que Kouta intentara decirle que detuviera, Chizuru hacía oídos sordos.
Ella acercó su nariz al pecho de Kouta, y empezó a olfatearlo, inhalando profundamente su aroma mientras lo abrazaba.
Kouta estaba realmente preocupado por esta situación. Y fue ahí cuando recordó las palabras de Akane en el aula de clases. ¿Quizás esto era a lo que ella se refería con tener cuidado? Esos fueron los pensamientos que se le cruzaron por la mente.
Luego de haber estado perdiendo la batalla por un rato. Kouta logró recuperar las energías necesarias para zafarse de la cárcel de sus pechos.
Chizuru se percató de su incomodidad, así que decidió disculparse evitando que la situación empeorará.
—Lo siento mucho, Kouta-kun. — dijo Chizuru mientras sus ojos estaban húmedos, a punto de derramar lágrimas.
Su respiración también era irregular. Mientras inhalaba su cálido aliento, Kouta también comenzó a respirar agitadamente sin darse cuenta.
—N—No, no te preocupes. Me sorprendió cuando me abrazaste repentinamente, pero no es algo que me haya molestado.
—No… No me refiero a eso. — respondió Chizuru mientras negaba con la cabeza.
Ella volvió a pasar sus brazos alrededor de la espalda de Kouta y lo acercó nuevamente a su cuerpo.
—Te deseo. Kouta-kun… Te deseo solo a ti.
Un escalofrío recorrió por la espalda del chico. Y antes de que él pudiera resistirse, Chizuru se le adelantó y presionó sus labios contra los suyos.
Los ojos de Kouta se abrieron de par en par debido a esta sorpresa. Pensaba que estaba teniendo una especie de sueño… Pero la realidad se impone una vez más, y fue cuando el sabor de sus labios y su tacto era tan real para ser una especie de fantasía.
Para Kouta, los labios de esta chica eran muy suaves y carnosos. Sin contar que este también significaba su primer beso. Y apoderado por la preocupación, no sabía hacia dónde mirar, así que desvió su atención hacia otro lado.
Fuera de la ventana, el cielo se preparaba para el atardecer.
A pesar de eso, los sonidos que llegaban desde el patio de la escuela eran animados. Aplausos, risas y ocasionalmente voces enérgicas. Los estudiantes todavía estaban activamente involucrados en las actividades del club.
Débilmente, Kouta cerró sus párpados. Y la carta que sostenía en sus manos, cayó al suelo generando un ruido seco.
Las sombras de las dos figuras superpuestas se alargaban y se extendían lejos. La sombra alta se agachó mientras que la más baja se estiró de puntillas. Y de esta manera, ambos permanecieron inmóviles por un rato.
¿Cómo es que algo como esto ha ocurrido así tan repentinamente?
Ese eran los pensamientos del chico, mientras se agachaba como si una bala lo hubiese golpeado.
Luego se llevó sus dedos a sus labios. Estaban húmedos, y por momentos intentaba recordar el tacto.
—¿Podría ser que yo fui tu primera vez…?
El susurro de Chizuru hizo que la cabeza de Kouta se acalorara.
—Supongo que debe ser así… Eso me alegraría mucho.
Palabras más que peligrosas provocaron que esa calentura se extendiera hacia su cuerpo. Aunque su cuerpo estaba caliente, sudaba fríamente. Mientras repetía las palabras “ten cuidado” en su cabeza, el chico abría y cerraba los puños mientras fijaba la mirada en los pies de Chizuru.
Calcetines negros, zapatillas blancas y sombras danzantes alrededor del suelo.
Esto último lo desconcertó un poco. ¿Cómo es que hay una sombra moviéndose si solo estaban ellos dos de pie? Así que procedió a levantar su mirada con mucha cautela.
Detrás de la cintura de Chizuru, algo se movía de forma rápida y ligera, haciendo que su falda se ondeara. Desde entre sus largas y elegantes piernas, se asomaba algo dorado.
En cuanto se agachó para ver más de cerca. Se encontró con la sorpresa de que era una cola. ¿De dónde había salido? ¿Y por qué ondea igual al de un perro?
La forma de la cola en sí no era ni de un perro ni de un gato. La base era gruesa y se adelgazaba hacia el final. Y la punta del pelaje era de color negro.
Kouta estaba convencido de que había visto algo similar antes.
—Ko-Kouta-kun, tú…
La cintura de Chizuru hacía movimientos nerviosos. Su falda se agitaba. Sus muslos estaban tensos. Incluso la cola que se asomaba entre sus piernas, se estiraba y erguía.
—Es bastante atrevido, ¿verdad…?
—¿Ah?
Kouta se dio cuenta de que estaba mirando directamente entre las piernas de Chizuru.
—L—Lo siento mucho.
—No… Está bien. Kouta-kun, está bien si lo haces. Puedes hacer lo que quieras conmigo. No, espera… De hecho, quiero que lo hagas.
El pecho de Kouta fue atravesado por una bala de color rosa. Su corazón se aceleró inexplicablemente, y parpadeó muchas veces sin poder creer lo que acababa de escuchar.
—Ch—Chizuru-san, eso no está bien. ¡Debemos cuidar de nuestros cuerpos! Después de todo, todavía somos estudiantes de secundaria, y acabamos de conocernos… ¿verdad?
Esas últimas palabras salieron débilmente. Ya que las sorpresas no se detuvieron. Por alguna extraña e inexplicable razón, el pelo de Chizuru se había tornado de un color dolar, al igual que su cola. Sin contar que sobre su cabeza sobresalen unas orejas de zorro con las puntas negras.
—¿Qué ocurre, Kouta-kun? — preguntó Chizuru mientras se rascaba la cabeza.
Y en cuanto vio un mechón de su pelo dorado en la mano, entendió la razón por la cual Kouta tenía dicha expresión.
Así que llevó sus manos un poco más arriba hasta tocar sus puntiagudas orejas, y la expresión de su rostro se convirtió cambió por completo. Tras eso, llevó rápidamente sus manos hacia su trasero, y su cola se endureció con un movimiento rígido.
—Huh, e—esto no es lo que tú crees, Kouta-kun. Esto… Es un cosplay. Sí, eso es, a veces me gusta disfrazarme de una chica zorro. Y creí que a ti te gustaría ese tipo de cosas…
—….
—¿No te convencí, verdad? — dijo Chizuru mientras se inclinaba hacia abajo.
—Lamentablemente, no.
—Bueno, qué más da, has descubierto la verdad. — respondió mientras inflaba su pecho y temblaba — Es inutil intentar ocultarlo… ¡Yo soy un zorro! ¡El espíritu de un zorro vive en mí! No soy un humano al igual que tú, Kouta-kun.
—Chizuru-san…
La chica bajó su cabeza con una actitud enfurruñada.
Kouta observó detenidamente a la persona que tenía frente a él, ahora con apariencia de zorro. Aparte de las orejas y la cola de zorro, parecía una chica normal. Después de todo, su cabello dorado podría ser teñido fácilmente.
