Kuro no Senki: Isekai Ten’i Shita Boku ga Saikyou na no wa Bed no Ue dake no You desu - Capítulo 2
Kuro no Senki: Isekai Ten’i Shita Boku ga Saikyou na no wa Bed no Ue dake no You desu
Capítulo 2:
La ciudad de Hachel se encontraba a medio día del bosque. Tyria estaba recibiendo un reporte del Marqués Erakis dentro de su residencia. Después de escuchar el reporte…
“¡¿Qué acabas de decir?! Bastardo, ¿vas a huir?”
“¡Hii!”
Cuando Tyria gritó, el Marqués Erakis gritó y se arrodilló.
Su cuerpo estaba temblando del miedo, pero en sus ojos, se podía ver la luz de la rebeldía.
Pensó que, al no tener experiencia en este campo, la chica no tenía derecho a reprocharle nada, y esa idea parece haberse transferido a ella.
Por supuesto, ella estaba enojada, pero le era inevitable admitir que era verdad.
La razón por la que se le permitía gritarle al Marqués Erakis, quien era mayor que ella, era por su posición como hija del Emperador de Kepheus, Ramaru el quinto y también por su título como la primera heredera al trono.
“Pe-Pero con eso podemos ganar algo de tiempo. Creo que e-es un preció barato a tener que combatir a 10, 000 enemigos con solo 1, 000 personas…”
“¿En serio eres un comandante?”
Tyria estaba impresionada por los comentarios del Marqués Erakis.
Hace treinta años, el Imperio de Kepheus tuvo una época turbia.
El enfrentamiento por el trono se convirtió en una guerra civil que permitió la invasión de las ciudades-estado independientes y los bárbaros.
Los aristócratas de ese momento no podían hacer frente a un desarrollo tan rápido y anormal, y el imperio estuvo al borde de la extinción.
El imperio hubiera sido destruido si su padre, el emperador, no hubiera tomada prestada la fuerza de los mercenarios.
En ese entonces, al estar al borde de la destrucción, el Imperio aprendió una buena lección.
“¿Me estás diciendo que Chrono está incluido en ese precio?”
“Su alteza, ¿conoce a Chrono-dono?”
El Marqués Erakis hizo la pregunta mientras levantaba su rostro.
“Chrono y yo fuimos compañeros en la academia militar. ¿No lo sabías? Eres su jefe.”
“Po-Por favor discúlpeme.”
Cuando Tyria respondió fríamente, el marques Erakis se arrodilló una vez más.
Estaba irritada por su comportamiento, pero no podía hacer nada. En este momento ya no tenía ni el tiempo de maldecir a alguien…
“¿Cuántos días?”
“¿Ha?”
“¡Te estoy preguntando cuantos días tardarán en llegar los refuerzos de los territorios circundantes! ¡¿Me estás diciendo que no les vamos a ayudar a pelear?!”
“¡Tra-Trataré de confirmarlo de inmediato!”
El Marqués Erakis se puso de pie y salió corriendo de la habitación.
“…Chrono eres un estúpido. Si las cosas siguen así, solo habrás ido a morir…”
Tyria maldijo un poco.
“…No.”
Tyria sacude su cabeza y recuerda los eventos que hicieron que la acercaron a Chrono.
Fue hace medio año. En un ejercicio de la academia militar, tuvieron una batalla defensiva con banderas.
El equipo de Tyara tenía una posición ventajosa y dominó el campo de batalla.
Cuando estaban seguros de su victoria, un temerario equipo los atacó.
En ese momento, Chrono estaba en ese campo de batalla, liderando el equipo enemigo.
Tyria recibió la última batalla atacando con todo su ejército, con el objetivo de destrozarlos completamente, pero toda su armada terminó derrotada en esa emboscada y perdió todas sus banderas.
El enemigo parecía atacar de forma imprudente, pero al final todo fue una finta.
“Todavía nos queda una posibilidad.”
Si nos basamos en el sentido común, era imposible que podamos ganar una batalla contra un ejército que te supera diez veces en números, pero, tratándose de Chrono, entonces—Esa idea cruzó su mente.
***
Chrono llevó a Mino a inspeccionar los campamentos que habían construido. Sus subordinados estaban sentados en el suelo, probablemente exhaustos por lo rápido que hicieron su trabajo.
Sin embargo, también podría ver a los enanos inspeccionando la cerca y a unos cuantos hombres bestia vigilando.
“Esto se siente como todo un campamento, ¿eh?”
