Ore no Ie ni Nazeka Gakuen no Megami-sama ga Iribitatte Iru Ken - Capítulo 26
Ore no Ie ni Nazeka Gakuen no Megami-sama ga Iribitatte Iru Ken
Capítulo 26:
Pensando en el regalo idóneo de la diosa.
Wakamiya se inclinó cortésmente hacia mí antes de salir de mi apartamento.
Suspiré en silencio mientras la despedía.
Recordando la fecha del nacimiento que ella señaló en su manual de estudiante hace un momento, me agarré la cabeza, sin saber qué hacer.
—¿Es justo después de los exámenes? Esto no es bueno…
Si sabía que esto iba a pasar, quería saber su cumpleaños antes. Pero entonces, evité la peor probabilidad. Su cumpleaños no había pasado todavía. Estemos contentos con eso.
Había superado la primera barrera de “saber su fecha de nacimiento”.
Lo que sigue es… saber lo que ella quiere.
De momento, recibí algunos consejos de Kenichi sobre lo que debía comprar.
Para resumirlo…
Recibir accesorios de alguien que no es particularmente cercano a ellos sólo hará que una chica se asuste.
Sospecharían si el chico tiene motivos ocultos. Además, las chicas normalmente no se pondrían cosas que recibieran de una persona desconocida.
Con eso, los accesorios eran un rotundo no
Supongo que puedes dárselo a alguien que tenga una relación estrecha contigo, como tus amantes…
Además, no sabría cómo lidiar con sus reacciones si le regalara ramos de flores, así que también era un no.
El receptor del ramo tenía que tratar las flores adecuadamente y ponerlas en el jarrón, lo que suponía mucho trabajo… Así que también taché esta idea.
Por cierto, Kenichi recomendó regalarle pequeños artículos como crema de manos o exfoliante corporal.
¿Pero qué tipo de marca debería elegir? No sabía nada de ese tipo de productos…
—Supongo que no me queda más remedio que pedirle consejo al popular…
agarré mi smartphone y llamé a Kenichi.
En momentos como este, alguien con un número de contactos de un solo dígito como yo podía encontrar rápidamente a la persona que quería llamar.
Aunque era bastante triste admitirlo…
No tuve que buscar su nombre. Apareció cuando abrí la aplicación…
—Kenichi, ¿tienes tiempo ahora?
—¡Hey~! Me alegra recibir una llamada de Towa~ Ya que me llamas ahora, eso significa que no podrías preguntar cuándo es su cumpleaños, ¿verdad? ¿O tal vez quieres pedirle un consejo a mí? ¡¡Wahhh!! ¡Estoy feliz de ayudarte, amigo mío!
Su voz de alta tensión resonó en mi cabeza. Tan ruidosa.
—Voy a colgar.
—¡Ah! Espe…
Pulsé el botón de finalizar la llamada y suspiré.
Ahora, busquemos información en Internet. Después de todo, todo era accesible en esta sociedad de internet.
Bzzz, bzzz. Miré mi smartphone que zumbaba insistentemente.
Me llamaría una y otra vez si lo ignoraba, retrasando mi investigación.
No podía ser de otra manera… Le seguiría la corriente.
—¡No cuelgues!
—Eres más molesto de lo que pensaba.
—¡Eso es cruel! Tú eres el que me llamó primero…
—No esperaba que estuvieras tan enérgico a estas horas de la noche…
—Está bien, ¿no? De todas formas, me has llamado porque necesitas algo de mí, ¿no? Towa, es imposible que me llames para charlar.
Como de costumbre, el tipo social era agudo. Chasqueé la lengua interiormente al ver cómo se las arreglaba para adivinar mi intención.
—Kenichi, el cumpleaños de Wakamiya es justo después de los exámenes…
—¿Oh? ¿Oh, oh, oh? ¡Así que se lo has pedido!
Me irritó mucho ver cómo Kenichi se emocionaba, pero lo soporté. Tal vez las venas azules salieron en mi frente ahora.
—Sí se lo he pedido. ¿No puedo?
—No, no~ ¡Definitivamente puedes! Bueno, Towa es un cobarde, así que estaba seguro de que no serías capaz de pedírselo y llorarme~
—Siento mucho que me llames cobarde. Lo haré cuando tenga que hacerlo…
Aunque logré saber su cumpleaños gracias a la inesperada ganancia…
Pero no tuve que decírselo a Kenichi especialmente.
—Hmm, ya veo. Pensé que lo sabías por accidente. Por ejemplo, tal vez lo viste en su manual de estudiante.
—De ninguna manera. Lo sabía porque soy un orador elocuente…
A veces, Kenichi decía algo que me hacía preguntarme si era un esper. ¿Quizás nos estaba observando?
—¡Ja, ja! En cualquier caso, ¡has terminado el primer paso! ¿Así que quieres preguntarme sobre recomendaciones de marcas para el regalo?
—Haa. Sí. Eso es.
Sonreí amargamente a través del teléfono. Kenichi seguía adivinando que ahora tenía ganas de reír.
—Tampoco estoy muy familiarizado con ese tipo de marcas. Por cierto, Towa. Basándonos en nuestra conversación durante el día, ¿qué piensas regalarle?
—Hmm… crema de manos Mentholatum.
—¿Le vas a dar un producto para el cuidado de la salud?
—¿No debería? Siento que es una opción más segura…
—¿Hablas en serio…?
Incliné la cabeza ante la voz asombrada de Kenichi.
—Ya veo. Tengo que comprar el paquete más grande para que pueda usarlo más tiempo, ¿verdad?
—¡Espera, espera! Se supone que tienes que regalar una crema de manos perfumada, ¡ya que es un regalo para una chica!
—Ahh, ya veo.
Tomé notas en el papel que tenía a mano. Así que tengo que regalar algo con estilo, eh.
—Oh no… no esperaba que fueras tan extremista.
—No hace falta que me alabes.
—¡No te estoy alabando!
Escuché un suspiro desde el teléfono. Pero no era necesario que se asombrara tanto. No se podía evitar ya que no sabía nada de esto. Hasta ahora, no había tenido oportunidad de hacer regalos…
—Tenemos que tratar este problema urgentemente.
—¿Eh?
—¡Sí! ¡Después de todo, son las chicas las que pueden ver las cosas desde la perspectiva de una chica! Así que vamos a intercambiar.
—¿Eh, intercambiar…?
—Hola, ¿Tokiwagi-san? Habla Fuji.
Una voz fría salió del teléfono.
—Um… ¿Por qué estás en la casa de Kenichi…?
—Soy su novia.
—Pero ya es tarde en la noche, ¿verdad…?
—Soy su novia.
—Ah, sí…
Parece que no quiere responderme. Decidí no cuestionar más esto por ahora.
—He estado escuchando su conversación desde hace un rato. He entendido que eres muy malo en esto, así que escribe lo que voy a decir palabra por palabra.
—De acuerdo.
—Contéstame con un ‘Sí’.
—Sí…
Da miedo. Tenía sudor frío en la frente.
Fuji-san era una belleza genial, pero no duraría hablando con ella ni cinco minutos. Como pensaba, Kenichi era increíble.
Después de esto, la plática de Fuji-san duró treinta minutos más.
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