—Bueno, aunque tengas orejas y cola, Chizuru-san, todavía eres…
—¿Un humano? — respondió Chizuru con los ojos iluminados. — ¿En serio lo crees a pesar de mi apariencia?
No solo su cabello, sino también sus ojos habían cambiado de color.
Un círculo dorado brillaba en sus ojos, tal y como si fuesen unos anillos, formaban una cadena de círculos grandes y pequeños, moviéndose hacia adentro.
Los anillos dorados continuaban profundamente en sus ojo, como si fuese un agujero negro que se engulle todo a su paso.
Cuando Kouta se dió cuenta de ello, retrocedió un paso instintivamente. Al mirar más de cerca, notó que su brazo estaba siendo sujeto por dedos afilados con garras.
—Bueno, Kouta-kun, ¿qué piensas? ¿Todavía puedes llamarme humana?
Chizuru torció su rostro, entrecerrando los ojos.
Los labios sonrientes ya no eran del cálido color melocotón de antes. Estaban teñidos de rojo, reminiscente de la sangre. Una sonrisa carmesí flotaba en los labios del zorro de pelo dorado.
Fue ahí cuando Kouta recordó las historias que su abuelo solía contarle.
La mayoría de las veces las escuchaba desde su futón. Mientras miraba el techo de la casa difuminado en la oscuridad de la noche, se concentraba en las palabras de su abuelo.
A veces eran divertidas, otras veces aterradoras y en ocasiones tristes.
Había muchas historias sobre seres que no pertenecían a este mundo. Fantasmas, demonios y monstruos… Iguales a la chica que estaba frente a él en éste momento.
—Chizuru… san.
—Lo siento.
La inexplicable reacción de Chizuru se desvaneció, y soltó el brazo de Kouta, quien lo sujetaba con gran fuerza, y luego le dió la espalda con gran preocupación.
—Debo ser aterradora, ¿verdad? Seguramente quieres huir de aquí… Está bien, puedes irte ahora, sé que me he comportado de manera extraña contigo. Lo siento… Es sólo que, tú me importas mucho, Kouta-kun, y yo…
Pero antes de que pudiese decir algo más, simplemente se detuvo y negó con la cabeza, como si se arrepintiera de ello.
—No es nada. Oye, si no puedes olvidar lo que sucedió hoy y te da miedo venir a la escuela… puedes revelar mi verdadera identidad a todos. Diles que Chizuru Minamoto es una Yokai Zorro, una criatura sobrenatural. Las criaturas como nosotros tenemos algunas reglas que seguir en el mundo de los humanos… Y si se descubre la verdad, ya no podré quedarme aquí. Y así, ya no tendrás que volver a verme.
Chizuru rió alegremente luego de decir esas palabras.
Kouta observó la figura de Chizuru mientras se alejaba. A pesar de su postura erguida, sus orejas y cola de zorro colgaban lánguidamente. La luz del sol poniente proyectaba una sombra en la mitad de su cuerpo.
Aunque Chizuru en términos de tamaño era más grande que Kouta, él la percibió como pequeña. Y no en términos de edad, sino como una chica frágil.
—No… No tengo miedo. — respondió Kouta de forma involuntaria.
El chico había empezado a experimentar un gran dolor en todo su pecho. No sabía a qué se debía, pero sin duda alguna algo lo estaba provocando desde que vió a Chizuru en ese estado
—B—Bueno, admito que tenía algo de miedo…
Los hombros, las orejas y la cola de Chizuru cayeron al escuchar esas palabras. Visiblemente estaba muy triste por ese comentario.
Kouta se puso algo nervioso al presenciar esa reacción de su parte, él intentaba buscar las palabras acertadas en cuanto a lo que él piensa, pero la chica zorro ya se había adelantado a los hechos.
Fue ahí cuando el chico vió la carta que Chizuru le había entregado tirada en el suelo. La recogió del suelo, y fue cuando volvió a notar la marca de los labios que habían sido impresos. Esto provocó que su rostro se tornara de un color rojo, ya que recordó el beso de la hermosa chica que tenía frente a él.
Fue entonces cuando la solirsa se chizuru se le vino a la mente, el volver a recordar ese tierno abrazo, sus grandes pechos presionados contra su cuerpo, y el presenciar de cerca los magníficos muslos de la hermosa chica zorro. Sin duda alguna, Kouta ya estaba cautivado por ella.
—Sí, tenía miedo, pero… También lo sentí hermoso.
—…¿Hermoso? — preguntó Chizuru al a vez que agitaba su cola de emoción
—Sí, hermoso. Más bien, fue aterradoramente hermoso.
—Fufufu.
—Um… ¿Chizuru-san?
—Ah, ya no puedo más, Kouta-kun… ¡Eres tan honesto!
La chica con apariencia de zorro se lanzó hacia Kouta invadida por la emoción.
—Hueh.
Kouta intentó prepararse para recibir el impacto, pero como Chizuru era más alta y grande que él, tenía un peso considerablemente superior, por lo que no fue suficiente, y ambos cayeron al suelo, siendo Kouta el más beneficiado de esta situación, ya que ella estaba sobre él.
Mientras que él intentaba recuperar la respiración por los acontecimientos inesperados, éste se fijó que la expresión de Chizuru era totalmente diferente, más seria, y su mirada penetrante lo colocaba algo incómodo.
—Q-Qué… ¿Qué te ocurre, Chizuru-san…?
—Kouta-kun resultó ser la persona que yo esperaba.
Su expresión se volvió más suave, y sus labios retornaron a su característico color rosa.
—Oye, ¿recuerdas lo que ocurrió esta mañana?
—E—¿Esta mañana? — respondió Kouta desviando su mirada de Chizuru.
—Estaba lloviendo, ¿no es así?
Con esas palabras, Kota recordó lo que sucedió en su camino a la escuela.
Las gotas de lluvia golpeaban sus mejillas. Cuando miró hacia arriba, el cielo estaba de un hermoso azul claro.
La luz de la mañana era deslumbrante. Sin embargo, la lluvia seguía cayendo. Goteando aquí y allá, empapando a Kouta mientras iba a la escuela.
—Sí, fue una lluvia inesperada.
—Y Kouta-kun estaba mojado.
—¿Eh? ¿Cómo supiste? ¿Estabas mirándome? Bueno… Es que tampoco tenía paraguas.
En ese momento, cuando las gotas no paraban de caer a diestra y siniestra, los chicos que iban camino a la escuela sacaron sus paraguas apresuradamente, y corrían para llegar lo antes posible.
Sin embargo, Kouta fue el único que no pareció importarte, y sin perder la compostura, continuó tranquilamente su caminata bajo la lluvia.
—Caminabas con una expresión tranquila mientras estabas mojandote.
—Bueno, pensé que el clima se aclararía pronto, así que no fue la gran cosa.
—Y por esa razón pensé que eras capaz de aceptarme.
Los hermosos ojos dorados de Chizuru tenían pequeñas lágrimas acumuladas en sus ojos.