“Cierto, de toda esa desesperación…”
“No tienes que decirlo así, aunque es verdad que nuestro futuro es incierto”
Chrono trató de reírse amargamente. Sus palabras, las cuales parecían aceptar la muerte, eran increíbles.
Se me muy relajado y, en esta situación, algunas personas podrían sentir celos de él al ser capaz de hacer eso.
“¿…Cómo va todo?”
Chrono le habló a un hombre bestia con cuerpo de León.
Actualmente estaba afilando lanzas, pero su figura era intimidante.
Su nombre es Leo—uno de los oficiales al mando (un capitán) que lideraba a cien hombres de infantería.
“…No hay problema.”
“¡Leo! ¿Qué crees…?”
“Está bien, Mino-san.”
Chrono golpeó suavemente la espalda de Mino.
“No habrá problemas siempre yu cuando entiendan mis palabras.”
“No solo me refería a su tono…”
“Si pelean como les ordené, no me importa nada más. Leo, ¿seguro que lo entendiste todo?”
“…Por supuesto.”
Leo le respondió a Chrono, su cuerpo estaba temblando.
“¿¿Qué ocurre??”
Al voltear, vio que Mino estaba parado con la espalda recta.
“Estaré esperando buenos resultados, ¿entendido?”
“Trataré de cumplir con sus expectativas.”
“Muy bien, por favor haz lo que te ordené.”
Crono entonces golpeó ligeramente los hombros de Leo y se dirigió a la cerca.
“Mino-san, ¿qué fue lo que ocurrió?”
“No hice nada. Estaba asustado de usted, General.”
“¿Eh? ¿Asustado de mí?”
Chrono preguntó de nuevo.
Leo era un soldado veterano al igual que Mino. Si a Chrono le decían que una persona así estaba aterrada de él, era natural que no lo creyera de inmediato.
“General, algunas veces, pone unos ojos muy fríos.”
“¿Me pregunto si debería tratar de arreglarlo?”
“Aunque, en mi opinión, es algo bueno.”
“Pero tener un comandante que muestre sus propias emociones es un poco…”
Creía que un comandante debía mantener la calma.
“Es algo difícil para alguien que se acaba de convertir en comandante hace dos días, ¿sabe?”
“Eso dices, pero a Mino-san le pasó lo mismo, ¿no? Te convertiste en mi ayudante hace dos días.”
Hace dos días, Chrono recibió el rango de cadete y Mino fue asignado como su ayudante.
“Bueno, el título fue lo único que cambió, mi forma de ver al general nunca cambió.”
“A veces puedes decir cosas muy malas, ¿eh?”
Era verdad que Chrono no podía hacer nada. Fue gracias a su título como aristócrata que se convirtió en oficial al mando.
“¿Hmm?”
Chrono notó a un minotauro agachado cerca de la cerca.
“¿Ese es Horus?”
“En efecto, es él.”
Chrono estaba feliz de no haberse equivocado. Horus también era un oficial al mando, pero su personalidad era bastante madura. Si la cabeza de Mino se parecía a la de un toro bravo, entonces la cabeza de Horus se parecía a la de una vaca lechera.
“Me pregunto ¿qué ocurrió?”
“¿Tal vez también está inspeccionando las cosas?”
“Acerquémonos a hablar un poco.”
A medida que Chrono se acercaba, Horus se volteó a verlo.
“Te ves un muy mal forma, ¿de casualidad tienes diarrea?”
“N-No, no, no, tan solo estoy asustado…”
Horus respondió, su cuerpo estaba temblando. Su apariencia definitivamente era graciosa.
“También estoy asustado, ¿sabes?”
“Chrono-sama, no se ve para nada asustado.”
“No, lo digo en serio, estoy asustado.”
Chrono sonrió amargamente.
“¿En serio?”
“Claro.”
Horus miró a Chrono y suspiró.
“Entendido. También me voy a esforzar.”
“Ese es el espíritu.”
Chrono entonces tocó el hombro de Horus y vio al enano que estaba inspeccionando la cerca.
“Goldy, siempre tan trabajador, ¿eh? ¿Cómo se encuentra la cerca?”
“Está en perfectas condiciones.”
El enano—Goldy, otro de los oficiales al mando—volteó a ver a Chrono.
“Ya lo comprobaste todo?”
“Sí, es un hábito mio…”
“¿Un hábito?”
“Así es. No puedo mantener la calma si no estoy haciendo algo…”
“Ya veo, pero hazlo con moderación.”
“Entendido.”
Chrono entonces tocó el hombro de Goldy y pasó a través de la cerca.
Justo después de pasar la cerca, vio a un semi-humano, con un cuerpo lo suficientemente grande para rivalizar con el de un minotauro.