—Al igual que las gotas de lluvia que caen del cielo despejado… Tú eres como un rayo de luz en mi mundo lleno de oscuridad, Kouta-kun. — dijo mientras se mordía los labios.
—Chizuru… San.
—Kouta-kun.
Poco a poco, el rostro de Chizuru se acercó al de él. Tenía los ojos cerrados y su cabello dorado se deslizó desde su hombro y cayó en cascada a ambos lados del rostro de Kouta como cortinas.
—Yo… Te quiero, Kouta.
Chizuru presionó sus labios con los de él. Y ese sonido característico resonó en el interior de la sala de música mientras que la atmósfera nocturna se apoderaba del lugar.
Incluso se podía oír el sonido de las manos y los pies de Kouta agitándose desesperadamente. Y sin que ambos se dieran cuenta, el sol había desaparecido, y la penumbra tomó posesión del cielo.
Las estrellas comenzaron a parpadear en el profundo cielo azul oscuro que se extendía más allá de la ventana.
—Qué… ¿Estás haciendo? — preguntó Kouta mirando hacia el vacío.
Kouta estaba tumbado en el suelo, mientras que Chizuru estaba sobre él a la vez que le desabotona su camisa tarareando una canción.
—¿Qué qué hago? ¿No es obvio? Dar el siguiente paso, por supuesto.
—¿Te refieres a los besos?
—Fufu, no tonto, hablo de… Lo que hacen dos personas cuando se aman. Yo también soy principiante en esto, pero, estoy segura de que no las arreglaremos, todo saldrá bien si confiamos en nuestros instintos y lo que nos indique el corazón.
Chizuru estaba notablemente entusiasmada, su cola, que se movía descontroladamente era la prueba de ello.
Kouta intentó zafarse de esa posición a la que él estaba atrapado, pero no tenía la fuerza suficiente, había sido completamente absorbido ante la confesión de Chizuru y los besos apasionados que ambos estuvieron compartiendo.
—Espera espera, entonces, ¿tú estás ablande nosotros tener…?
—Así es. — respondió Chizuru mientras desabotonaba la camisa de Kouta.
Con solo dos botones restantes, las manos de Chizuru se detuvieron.
—No te preocupes, te daré una gran premio. Y es… — Chizuru abrió de par en par la camisa de Kouta, dejando su pecho expuesto — ¡Soy yo! Minamoto Chizuru, una chica zorro tierna y animada.
La chica comenzó a retorcerse de forma juguetona sobre la entrepierna de Kouta, esto provocó que lo estimulara inconscientemente.
—P–Pero… Nosotros, todavía no estamos listos para esto… Apenas nos conocemos…
—No te preocupes. Incluso si es nuestra primera vez, solo yo sentiré dolor.
—N—No me refiero a eso. Aún somos estudiantes de secundaria. Acabamos de conocernos, además, hacerlo en un lugar como este… Espera, ¿acaso dijiste que es tu primera vez…?
—Sí, ¿y qué? — respondió Chizuru mientras aflojaba la corbata de Kouta — ¿Es extraño que sea mi primera vez? ¿Eso es lo que estás tratando de decir?
—B—Bueno… Quiero decir, si es tu primera vez con un chico, entonces… ¿Y las chicas…?
—¿En serio quieres saberlo? — respondió Chizuru a la vez que arrojó su corbata — Está bien, puedes preguntarme todo lo que quieras.
Luego de eso, Chizuru bajó la camisa del chico hasta sus brazos para limitar sus movimientos. Intentó a escapar nuevamente, pero era inutil, no tenía la fuerza suficiente para ello.
Así que empezó a retorcerse mientras miraba hacia abajo y con su cuerpo tembloroso
—Jajaja, es inutil, sólo dejate llevar.
Una gran sonrisa pervertida se le dibujó en el rostro de la chica zorro, era la expresión de alguien que había conseguido atrapar la presa que tanto había deseado..
—No tengas miedo, adelante, pregúntame todo lo que quieras saber sobre mi travieso cuerpo.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Kouta, mientras apretaba los párpados con fuerza.
—Yo, yo…
Lo único que podía hacer el débil Kouta era disculparse con su abuelo, su padre en el cielo, su madre, también de Pochi, Mike y su pez dorado en su mente.
Era hora de que él se convirtiera en un adulto, aunque no era de esa manera en que él esperaba hacerlo. Y a pesar de haber aceptado su destino, su cuerpo no paraba de temblar como un hámster.
…
…..
……
Pero para su sorpresa, nada había ocurrido. No sentía las manos de la chica zorro sobre su cuerpo, ¿qué era lo que estaba ocurriendo?
Con eso en mente, abrió lentamente sus ojos, y observó a Chizuru con su mirada fija en una determinada dirección. Sus orejas de zorro se erguían, como si estuviera en estado de alerta.
—Tch… La diversión se cancela, él ya viene.
—¿Él?
Chizuru giró rápidamente su cabeza y miró hacia la ventana.
Al mismo tiempo, el viento que venía desde la ventana acarició la mejilla de Kouta. En cuanto se percató de ese hecho, se sintió algo preocupado, ya que él estaba seguro de que esa ventana no estaba abierta antes.
—¿Qué pasa, Chizuru?
Y en un abrir y cerrar de ojos, un hombre apareció sentado en el marco de la ventana, tenía las piernas cruzadas, Kouta pudo observar ligeramente sus pantalones, así que supo desde el vamos que era el mismo uniforme de la escuela.
—No me digas que hoy tienes una cita con un chico. ¿Eh?
El hombre misterioso dió un salto y aterrizó en el suelo para luego extender los brazos ampliamente.
Con la luz nocturna a su espalda, inclinó ligeramente la cabeza.
A juzgar por la altura del hombre, Kouta llegó a pensar que era alguien muy alto, probablemente mide un metro ochenta. Vestía el mismo uniforme de secundaria, y tenía una apariencia algo descuidada.
Su blazer estaba abierto, la corbata suelta, y la camisa por fuera. Uno podría pensar que era una especie de delincuente o chico rebelde.
—¿Y bien, Chizuru? ¿Vas a decirme lo que está ocurriendo? ¿Por qué estás sobre ese tipo? ¿Por qué has revelado tu identidad? Y lo más importante… ¡¿Quién diablos es él?!
La expresión de Kouta se tornó rígida. Dirigió su mirada hacia la ventana donde el hombre había entrado. Y mientras observaba fijamente el cielo nocturno, intentó recordar dónde se ubicaba la sala de música.
Ese sujeto misterioso había entrado por la ventana en un salón que estaba en el segundo piso.
El hombre caminó hacia ellos y se detuvo justo al lado de la cabeza de Kouta, él lo observó desde arriba con una mirada fría y sus ojos entrecerrados.
A diferencia de Chizuru, sus ojos brillaban de un color plateado. Y en cuanto apretó sus dientes, sus colmillos afilados se asomaron entre sus labios.
—Eres muy ruidoso… — respondió Chizuru con un suspiro. — En ningún momento te pedí que vinieras aquí, Tayura, ¿qué has venido a hacer aquí?