Es un hombre lagarto. Un oficial al mando de cien hombres, Lizardo.
“Lizardo, ¿cómo estás?”
“…”
Lizardo respondió con su silencio. Bajó la mirada, y al ver a Chrono, su lengua salió de su boca, como la de una serpiente.
Algunas veces, Chrono se preguntaba si lo estaba viendo como comida o—
“Lizardo, ¿está bien? ¿Tiene hambre?”
Chrono le preguntó a Lizardo mientras hacía unos gestos.
“General, ¿por qué está hablando tan formal?”
“No, bueno, inconscientemente yo…”
“…El enemigo.”
Lizardo murmuró y Chrono inmediatamente dirigió su mirada al bosque.
Cinco caballerías aparecieron del interior del bosque. Usando armaduras de cuero.
“¿…General?”
“No quiero que se acerquen, voy yo…”
“Mis piernas están que tiemblan de la emoción.”
“¿Estás seguro que están temblando por la emoción?”
Chrono se dirigió lentamente a la unidad de caballería. Su estómago le comenzó a doler una vez más. Después de salir de la zona de la cerca, miró a la caballería.
“…M-Mi nombre es…”
Su voz temblaba tanto que comenzó a sentir lastima por si mismo, pero después de haber llegado tan lejos, no había forma de dar marcha atrás.
“¡Mi nombre es Chrono! ¡El primer hijo del Barón Kurodo Crawford! ¡Puede que entre ustedes se encuentre un caballero famoso! ¡Fallar contra el plan de una persona ordinaria será muy vergonzoso, por eso les pido una batalla uno contra uno!”
Cuando Chrono removió su espada, uno de los caballeros dio un paso al frente.
“¡Mi nombre es Aucrisia! ¡Yo cumpliere tus demandas!”
Diciendo eso, Aucricia avanzó rápidamente.
Momentos después, cuando alcanzó su velocidad máxima, Aucrisia fue golpeado en la nuca.
Tal vez, esa persona nunca sabrá qué fue lo que le pasó.
Estaba atrapado—Tenía una cuerda en su garganta.
“¡Ma-Maldito bastardo tramposo!”
“¡Nos ofreciste un combate uno contra uno, pero te atreviste a hacer eso, como noble, ¿qué tipo de comportamiento es ese?!”
“¡Tu pecado merece la muerte!”
“¡Te destrozaremos con nuestras propias manos!”
Los cuatro gritaron y corrieron hacía Chrono. De alguna forma lograron evitar las cuerdas.
—
“¡Ahora!”
Cuando Chrono gritó, incontables estacas salieron del suelo.
Las estacas atravesaron a los cuatro caballeros sin esfuerzo alguno. Todos fallecieron al instante.
“Shiro, Haiiro, gracias por su duro trabajo.”
Cuando Chrono le dio las gracias, dos hombre bestia aparecieron de los arbustos. Uno era blanco y el otro gris. No hace falta decir de dónde son. Ambos son de la tribu de los lobos.
“Chrono-sama, dimos nuestro mayor esfuerzo.”
“Yo me esforcé más.”
Lo miraron con los ojos brillantes de un perro.
Chrono deseaba que se comportaran más como unos oficiales al mando, pero que siguieran sus órdenes al pie de la letra era más que suficiente por ahora.
“Gracias por todo su trabajo.”
“Entendido.”
“Nos esforzamos al máximo.”
Eso fue lo que respondieron. A ellos les habían dado las ordenes de esconder las trampas.
“…Fuh.”
“¿Qué está haciendo?”
Mientras Chrono suspiraba, Mino se acercó a hablarle.
“Nos salvamos gracias a ustedes, Shiro, Haiiro…”
“Honestamente, pensé que el General de verdad iba a enfrentar al enemigo.”
“No soy tan estúpido.”
“Esperaba que al final murieras con orgullo, como aristócrata.”
“Claro, creo que pelear como un aristócrata es genial, pero morir por mi orgullo sería una tontería.”
Si pudieras ganar usando tu orgullo, entonces la vida sería fácil.
“¿Qué va a hacer con sus cadáveres?”
“Quiero asustar al enemigo, así que por ahora podemos dejarlos en dónde están…”
“¿No le preocupa exponer sus trucos?”
“En realidad, es lo más conveniente para nosotros. Si el enemigo cree que tenemos estacas por todas partes, podremos controlar sus movimientos.
“¿Será tan fácil?””
“Cuando llegue el momento, nos adaptaremos.”
Chrono una vez más miró las profundidades del bosque.
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