Chizuru mantuvo su apariencia de zorro, sin intentar ocultar sus orejas ni su cola. Parecía que no tenía intención de moverse de encima de Kouta. Ella permaneció sentada firmemente en su lugar.
—Responde a mis preguntas, Chizuru.
El hombre llamado Tayura no tenía intenciones de dar su brazo a torcer.
Se inclinó hacia adelante, acercando su rostro y desafiando con la mirada a Chizuru. Sus ojos también brillaban en un color plateado. Reflejando sus emociones.
Y por mala suerte, sobre Kouta estaban enfrentándose dos criaturas que ni siquiera eran humanos.
—Ya me estás hartando. ¿Quién es él? ¿Qué clase de ser es? ¿Es algún nuevo Yokai? No… No me digas que… Este es un humano…. ¡¿Estás loca?! ¡Sabes muy bien el problema que esto podría representar para nuestra situación! Ser descubierto por un humano es algo que no podemos tolerar, esto es… ¡Oye, Chizuru! ¡¿Me estás escuchando?!
—Sí, tienes razón, Kouta-kun es un humano.
—¿Qué…?
—Oh, disculpa, me he expresado mal. Kouta-kun no es solo un humano. Él es el chico que ha robado mi corazón… Él tiene poder sobre mí. — Chizuru respondió mientras miraba a Kouta.
Sus ojos se entrecierran, la comisura de sus labios se curvaron hacia abajo, y acarició su generoso busto mientras dejaba escapar un cálido suspiro.
—Quiero cometer cualquier pecado con él… No me importa cuales sean las consecuencias, voy a soportarlo. No importa lo que tengamos que pasar, si nos amamos, lo enfrentaremos juntos… Aunque sería mejor que nadie más se entere de esto, fufu.
Chizuru le volvió a lanzar una mirada a Tayura con una expresión seria.
—Por ende, esto no es asunto tuyo. A partir de ahora, estaré ocupada teniendo una relación romántica con Kouta-kun, así que sal de aquí y ve a jugar en el bosque como un niño bueno.
Mientras que Chizuru decía eso, movía su cola de un lado al otro rápidamente como si intentara alejar a Tayura.
Tayura, por su parte, estaba completamente paralizado. Curvó sus labios formando una sonrisa forzada, y luego rió torpemente, siendo el prólogo a una carcajada más fuerte.
—¿Amor? ¿Entre un humano y un zorro? Incluso si eres un zorro, sigues siendo un Yokai, ¿verdad? Eres un kitsune. ¡El poder de transformación de un kitsune es monstruoso! Jajaja, no me hagas reír. Además, ¿qué tiene de especial este niño?
Tayura se inclinó hacia Kouta, frunció el ceño y arrugó la nariz.
—¡Eres solo un mocoso del campo!
Kouta miró fijamente el pecho de Tayura, mientras le salpicaba la saliva. El emblema en el blazer de Tayura era del mismo color azul marino que usaba él.
Tayura se percató de esto, y lo sintió como si fuera una especie de amenaza. Molesto, el sujeto se inclinó sobre Kota y lo miró fijamente con una mirada penetrante.
Preso de sus impulsos, mostró sus colmillos, haciendo que todo el cuerpo de Kouta se tense. Aunque intentó protegerse de algún modo, sus brazos seguían estando atrapados detrás de su camisa.
Pero antes de que Tayura intentara hacerle algo. Chizuru intervino, y le dió una cachetada, haciendo que su rostro girase a otra dirección.
Esto provocó que sus rodillas temblaran y retrocediera unos pasos a la vez que se cubría la mejilla. Estaba sorprendido porque lo que Chizuru acababa de hacer.
—¿Qué intentabas hacerle a Kouta-kun? No permitiré que nadie le ponga una mano encima. Y eso te incluye, Tayuta.
Tayura parecía desconcertado. No comprendía nada de lo que estaba ocurriendo, y era obvio que algo le molestaba, algo le parecía que estaba mal.
—Tú… Tú le hiciste esto a Chizuru… ¡Eres el responsable de que se comporte de esa manera!
Sus ojos plateados se contraen intensamente. Y mientras abría la boca, reveló su lengua que bailaba extrañamente detrás de sus afilados colmillos teñidos de un rojo inusual.
Su cabello cambió de color, tornandose en un tono plateado opaco, y era del mismo color que sus ojos.
Kouta, al presenciar esta repentina transformación, rápidamente llegó a la conclusión de lo que estaba ocurriendo frente a sus ojos.
Orejas y una cola de zorro brotan del cuerpo de Tayura. Confirmando las sospechas del chico. Esta persona es igual que Chizuru. Un zorro.
—¡Devuelvemela! — exclamó Tayura extendiendo su dedo como una garra afilada.
El hombre con forma de zorro plateado levantó su brazo derecho, listo para arañar al chico en cualquier momento.
Su rostro sin expresión y su mirada estaban fijos en Kouta.
—Devuélveme a Chizuru.
Esto provocó que Kouta sintiera un gran escalofrío, provocando que todo su cuerpo se estremeciera.
—Parece que no vas a entenderlo aunque te lo diga con palabras — respondió Chizuru suspirando.
Dada las circunstancias, Chizuru no le quedó más opción que volver a vestir a Kouta, lo ayudó a ponerse su camisa, y luego lo tomó por el brazo para que pudiese ponerse de pie.
El chico, que hasta ahora había estado en el sueño e inmovil, ya tenía nuevamente el control de su cuerpo.
—¿Qué te parece si le mostramos a ese tonto lo mucho que nos amamos de una manera clara y fácil que pueda entender? — dijo Chizuru con esa sonrisa.
Determinada a hacer una locura. Chizuru se acercó a los labios de Kouta sin pensarlo dos veces.
—E—Espera, Chizuru-san, esto es…
Y así, ambos chicos se volvieron a dar un beso. Tayura, al presenciar esa escena, abrió sus ojos de par en par, y dió un gritó a todo pulmón.
Bueno, para ser más precisos, era Chizuru quien estaba besando a Kouta, él simplemente estaba preso de sus deseos carnales.
Por suerte, no eran lo suficientemente fuerte, ya que pudo separarse rápidamente, poniendo algo de resistencia de por medio. El cabello dorado de la chica zorro había caído en su hombro, y esta envolvió por completo su cuerpo.
Sin duda alguna, Kouta pensó que esto iba a transmitirle de manera clara al Tayura la relación que había entre él y Chizuru.
La expresión del chico zorro se volvió pálida, como si fuese una especie de figura de cera. Y su cabello plateado junto a los pelos de su cola estaban de puntas. Claramente había entrado en shock.
—Q-Q-¡¿Qué demonios están haciendo ustedes dos?!
Tayura estaba perplejo por lo que sus ojos acababan de presenciar. Pero su brazo derecho no retrocedió en ningún momento, sus garras estaban listas para atacar en cualquier momento.
Kouta, quien estaba claramente preocupado, gritó el nombre de Chizuru en su mente en busca de ayuda. Y el cabello dorado que fluía en su campo de visión, desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
La sensación de haber estado siendo sujetado por la espalda con su brazo también se esfumó. A cambio, fue empujado hacia atrás por Chizurua la vez que lo mordía, provocando que Kouta perdiera el equilibrio.
Por suerte, el chico evitó una caída agitando sus brazos para poder recuperar la compostura.
—Ch—Chizuru-san, ¿qué fue eso de repente… eh? ¿Huh? ¿Qué?
Y para sorpresa de Kouta, Chizuru había desaparecido.
El lugar donde ella estaba parada hace un momento, sólo quedaban los rastros de su uniforme en el suelo. Es como si su cuerpo se hubiese desintegrado.
—Chizuru-san, ¿Chizuru-san?
A pesar de sus intentos en querer llamarla y escuchar una respuesta de su parte. Fue completamente inutil, solamente sobraba el silencio en la habitación.
Kouta se agachó y recogió la ropa de Chizuru del suelo. El calor de ella aun permanecía presente. El blazer, la corbata de moño, la bolsa, su falda, todo estaba allí… ¿A dónde se habrá ido?
Mientras que Kouta pensaba en ello, algo balnco cayó de la ropa que él había recogido. Invadido por la curiosidad, decidió recoger la prenda que estaba ligeramente húmeda. Y en cuanto la estiró para verla con detalle, se llevó con la sorpresa de que eran las bragas de Chizuru.
—Esto… No puede ser…
De pronto, Kouta giró su cuello bruscamente, y dió un paso atrás por el dolor. Su camisa blanca se abrió, dejando al descubierto su pecho delgado.
—Uh, ugh, ¿qué está pasando?
En un intento por secar sus lágrimas, acercó la palma de su mano hacia su rostro, y junto con ella, las bragas que aún permanecían en su mano. Obviamente él no era consciente de eso, debido al dolor, ni siquiera recordaba que todavía ese objeto lo estaba sujetando.
Sin embargo, su cuello volvió a dar otro giro bruscamente, y con ello otro dolor más grave se generó. La ropa de Chizuru cayó de sus manos al suelo, y Kouta intentó calmar el dolor frotando sus manos en la zona afectada.
—¿Qué es lo que me está sucediendo…? — preguntó Kouta con lágrimas en los ojos — ¡¿Esto es obra de Chizuru-san?! ¡Dónde estás?!
—(Aquí.)
—¡¿Eh?! — exclamó Kouta mientras miraba en todas direcciones — A–¡¿Aquí en donde?! ¡No te veo!
—(Dentro de tí.)
—¿Ah?
Algo frío empezó a brotar en el estómago de Kouta. Su corazón comenzó a latir más rápido, y la mirada que le transmitía Tayura era de perplejidad. Era obvio que él sabía lo que estaba sucediendo.
El corazón del chico latía cada vez más rápido y fuerte.
Finalmente, dio un salto especialmente fuerte.
—¡Uah!
Una fuerza desconocida recorría todo su cuerpo. No era fuego. No era electricidad. De alguna manera, Kouta pensó que se trataba de una energía que se formaba dentro de él. Esa calidad era la misma que Chizuru le transmitió a él durante sus besos con ella.
—Ah, ah, aaah…
Su campo de visión se tiñó de un rojo intenso. Desconcertado por lo que estaba ocurriendo, se abrazó fuertemente así mismo, y clavó sus uñas en ambos brazos, mientras que la saliva se filtraba de sus labios.
El chico se derrumbó en el suelo al no poder soportar más la presión que estaba experimentando. Sus jadeos eran intensos, su respiración cada vez era más pesada e intensos temblores recorrieron todo su cuerpo.
En un intento desesperado por retomar el control de sí mismo. Se dió unas palmadas en las mejillas. Pero tal acto fue de hecho contraproducente, ya que la cura fue peor que la enfermedad.
La sensación que experimentó al golpear sus mejillas fue la de un objeto largo y delgado, que le resultó bastante inquietante… Efectivamente, a Kouta le habían brotado bigotes como los de un gato en sus mejillas.
—Qué… ¿Qué me está pasado?
Sintiendo aún más preocupación por lo que le estaba sucediendo a su cuerpo, decidió llevase las manos a la cabeza, y fue ahí cuando sintió dos objetos suaves y puntiagudos.
Con esto ya se había dado una idea de lo que podría ser, pero para querer descartar cualquier teoría faltante. Pasó su mano por su trasero ,y sus dedos se hundieron en algo esponjoso.
A medida que exploraba aún más la zona, llegó hasta la base del objeto que sobresalía de sus pantalones.
Giró su cabeza lentamente hacia atrás, y fue ahí cuando se encontró con aquel extraño objeto. Una cola de zorro se movía vibrantemente en la punta.
Kouta se rió como si ya nada importara. Como si hubiese aceptado este repentino cambio físico.
Fijó su mirada en Tayura, quien tenía una expresión asombrada en su rostro y con la boca abierta como si invitara a las moscas a posarse en su mandíbula, metió la mano en su bolsillo, y sacó un pequeño espejo de mano.
Tayura dirigió el espejo hacia Kouta, y este se acercó tímidamente hasta que el reflejo de su rostro hiciera acto de presencia.
Al ver su reflejo en el espejo, ya no había dudas en su cabeza… Unas orejas de zorro se asomaban sobre su cabeza, y unos bigotes de gato ahora formaban parte de su rostro.
Los sentimientos de Kouta eran difusos. Sin embargo, su comportamiento era completamente opuesto a los sentimientos y pensamientos que lo invaden.
—¡Aww, qué lindo! — exclamó Kouta mientras presionaba sus mejillas.
Pero, había algo que no andaba bien. En la voz de Kouta,se mezclaba la voz familiar de una mujer.
Aunque él estaba sorprendido, su rostro y su cuerpo no estaban bajo su control. Era como si estuviera poseído por alguien más. Alguien que, sin duda alguna, estaba bastante emocionado por ver a Kouta con esa apariencia.
Y eso generaba no más que confusión y preocupación en los pensamientos del chico.
—¿Qué crees que estás haciendo, Chizuru? — preguntó Tayura.
—¿Qué no es obvio? Lo he poseído — respondió Kouta con una sonrisa en sus labios. — Espero que así te des cuenta de lo mucho que kouta y yo nos amamos, tonto. Sabes lo que significa cuando un humano es poseído, ¿cierto? Incluso un bobo alborotador como tú debería ser consciente de ello.
Kouta se sorprendió al escuchar eso. Todo lo que había estado experimentando ahora, los cambios en su cuerpo, y esta repentina transformación… Es debido a que Chizuru se apoderó de su cuerpo.
—Qu—¿Qué quieres decir con eso?
Kouta al decir esto se llevó las manos a la boca, inexplicablemente, la voz de Chizuru ya no estaba mezclada con la de él.
—¿Eh? ¿Puedo hablar otra vez?
Por un momento el chico pensó que había recuperado el control de su cuerpo otra vez. Pero no pasó mucho tiempo para que Chizuru volviera a destrozar esas esperanzas.
—Lo siento, Kouta. Solo tomaré prestado tu cuerpo por un momento… Vamos, Tayura, ¿qué tal si eres un chico bueno y se lo explicas a Kouta? — respondió Chizuru mirando fijamente a Tayura.
Los labios del zorro plateado titubeaban, parecía que intentaba contenerse de alguna manera, o le costaba pronunciar dichas palabras.
Pero no pasó mucho tiempo para que exhalara un gran suspiro tembloroso, resignado a contestar.
—…Para que un zorro posea completamente a un humano, el otro debe confiar en él. Si el humano tiene su corazón cerrado, entonces… Es imposible para nosotros poder tomar su forma…
—Entonces, ¿qué significa eso?
—Significa… ese humano, Chizuru, él…
—¿Qué has dicho? No puedo escucharte.
—No… Me cuesta creerlo. — respondió Tayura levantando su rostro — ¿Cómo es posible que este chico confíe tanto en Chizuru? Debe ser una especie de broma…
Tayura levantó su brazo de forma diagonal, como si estuviera preparándose para atacar.
—¡Voy a probarte que ningún humano es de fiar!
Una pequeña flama aparece en la palma de su mano, concentrando en ese punto hasta que se va haciendo más grande, llegando a tomar la forma de un rostro.
Dicho rostro se va convirtiendo en un zorro, con la abertura de sus ojos estrechas y una boca sonriente. Era una llama de aspecto irreal.
—Ya veo… Así que quieres jugar a ese juego. — respondió Chizuru mientras entrecerró sus ojos con una sonrisa —Mientras más fuerte sea el vínculo entre un zorro y un humano, más se intensifica su poder…
—¡Sí! ¡Muéstrame tu poder!
Tras exclamar esas palabras, Tayura balanceó su brazo como si hubiese lanzado una pelota, y las llamas que sostenía en la palma de su mano dejó una estela tras de sí.
Kouta en su interior contuvo el aliento.Por otra parte, Chizuru quien tenía el control de su cuerpo, no se dejó intimidar en absoluto, y levantó su mano izquierda.
—Vamos, Kouta, no nos dejemos intimidar por esto.
En un instante, la visión de Kouta fue invadida por un color rojo intenso. Con un estruendo, las llamas se arremolinaron y salieron de la palma de su mano. Engullendo todo a su paso, incluyendo el ataque que Tayura había lanzado sobre él.
Las columnas de fuego se alzaron hasta el techo, casi llegando a quemar por completo la sala de música. Por suerte, las llamas se difuminaron el aire antes de que eso ocurriera.
El ataque de Kouta y Chizuru era un incendio forestal comparado a la simple vela que Tayura generó en su mano.
Kouta estaba perplejo de que un ataque como ese pudiera salir de su cuerpo. Y Tayura tenía la misma expresión que él. Inmovil, no podía creer lo que acababa de presenciar.
—Entonces, Kouta, ¿qué te parece si le probamos el fruto de nuestro amor? — dijo Chizuru fijando su mirada en el zorro plateado que tenía en frente.
No obstante, Tayura empezó a reír débilmente, y las llamas de su brazo se habían extinguido.
—…Ja, jajaja… JAJAJA, AJAJAJAJAJA.
Su risa se hizo cada vez más fuerte. Eventualmente, comenzó a reír histéricamente.
—¿Se habrá vuelto loco? — preguntó Kouta frunciendo el ceño.
—Está bien, me rindo.
Tayura se tiró al suelo e hizo una reverencia. Parece que se percató de que no era rival para su hermana, y prefería no correr el riesgo.
—Qué débil y patético eres.
Tayura estaba muy asustado, no paraba de frotar su cabeza en el suelo mientras rogaba por su vida. Sus orejas temblaban, y su cola se encogió como si fuese una pequeña bola.
—No me puedes culpar, es natural sentir miedo cuando presencias un poder tan descomunal… ¿Cómo lo hiciste? Nunca había visto algo así. Pensé que iba a morir.
—Me alegro, con esto espero que te haya quedado claro cuán profundo y fuerte es nuestro amor.
La alegría de Chizuru era más que evidente, su cola se movía de un lado al otro. Sin embargo, su expresión cambió en cuanto volvió a mirar las llamas en su mano.
—Aunque no esperaba que el poder de ustedes aumentara tanto… La conexión que poseen es muy fuerte. Oye, Chizuru, ese humano y tú, se conocieron por primera vez hoy. ¿Verdad? Entonces, ¿cómo es que pueden tener una conexión tan fuerte? ¿Qué ocurrió mientras faltabas a la escuela…? Maldición.
El tiempo no era un factor importante en esto. Sí, ambos chicos tenían poco tiempo de haberse conocido. Pero ya habían hecho muchas cosas juntos. Abrazarse, besarse, divertirse mutuamente, y casi llegar al punto de los actos carnales.
Ya habían cruzado una línea que abría la veda a cualquier tipo de sentimiento, eso incluye la confianza mutua.
—Eso se debe a que yo… Me enamoré de Kouta. Fue amor a primera vista.
Un gran calor llenó el pecho de Kouta. Ese mismo sentimiento de protección que había experimentado antes, le llenaba de mucha felicidad.
—Tch… Un viejo zorro como tú que supera los cuatrocientos años no debería enamorarse de forma tan repentina. ¡Piensa en tu edad! Ya no eres una niña.
El cuerpo de Kouta se erizó por completo. Una gran ira se formaba dentro de él, pero, estas emociones no eran propias del chico a pesar de que se acumulaban dentro de su cuerpo.
—Oye, tonto… Nunca te dijeron que…
De pronto, una piel blanca brotó de su cuerpo, y como si se deslizara suavemente, se desprendió de Kouta. Era como presenciar un alma abandonara su recipiente.
Los cabellos dorados y ondulantes danzaban ligeramente por el aire, y finalmente, la figura de la chica se materializó nuevamente.
—¡La edad de las mujeres nunca se dice! — exclamó Chizuru pateando a Tayura.
La chica estaba totalmente desnuda, ni una sola prenda cubría su cuerpo.
Con un sonido sordo similar al desplazamiento de huesos, Tayura salió volando y se estrelló contra la pared. El impacto hizo que algunos pósters que estaban pegados cayeran al suelo.
—¡Qué falta de respeto!
Chizuru miraba fijamente al hombre zorro plateado que se retorcía de dolor, con su piel enrojecida de ira. Su cuerpo desnudo, solo cubierto por su cabello rubio, se reflejaba con la luz de la luna.
Sin intentar ocultarse, colocó una mano en su cintura y se erguía con orgullo, exhibiendo sus grandes pechos.
Y como reacción natural, Kouta sangraba por la nariz. Ya no tenía la apariencia de un zorro, su cola, sus bigotes y las orejas se fueron. Volvía a ser un humano común y corriente.
Sin embargo, Kouta permaneció embelesado, esto debido a que lo que observó en el momento que Chizuru se separó de él, fue una imagen que se le quedó grabado a fuego en su memoria.
Toda su parte trasera había quedado expuesta. Y sí, fue ahí cuando el chico entendió como se veía la base de la cola de un zorro.
Kouta por su parte no paraba de tambalearse, quizás debido a la hemorragia o a la sangre subiendo a su cabeza, pero se sentía desorientado.
Esa imagen en su mente no paraba de aparecer una y otra vez. Sin duda alguna, estaba completamente extasiado, y su nariz no paraba de sangrar.
—¿Kouta-kun? ¿Qué te ocurre?
Chizuru al darse cuenta de su estado, se apresuró hacia donde él estaba, el chico al ver como la dichosa mujer se le acercaba, su nariz expulsó mucha más sangre-
—¿Qué te sucedió? ¿Dónde estás herido? Oye, Kouta-kun, mírame, Kouta-kun.
Intentando contener la hemorragia nasal, a Kouta no le quedó más opción que retroceder unos pasos y mirar hacia arriba.
—La ropa… Chizuru-fan, por favor, la ropa…
—¿Ropa?
Chizuru miró hacia abajo. Observó su propia apariencia.
—Oh, uh, eso… Ah, lo siento muchísimooo.
Dicho esas palabras, Chizuru ocultó su apariencia de zorro, y luego procedió a vestirse rápidamente.
—Aunque, si eres tú, no me molestaría que me vieras, Kouta-kun. — dijo Chizuru mientras se abotonaba la blusa — Después de todo, tarde o temprano tú y yo lo haremos, ¿verdad?
Debido a que tenía los brazos cruzados detrás de ella, los pechos de Chizuru sobresalen de manera llamativa. Como resultado, la blusa se levantaba y la parte inferior se acortaba, a la vez que sus muslos quedaban expuestos en una posición bastante atrevida.
Aunque a pesar de que todo había logrado mantenerse bajo control hasta cierto punto, detrás de Kouta todavía había una llama vivaz que no se apagaba.
—Oigan idiotas.
—Tch, ¿ahora qué quieres? — respondió Chizuru con una expresión de disgusto.
Mientras se sujetaba el dolorido cuello tras el golpe de Chizuru, Tayura se levantó tambaleándose.
—Chizuru, eso… eso…
Tayura señaló tembloroso hacia donde se encontraba Chizuru con solo una blusa puesta.
—¿Por qué estás tan nervioso? ¿No estás acostumbrado a verme desnuda? ¿Te resulta tan emocionante?
—¡¿Acostumbrado?! — Exclamó Tayura.
Kouta miró a Chizuru, su cabello rubio brillante, sus orejas de zorro y su cola dorada intervienen en su campo de visión. Y su blusa levantada por la cola llegó a revelar su trasero.
…Blanco, melocotón.
De repente, Kouta sintió un dolor en lo más profundo de su nariz y se dio cuenta de que estaba teniendo una hemorragia nasal. Así que rápidamente, miró hacia arriba.
Mientras miraba fijamente el techo, Kouta se preguntó cuál era la relación entre Chizuru-san y ese zorro plateado…
—¡Ya me he cansado de verte desnuda! Y no me refiero a eso, me refiero al humano que está ahí.
Al escuchar las palabras “cansado de verte desnuda”, Kouta se volvió rígido y miró hacia atrás.
Cada pelo del cuerpo de Kouta se erizó repentinamente. Una masa de llamas giraba cerca del techo, retorciéndose frenéticamente.
Temblaba y sacudía, ondeando en su lugar. El rostro dentro de las llamas se había deteriorado tanto que apenas se podía reconocer, aunque su leve apariencia daba la impresión de ser un zorro.
El Kitsunebi estaba a punto de enloquecer.
—¿Quién diablos está controlando eso?
—Oh, lo olvidé por completo. — respondió Chizuru con un tono burlesco.
—¡¿Cómo llegas a olvidar algo así?! ¿Has perdido la cabeza después de vivir cuatrocientos años?
—¡Te he dicho que dejes de decir mi edad!
En un rápido movimiento, Chizuru giró y lanzó una patada con su pierna derecha.
Su zapatilla voló de su pie y golpeó el rostro de Tayura con precisión. Kouta contuvo el aliento al ver la blancura expuesta del muslo de Chizuru.
De repente, otra hemorragia nasal comenzó a fluir. Esta vez, por ambas fosas nasales.
—D—De todas formas, ¡haz algo al respecto! Si no controlas a un Kitsunebi de ese tamaño, esta habitación se incendiará. ¡Todos estamos en peligro!
—B—Bueno, aunque digas ‘haz algo’… La verdad es que, yo ya me deshice de las mías.
—Q—¿Qué? ¿Significa que esa cosa…?
—Así es… Kouta.
—¿Eh? ¿Yo?
La chica con orejas de zorro asintió firmemente.
—Cuando te poseí, las llamas se originaron a partir de tu cuerpo. Así que esas llamas son las tuyas, Kouta-kun.
Aunque ella dijera eso, Kouta volvió a mirar las llamas. El Kitsunebi estaba inquieto, agitándose en el aire. Esparcía chispas y el techo estaba completamente chamuscado. La tenue luz típica del Kitsunebi iluminaba incluso los rincones del salón de música en la oscuridad de la noche. Y un escalofrío recorrió su espalda.
No tenía otra opción, era su deber hacerlo. Por ello, curvó sus labios con una sonrisa y extendió ambas palmas de sus manos hacia el Kitsunebi.
—¡Detente!… Por favor. — exclamó Kouta débilmente.
Ante esa tímida petición, Tayura se tambaleó y cayó al suelo. Aun así, el movimiento del Kitsunebi se detuvo por completo.
Las voces de los dos zorros Yokai se sincronizaron, el Kitsunebi titubeó y las grietas en las llamas parecían una sonrisa de una bestia.
Luego de unos momentos, la expresión desapareció y se convirtió en una simple bola de fuego. Vibrando intensamente de arriba a abajo.
—Kouta-kun, lo hiciste bien. — dijo Chizuru mientras abrazaba a Kouta.
Su mano se deslizó por su espalda y se metió debajo del brazo de Kouta y luego lo cargó como si fuera una princesa.
Kouta con una expresión de asombro miró hacia arriba y vio el rostro sereno de Chizuru, iluminado por la peligrosa bola de fuego a punto de estallar.
Chizuru notó su mirada y lo observó desde arriba.
—¡Bien, vamos a dar el último golpe!
—¿El último golpe?
—¡Así es! ¡Huyamos de aquí!
Chizuru miró directamente hacia adelante. y corrió a toda velocidad hacia la ventana que Tayura había dejado abierta al entrar.
Kouta se aferró a la blusa de Chizuru ante este hecho inesperado.
—P—Pero esto está en el segundo piso…
Chizuru dió un saltó. Y aterrizó momentáneamente en el marco de la ventana, flexionando las rodillas como si estuviera usando un resorte.
Ante los ojos de Kouta se extendía el cielo estrellado. La luna en su fase creciente flotaba en el aire. A lo lejos se veía la ciudad, con luces de neón dispersas aquí y allá. Sin tener una sensación clara de realidad, Kouta miró hacia abajo.
El patio de la escuela parecía pequeño desde esa altura. Un gran óvalo dibujado con líneas blancas para correr, el campo de béisbol y fútbol superpuestos, las canchas de tenis, la piscina…
Al poder ver todo eso de un vistazo, Kouta perdió aún más la sensación de realidad y comenzó a temblar.
—¿Estás bien, Kouta-kun? — preguntó Chizuru con preocupación.
Kouta estaba siendo sostenido por Chizuru mientras volaban por el aire. Estaba completamente atónito de que ella pudiera dar un salto tan alto.
—Chizuru…
Un destello de luz brilló. En el instante en que la visión de Kouta se oscureció, se oyó una explosión.
La onda expansiva los empujó y su vuelo se aceleró. Mientras intentaba entender lo que estaba sucediendo, Kouta miró hacia atrás sobre el hombro de Chizuru.
Kouta se encontraba en una situación surrealista y confusa. Sosteniendo la ropa interior de la chica zorro en su mano. Aunque todavía no entendía completamente lo que estaba sucediendo, tenía una sensación de aceptación hacia ambos yokai.
Chizuru se apartó de Kouta y miró hacia abajo. La sala de música seguía envuelta en llamas y el humo oscuro se elevaba hacia el cielo nocturno.
—Tenemos que bajar de alguna manera. — dijo Chizuru con determinación — No podemos quedarnos aquí por mucho tiempo.
—¿Pero cómo vamos a bajar desde aquí? — preguntó Kouta, señalando el edificio en llamas.
Tayura se adelantó y miró alrededor, buscando una solución. Sus ojos agudos recorrieron el área para encontrar una salida.
—¡Ahí está! — exclamó Tayura, señalando hacia el costado del edificio. — Hay una escalera de incendios. Podemos usarla para descender.
Kouta asintió, aliviado de tener una opción. Siguió a Chizuru y a Tayura mientras se dirigían hacia la escalera de incendios. El calor del fuego y el humo denso les rodeaban, pero se aferraron a la esperanza de escapar de allí.
Una vez en la escalera de incendios, comenzaron a descender rápidamente. El sonido de las sirenas de los bomberos se acercaba, indicando que la ayuda estaba en camino.
Finalmente, alcanzaron el suelo y se alejaron del edificio en llamas. Kouta miró hacia atrás, viendo cómo los bomberos luchaban contra el fuego, intentando extinguir las llamas que habían consumido el salón de música.
Chizuru se acercó a Kouta y le colocó una mano en el hombro.
—Estamos a salvo, Kouta-kun. Has hecho todo lo posible para detener el fuego. Ahora, debemos enfrentar las consecuencias y encontrar una solución juntos.
Kouta asintió, sintiéndose reconfortado por las palabras de Chizuru. Aunque el futuro parecía incierto, sabía que no estaba solo en esta situación. Juntos, enfrentarían lo que estaba por venir y descubrirían la verdad detrás de los eventos inexplicables que habían ocurrido.
Con renovada determinación, Kouta se preparó para afrontar los desafíos que les aguardaban, mientras la noche continuaba envuelta en misterio y el vínculo entre él, Chizuru y Tayura se fortalecía cada vez más.
————————
El edificio escolar estaba prácticamente desierto, por lo que aquellos pocos que se encontraban allí quedaron sorprendidos por el estruendo repentino y el temblor, sin comprender qué estaba sucediendo.
Sin embargo, entre los presentes había un hombre vestido con traje. Con el cabello blanco peinado hacia atrás, y permaneció concentrado dentro de la habitación adornado por tatamis, en plena meditación contando en silencio. “…Treinta y ocho… treinta y nueve… cuarenta…”
El hombre con expresión seria continuaba pronunciando números sin cesar. Había pasado por los números del sesenta varias veces y empezaba de nuevo desde el principio.
Frente a él, se encontraba una pequeña mesa donde reposaba una taza de fideos instantáneos, con los palillos cuidadosamente colocados sobre la tapa.
De repente, abrió los ojos de golpe y fijó su penetrante mirada en el cronómetro que se encontraba junto a la taza de fideos instantáneos. El reloj digital mostraba que habían pasado tres minutos, y una ligera sonrisa se formó en la comisura de sus labios.
El hombre se sentó en posición formal, tomó los palillos y juntó las manos frente a su rostro mientras murmuraba en voz baja: “Itadakimasu”. Luego, introdujo los palillos en su boca y los rompió con un movimiento rápido.
En ese preciso instante, resonó una explosión y el edificio escolar tembló. El hombre soltó los palillos que tenía en la mano para mantener el equilibrio y agarró un shinai (espada de bambú) que estaba a su lado.
—Esa explosión… ¿La sala de música? ¿Quién demonios…? — exclamó mientras salía corriendo de la habitación, desplazándose sigilosamente por los pasillos.
En la placa de la puerta por la que el hombre salió, se podía leer “Dormitorio del supervisor”.
Por otro lado, en la oscuridad de un aula vacía y sin iluminación, alguien observaba fijamente la pantalla de una computadora portátil. El rostro de esta persona, iluminado por la luz del monitor, mostraba una expresión seria que no era común.
Tenía un semblante similar a una roca, con una nariz aplastada y una boca grande. Además, debajo de sus gruesas cejas, presentaba una cicatriz que cruzaba diagonalmente su ojo izquierdo. Si se observaba su cuerpo, tampoco tenía una apariencia convencional.
Poseía una espalda ancha como una pared, brazos robustos, cintura amplia y piernas musculosas. Junto a la grasa acumulada, se podían apreciar músculos prominentes en su cuello.
Vestía una chaqueta que parecía estar confeccionada a medida, ya que era excesivamente grande. En su pecho llevaba un parche de la escuela de color verde oscuro, indicando que se encontraba en su tercer año.
El hombre detuvo sus manos que estaban tecleando en el teclado y dirigió su mirada al monitor con su ojo derecho, moviendo sus gruesos labios.
“La compañía △× está aumentando su capital… Interesante”.
El hombre emitió un murmullo y permaneció inmóvil durante un momento. “…Voy a comprar”, dijo en voz baja. Justo cuando estaba a punto de hacer clic en la computadora…
De repente, ocurrió una explosión. El polvo caía del techo en diminutas partículas, pero el hombre, sin mostrar sorpresa alguna, sujetó firmemente la computadora portátil con ambas manos para evitar que se cayera.
Una vez que el temblor cesó, el hombre dirigió una mirada penetrante hacia la pared. Aquella dirección era… El sureste.
Con una expresión feroz y encantadora, el hombre esbozó una sonrisa. “¿Es fuerte? Sí, es fuerte. ¡Jaja, esto va a ser divertido!”, exclamó mientras tarareaba.
Luego, volvió su atención a la computadora.
—Me estoy emocionando. ¡No compraré, no compraré! No necesito acciones como estas
Murmuró con determinación.
Finalmente, se escuchó el sonido de un clic.
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